Parte II

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Parte 2:
Pasados y problemas

—Rogers —Su tono de voz era seco y algo indiferente, nada fuera de lo normal del Stark al cual conocía, o bien recordaba. Había pasado tanto que su apariencia era lo que no había olvidado hasta el momento, por otro lado; su voz era algo que ya con dificultad recodaba.

Aún así, había algo en su voz que no era muy particular en él, o al menos así lo sentía, esta tenía un pequeño temblor.

—Un celular analógico —pauso brevemente—,¿por qué... no me sorprende? —Tal vez hubiera reído antes por el comentario, pero en ese momento estaba tan concentrado en el temblor y las pausas que había hecho que aquello que había dicho apenas y lo había procesado.

—¿Estás bebiendo? —pregunté algo perplejo.

Su comentario había sido igual de sarcástico a como lo recordaba, o bien creía que era, sabía que el tiempo pasaba y el ser humano aunque no quisiera olvidaba. Pero aquellas pausas y temblores, solo, no eran particulares él y de eso estaba seguro.

—¿Acaso tienes cámaras en mi guarida? —cuestionó—. Primero el estupido celular analógico que ni siquiera tiene seguridad para no ser rastreado y ahora cámaras, vaya Rogers.

—Claro que lo tiene —repliqué. Me habían dicho que con aquel celular no podrían dar con mi paradero, aunque estábamos hablando de Tony, el hijo de Howard Stark, no había algo imposible para ese hombre.

—¿Estas subestimándome, Rogers? ¿A mí? ¿En serio? —cuestionó con cierto tono de indignación en su jerga—. ¿Tú en verdad... crees que yo no podría encontrarte con solo mover un dedo? —rio.

Me quede callado ante aquello, ciertamente podría hacerlo hasta con solo pensarlo.

—Pero no lo haré —declaró—, ¿para que... para qué querría ver tu rostro de más de 90 años? Suficiente tengo con ver... tu rostro en todas las juntas que hasta ahora he tenido —bramó entre cortas pausas.

Ante aquello bufe levemente al llevar mis ojos a Bucky, la expresión de mi amigo no había cambiado desde el primer día en el que le congelaron, y claro que no cambiaría; era hielo.

—¿Para qué llamaste? —pregunté más despectivo de lo que había esperado.

Un silencio se volvió a hacer al otro lado de la línea mientras me encaminaba al ventanal que me daba la vista perfecta a la estatua de la pantera, dejando atrás a mi buen amigo.

—Me diste el celular —suspiró, o había creído escucharle hacerlo—, ¿para qué? —preguntó ignorando mi pregunta por completo.

¿Para qué?

Aquello se lo había dicho en la carta, o creía haberlo dado a entender. El celular se lo había dado para que me llamara si la situación lo ameritaba.

—Por cualquier emergenci...

—¡Vamos Rogers! —exclamó abruptamente—. Sabes que no necesitaría tu ayuda ni aunque el mundo fuera atacado por extraterrestres, de nuevo —declaró con molestia—. No necesito nada de nadie, menos de un —pausó—, de un traidor que puso a todos en riesgo... de un doble cara —Por más que quisiera interrumpirlo, no lo hice y no lo haría, al menos no en ese preciso momento—. Soy un Stark, al igual que Howard Stark, ¿lo recuerdas? —cuestionó despectivo—. Él que creo tu escudo, el mismo que te ayudo... ese que... que tu «amigo» mato —señaló no evitando enfatizar de más en lo último. Cerré con fuerza los ojos sintiendo mi estomago revolverse y mi paciencia esfumarse—Él qu...

—¡No era él! —bramé una vez frente al ventanal—. No era él y lo sabes —dije no dándole el tiempo a seguir.

Bucky no hubiera hecho aquello en su sano juicio.

La Llamada | StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora