Oscuro

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Me llamaba Ash Becker, llevaba secuestrada más de ocho años; hacía tiempo que dejé de contar los días.

Para mí el tiempo paró desde aquel día de mayo.

Tengo lagunas sobre el día en que me secuestraron, solo recuerdo momentos antes del secuestro cuando fue mi mejor y a la vez el peor día de mi corta vida, entonces tenía siete años. Al día siguiente del secuestro me desperté en un sótano viejo y oscuro con la cabeza manchada de sangre, aparte del golpe que hubiera recibido, el shock habrá hecho de mí profundas lagunas.

Mi alimentación se basaba en restos de comida más un duro trozo de pan y si había suerte, contaba también con un vaso de agua aproximadamente una vez a la semana. Estaba en los huesos. Las primeras semanas al secuestro intenté de todas maneras pedir ayuda pero, nadie acudía. Solo respondía el silencio.

Con el tiempo dejé de llorar todas las noches que él venía a por mí; no sé cuando dejé de sentir dolor. Estaba esperando a morir.

Durante todos estos años, la pesadilla se había ido repitiendo día tras día ; también había optado por el suicidio, pero a quien quiero engañar, nunca había sido capaz.

Tenía miedo; tenía miedo cuando el sol desaparecía atrayendo la oscuridad, la cual me indicaba que faltaban pocas horas para su llegada.

Tenía miedo de dejar de vivir, de que justo cuando muriera, me encontrarán, pero ya hubiera sido demasiado tarde.

Tenía miedo de vivir, agotando ya el sacio de él atrapando mi final.

Pero un día todo fue diferente.

Un día la puerta no se abrió de noche, sino de día.

Secuestrada|| Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora