LA MONJA DEL SACERDOTE

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Todo estaba oscuro, frío y solitario no había nada a parte de él, tristeza, amargura y soledad, todo ese mal chiste nunca terminaba, ¿cómo terminó allí? No lo sabía.

Despertó en una habitación oscura y fría sin saber qué había pasado, su único recuerdo era su madre cubierta de sangre, su hermana igual que su madre, tendidas en el pavimento y su padre ... Dios su padre lo atravesaba una rama del árbol con el cuál se estrellaron, y él ... Él estaba en la silla para pequeños, qué salió como proyectil y se deslizó por la carretera safando una de sus piernas, rompiéndole el fémur, no sentía dolor, sólo sentía el frío de la lluvia, el impacto de aquel escenario, el terror de la oscuridad.

-¿Mamá? ... ¿P-Papá? ... ¿K-Karin? ... ¿O-Oigan? ...- sus pequeñas manos trataban de desabrochar el cinturón de seguridad.

Como pudo, se safo el cinturón y el broche de seguridad, se trató de poner de pie, pero inútilmente tambaleó al apoyar el pie derecho, un agudo dolor, un líquido caliente recorriendo su pierna ... Gritó, gritó con todas sus fuerzas ... De dolor, miedo, tristeza, enojo ... Se aferró a su pierna, era muy delgado, con piernas de fideo, eso le solía decir su madre, su madre, la que estaba tendida al lado de su hermana.

Levantó el rostro, su vista estaba nublada, por la lluvia, por las lágrimas, vio la borrosa figura de su madre, la siguió, se arrastró.

Su pierna dolía, sangraba, pero no le importaba, necesitaba ver a su madre, decirle que sí estaba bien, qué si tenía vida, quería escuchar un "tranquilo, todo está bien" un abrazo, de esos que lo asfixiaban, de esos que iban acompañados de besos por todas partes.

Llegó hasta ella, la tocó, su piel estaba fría, mojada, sin el calor tranquilizante que despedía siempre.

-¿M-mami? ...- lo comprendió, su madre no despertaría, no le hablaría, no lo besaría, no lo tranquilizaría ... Ya no

¿cómo es posible qué un niño de tan sólo 9 años pasara por eso?

Nadie sabe lo que va a pasar el día de mañana, nadie escribe su historia, nadie es dueño de su vida, nadie, nadie, nadie ...

Oscuridad...

Lo único que recuerda al quedar inconsciente escuchando sirenas aproximándose ...

Despertó bañando en sudor, agitado, con lágrimas en los ojos, sus manos engarrotadas sobre su pecho... De nuevo otra vez ese sueño, cada vez que se acercaba la fecha del accidente siempre soñaba lo mismo, siempre despertaba con el mismo miedo a vivir lo de aquella noche. Sus miedos y recuerdos eran tan vivaces y coloridos cómo si él estuviera allí, Y era tan doloroso cómo sí volviera al pasado y vivir lo mismo.

Con la respiración agitada apartó las sábanas, sintiendo cómo el frío le calaba los huesos, estaba todo mojado de sudor, necesitaba un baño para enfriar sus pensamientos, sus miedos.

El techo era de madera, algo apolillada pero resistente, suspirando se levantó de la cama con sus pies descalzos se dirigió al espejo clavando a su derecha, era algo pequeño y con manchas qué aunque le pasara la más fina lija para limpiarlo no lo lograría, se vio a sí mismo, sudado, con las cejas fruncidas ¿por qué siempre se mantenía así? ... Ni él mismo lo sabía.

Con los pensamientos revueltos tomó su toalla limpia y se metió al baño, tenía que apurarse porque debido al mal comportamiento que tuvo el día de ayer le impusieron una tarea... "Reflexionar los actos impuros" ¿actos impuros? ¿Él? ¿qué había hecho? ... Si más bien lo recordaba ella le había golpeado el estomago, ella recurrió a la violencia ¿por qué a él lo involucraban? Él, qué si más no lo olvida, no hizo nada malo.