–Te lo digo enserio, despeja tu mente. Los exámenes finales te tienen loca – mastico un trozo de pan – ¿sabes?, hace poco me llegó esta invitación, dice que el día de mañana habrá una gran fiesta y ..–
– y no iré a ella – interrumpí – no quiero volver a tomar un trago de nuevo, no después de aquella vez – le recordé al ser ella una de los tantos testigos presentes ante tal espectáculo
– te refieres a cuando diste tu último baile sobre la mesa, te declaraste al chico que te gustaba ante todos y luego vomitaste sobre el – comento, casi intencional¡Flap! Sonó cuando golpee su cabeza
– ¡oh, Cállate! – susurre en alto – Fue tan horrible que no quiero recordarlo – mencioné, sonrosada hasta las orejas – su expresión asqueada al ver el vómito sobre su camisa aún se guarda en mi mente. Lo peor fue que seguí vomitando incluso después de que se salió huyendo ante la burla – presione el puente de mi nariz, frustrada al pensarlo
– oye, se que posiblemente ese fue uno de tus peores momentos, pero ya fue hace mucho ¿no crees que deberías superarlo? Ya no es la preparatoria. Ahora estamos en la universidad, nadie te conoce aquí. Claro, aparte de mi obviamente – encogió sus hombros. Su vista se posó en mis ojos y levemente su labio inferior fue formando un puchero. ¡Maldición, su estúpida estatura la hace ver más adorable aún! Mi culpa de tener una tonta amiga enana.
– bien – me rendí en un suspiro, rodando los ojos
– ¡SI! – chilló eufórica, brincando cual conejo – ah – se detuvo – por cierto ¿te lo mencioné? Es una fiesta de disfraces
– ¡¿Que?! ¡¿Lo mencionas ahora?! La fiesta es mañana ¿no? ¿donde conseguiré un disfraz? Ya todos deben estar agotados
–Tranquila, ya lo tengo previsto – guiño su ojo
(La tarde siguiente..)
– previsto ¿eh? – incrédula fijé en mi reflejo la mirada, acomodando por quinta vez el antifaz – bueno, con tus gustos extraños alegro no parecerme en nada a ti, pequeño demonio de capa roja – mencioné tomando en mi mano un pedazo de tela de su capa – en serio te fascina llamar la atención
– me lo dices a mi, chica extrovertida – miro por el rabillo de su ojo en mi dirección, burlona al dejarme hastiada ante el recuerdo.
–¿sabes? Aún no es tarde para cambiar de opinión. Puedes disfrutar ir a la fiesta tu sola – tome la vasta falda del vestido y camine a la cama. Me senté como pude
– no puedes, prometiste no arrepentirte ¿lo recuerdas?
– lo recuerdo, al igual que recuerdo cuando prometiste que no hablarias sobre ese tema – la mire cortante, bajo el fino antifaz. Lo acomode, al igual que unos lentes mal puestos
Sentida agacho su mirada, como un cachorro al pedir perdón
– Bueno, no hace falta hablar más del tema, falta poco para la fiesta, ayúdame a ajustar el vestido – hice a un lado mi cabello y ella subió el cierre
– suéltalo – ordenó, tomo mi cabello en sus manos y paso su mano separando delgados mechones. Colocó un broche – no esperaba menos de mi amiga, te ves muy bien ¡y por Dios! – tomo entre sus manos mis pechos – ¡amo como se ve!
Mis mejillas pintaron de tenue carmín, y en ella un rojo más fuerte junto con mi mano marcada – demonio pervertido
(...)
En la fiesta, una gran casa presenciaron mis ojos 'wow' pensaba. Miles de disfraces, entre ello unos cuantos elegantes (incluyendo el mío) de la edad media.
La casa repleta de gente y la música ensordecia el lugar. Tome su mano y entramos, empujando chicos que al bailar parecían en cortocircuito. Genial, según ellos.