Sentir de nuevo

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Estaba en un agujero negro pues era infinito y completamente obscuro; de repente empezó a nevar, la nieve pesaba demasiado para mi cuerpo que me hacia caer lentamente al piso obscuro y vacío, la espesura caía en mi cuerpo con tanta fuerza que podía estar seguro que me hacia orificios en la piel, por tanto peso y dolor que sufría mi cuerpo dejo de reaccionar pues ya no sentía nada; cuando el ultimo copo de nieve cayo en mi ojo derecho oí un latido que me retumbo los oídos. Desperté.

Mi cuerpo respondió rápidamente ante el feroz latido y me senté; a mi alrededor pude ver árboles totalmente cubiertos de espesura igual en el suelo una que otra rama salía a la superficie, en ese instante mi mente se lleno de preguntas: ¿Por qué puedo ver? ¿Por qué puedo respirar? ¿Por qué no siento dolor en mi cuerpo?...... ¿Por qué mi corazón sigue latiendo?

Me pare en busca de respuestas; respirar el oxigeno como si fuera la primera vez, me hacía una satisfacción excitante y no quería parar. No podía. La brisa congelada que entraba por mis orificios nasales pasaba por todo mi cuerpo en busca de más. Lo primero que capto mi vista al levantarme fue un río, me dirigí hacía el mirando mis pies pálidos y desnudo, los frotaba contra la nieve cubriendo la separación de mis dedos, lo hacia con tanta fuerza que se me hizo extraño no experimentar algún dolor. Ya no tenia presente mi imagen, no sabia como era. Roce mi mano con mi cabello agarrando un mechón. Lo mire. Café oscuro. Lizo. Recorrí las yemas de mis dedos por mi cuello para llegar a mi mejilla. La sentí. Suave y helada. El camino así el río se me hizo eterno hasta que el tacto de el agua congelada con mis pies me hizo estremecer; no recordaba como se sentía esa satisfacción purificadora y regalaste. Voltee a ver a mis pies y me tope con el agua apaciguada del río; me reflejaba perfectamente en ella. Me recordé. Cabello café oscuro lizo, ojos verdes olivo, piel pálida, mis pesas destacaban ante mi piel. Pero me equivoque en varias cosas: mi piel esta más pálida de lo normal, mis pecas si destacaban pero no por ser más obscuras si no por ser mas claras; con los rayos del sol resplandecían como copos de nieve, mis labios estaban morados como el ocaso y los más anormal eran mis ojos.

CatarsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora