Capítulo II

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El viaje siguió su curso con el mismo ambiente. Algunas carcajadas, algunos cánticos y mucha energía y buena onda, exceptuando la coordinadora que parecía de muy mal humor por escucharnos tan exaltados.

En un instante, puse mi atención en una charla que estaban teniendo uno de los organizadores del viaje y Camila. Él parecía estar ordenándole una tarea y ella reaccionaba con fastidio de brazos cruzados, supongo que esa era su típica posición.

Luego de unos largos minutos, el hombre se volvió a sentar en su lugar y la coordinadora lo quedó mirando seriamente como maldiciéndolo con solo clavarle los ojos al verlo irse.

Camila se puso nuevamente al inicio del pasillo esperando a que nos callemos pero eso no sucedió. Mis compañeros comenzaron a reírse y a gritar aún mucho más. Por un momento pensamos que la carilinda iba a por fin decidir no coordinar nuestro viaje pero no, simplemente suspiró y volvió a sentarse en silencio.

El alboroto se calmó y lo único que hicimos fue mirarnos entre nosotros, no podíamos creer cómo seguía soportando toda la mierda que le estábamos haciendo pasar para fastidiarla.

—¡Deben mantener el puto orden! —gritó de repente levantándose nuevamente de su asiento.

Nos volvimos a mirar entre nosotros aguantando nuestra risa.

—Insisto... —me levanté de mi asiento captando así la atención de todos —¡MARCUS, VUELVE!—grité comenzando a reirme.

La carcajada invadió otra vez el avión. Me gustaba ver cómo nos estabamos divirtiendo tanto a sólo horas de comenzar con nuestro viaje.

Pero todo fue color rosa hasta que, en mi recorrido visual del panorama, me encontré con una mirada fija y asesina: la de Camila.

Automáticamente dejé de sonreir y le devolví el gesto, no me iba a intimidar una chica seguramente malcriada y soberbia que lo único que sabía hacer era fastidiarse por todo.

En cuanto me sacó la mirada de encima, seguí normalmente con mi sonrisa y ella volvió a su lugar.

Cada uno siguió con sus asuntos, todos buscando la manera de matar el tiempo en ese corto viaje. Según el resto de los coordinadores, restarían dos horas más por aguantar.

Apenas escuché la información saqué mis auriculares y me puse a escuchar música mientras miraba las carcajadas de la charla entre Dinah y Ally que había intercambiado su lugar con el pesado de Val que lo único que hacía era preguntarnos por Normani, ya no lo soportaba.

Al rato me levanté para ir al baño porque no aguantaba más la espera y tengo que admitir que tenía un poquitico de nervios. Cuestión, iba caminando con total buen humor y ganas de vivir hasta que en un instante, cuando ya terminaba el pasillo de asientos, escuché un acento muy particular.

—Mas te vale que esta manga de pendejos tarados no quieran venir a hacerse los cancheros de nuevo porque sino te las vas a ver con mi viejo —cuando volteé me di cuenta de que era Camila expresándose muy enojada con uno de los organizadores.

Me acerqué muy humildemente.

—Disculpame, linda —le dije de brazos cruzados imitando su gesto —hablo español —finalicé mirándola de arriba hacia abajo.

—¿A vos alguien te pidió opinión? —respondió sin achicarse ante mi posición.

—No, pero esta "manga pendejos tarados"  te está manteniendo el sueldo —intenté imitar su expresión argenta, yo había supuesto de que ya era de ahí —quiero decir... te conviene caernos bien, darling —

La Coordinadora | camren⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora