***Sungmin***
Exactamente a las diez de la noche se empezó a escuchar la música a todo volumen por la casa. La fiesta que había preparado Kyuhyun iba cobrando cada vez más ritmo y público mientras el tiempo pasaba, al igual que mi tic del ojo, el cual se iba haciendo notar cada vez más. Música, gritos de emoción, voces coreando las canciones, exclamaciones estúpidas. En resumen, una fiesta de Kyuhyun el simio Cho, también reconocida como «escándalo total» o «mañana estaré con resaca». Ya podía imaginar el desastre que habría a la mañana siguiente.
-¡Ugh, cállense!...-Exclamé desde mi habitación mientras tapaba mis oídos con las palmas de mis manos.
Mis palabras eran como un susurro inaudible comparando el ruido de allá afuera. Tenía sueño, quería dormir, y no podía por la simple razón de que al maldito chico de ojos lindos se le había ocurrido hacer una estúpida fiesta en la propiedad. El ruido era estruendoso, y molestaba, demasiado. Se me ocurrió que algún vecino llamaría a la policía, avisando el desorden, y que prontamente la fiesta se acabaría. Sin embargo, no parecía tener la pinta de que ocurriría. Debía pensar en algo y rápido, amenos que quisiera pasar toda mi noche despierto por culpa del griterío proveniente de la sala de estar. Finalmente, una idea se me vino a la cabeza. Me dirigí a mi armario, saqué de éste la ropa más sexy, linda y fiestera que encontré, y me vestí con ella. Escapar de esta fiesta haciéndome pasar por un loco adolescente más del montón de los populares debía de ayudar un poco.
Salí de mi habitación escabulléndome y bajé las escaleras de manera sutil, sin que nadie notara mi existencia. Llegué a la puerta de entrada, la cual estaba abierta para el público, literalmente, y salí de la casa, dirigiéndome al parque o a algún lugar cercano donde no hubiera tanto ruido. Opté por no ir al parque, probablemente me perdería de nuevo y hoy no habría desgraciadamente nadie para rescatarme. Así que, completamente solo, me decidí por entrar a una pizzería que había por ahí y que, según el cartel de al frente, estaba abierta las veinticuatro horas. La campanilla de la puerta al momento en que entré se hizo sonar por el local. Me senté en una de las mesas que estaban al lado del ventanal y acomodé mi cabello. En el restaurante estaba yo en una mesa, una pareja de pandilleros en otra más apartada, y un chico con gafas leyendo en una mesa cercana a la mía. Sinceramente se estaba tranquilo, después de todo no había más ruido que el de la música de fondo.
-¿Qué quieres para comer?...-Preguntó con una voz irritante una chica que se apareció de repente enfrente mío. Llevaba un delantal de color celeste y por su aspecto no se veía muy a gusto con este lugar.
-Una pizza de quezo...-Sonreí en respuesta. Ella lo anotó en su libreta pequeña y, luego de lanzarme una mirada de asco, se adentró a la cocina. Cuando ya había desaparecido de mi vista solté todo él aire que había retenido. Sinceramente esa chica me daba miedo, mucho miedo. Se veía jodidamente terrorífica, como si cuando estuviera distraído me iría a cortar la cabeza o qué sabía yo. Bajé la mirada y ésta se topó con un salero. Estaba aburrido, así que reaccioné a tomar el salero entre mis manos. Sin embargo, el gran asco recorrió todo mi cuerpo al momento de sentir el material pegajoso. Qué asqueroso lugar. Ni siquiera quería saber por qué estaba pegajosa esa cosa. Estaba a segundos de robarme una servilleta para limpiar mis manos, cuando la voz de un chico hace que me detenga de inmediato.
-Te recomiendo que tampoco cojas el servilletero...-Dijo él con un tono de voz un tanto divertido. Al instante alejé mi mano del metal que guardaba las servilletas...-Hola, me llamo Yesung...-Se presentó el chico amablemente y se sentó enfrente mío. Ah, él era el chico de las gafas que leía el libro.
-Hola, yo soy Sungmin...-Le sonreí tímidamente y limpié mis manos torpemente en mi chaqueta. El rió ligeramente.
-Lindo nombre...-Halagó él y yo sonreí en agradecimiento...-¿Qué haces por aquí?
-Es un restaurante de pizza, supongo que puedo venir cuando quiera ¿no?...-Dije un tanto sarcástico. Él soltó una pequeña risita. Al parecer era un chico muy optimista, alegre o definitivamente le gustaba reír.
-No es eso. No es un buen restaurante que digamos, nadie pide pizza aquí. Vienen las parejas a pasar el rato a solas o algo parecido. Yo vengo aquí por el silencio, además el agua tampoco está mal...-Bromeó con esto último y yo solté una ligera risa.
-Yo vengo aquí porque el idiota que tengo como compañero de casa, se decidió a hacer una fiesta...-Respondí haciendo un ademan con la mano que explicaba que de todas formas me daba igual lo que ese simio idiota hiciera. Yesung le echó un vistazo de reojo a mi ropa.
-¿Y qué pasó? ¿Te decidiste irte de la fiesta?...-Preguntó él. Yo negué con la cabeza un tanto entretenido.
-Nop, Para pasar desapercibido me he vestido así...-Contesté señalándome a mí mismo.
-Ya veo. Pero bueno, te ves muy bonito vestido así...-Dijo él con una sonrisa encantadora y yo me sonrojé inevitablemente.
-Gracias...-Fue lo único que atiné a decir y tímidamente bajé un poco la mirada. Una carcajada proveniente del chico que me acompañaba me hizo alzar nuevamente la cabeza.
-Tranquilo, si quieres que no te diga estas cosas sólo dímelo...-Me dijo él, haciéndome entrar en confianza rápidamente.
-No me digas más esas cosas...-Él se encogió de hombros.
-Si no quieres que te diga la verdad, por mí está bien...-Respondió él y yo sonreí tímidamente. Luego de aquello, la mesera de delantal celeste nos interrumpió.
-Aquí tienes tu pizza...-Me dijo antes de dejar bruscamente la comida en mi mesa. Después, se fue nuevamente a la cocina. Miré la pizza casi tratando de no vomitar. Creo que había una mosca allí. También vi que algo se movía. Por Dios, qué asqueroso. Me decidí por tomar un pedazo de masa, y sí, digo masa porque el queso y todo lo que había encima se cayó al instante en que tomé el trozo. ¿Podía ser peor? Prefería no saberlo. Yesung rió al ver mi expresión.
-Si tienes tanta hambre podemos ir a otra parte...-Comentó él, haciendo que mis deseos de comer golosinas y azúcar despertaran al instante.
-Quiero galletas. Él sonrió dulcemente.
-Lo que quiera el señorito.
..........Mas Tarde..........
-¡Ja! Eres un perdedor de primera...-Dije yo burlándome descaradamente de Yesung.
-Esto es imposible. Otra partida...-Demandó tercamente. Yo me encogí de hombros y acepté. Yesung pagó por la asquerosa pizza del restaurante, la cual claramente no merecía ser pagada. Luego de ir a comprar galletas y comérnoslas, él me ofreció ir a un lugar, conocido como centro de videojuegos. Y era jodidamente divertido. Además de que le había ganado a Yesung ya tres partidas.
-¡Woohoo!...-Celebré alegremente y di un pequeño salto de felicidad.
-No puedo creerlo. La primera vez te dejé ganar, pero ya van tres veces que me ganas mientras doy lo mejor de mí en el juego...-Dijo dramatizando un poco al final. Yo solté una carcajada.
-No me juzgues por parecer un chico fragil...-Le advertí arqueando una ceja, entretenido por la situación.
-Debiste habérmelo dicho al principio...-Dijo él, fulminándome entretenidamente con la mirada. Luego de haberle ganado ya seis juegos, nos fuimos del lugar porque tenían que cerrar y éramos los últimos que quedaban. Salimos del local y ambos caminamos en dirección a la pizzería, para luego cada uno regresar a casa por su camino...-Fue divertido pasar tiempo contigo, Sungmin..-Mencionó él contagiándome su sonrisa.
-Lo mismo digo, Yesung.
-Nos vemos...-Se despidió de mí con un leve beso de mejilla.
-Adiós...-Dije yo antes de agitar la mano en forma de despido y me encaminé en dirección a la casa del simio idiota.
Al llegar a casa la fiesta aún no había acabado. Genial. ¿Ahora cómo le haría para dormir?
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Viviendo con el nerd
Fanfictionla historia no es mía pero la ame lloré y la búsque aquí y no la encontré espero que les guste