Capítulo 42 - Así eres.

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- No, no es que lo dude. Simplemente...

- Si que lo dudas - me interrumpió - Te estoy diciendo la verdad, ¿por qué no me crees?

- No lo sé Justin.

- Si que lo sabes, Alex. Siempre lo sabes pero siempre te lo callas.

Suspiré y di un paso hacia delante, quedando cara a cara con él.

- Pues no te creo porque tu no eres así - le solté - tu no eres el tipo de chico que dice estas cosas a las chicas. Tu eres del tipo de chico que se va cada día de fiesta, se acuesta con la primera tía buena pero tonta que encuentra, la enamora un poco con sus palabras y movimientos seductores que ya tiene más que estudiados gracias a todas esas veces que los ha tenido que hacer, se va a su casa, se la tira y luego por la mañana se va sin dar ni siquiera ninguna explicación y a la chica ya la ves llorando y con el corazón roto. Eres de esos chicos que no tiene ningún tipo de sentimientos hacia las mujeres. No eres de ese tipo de chicos que se besan con la misma chica miles de veces, no eres de esos que repiten. Para nada del mundo, y tu lo sabes de sobras. Tú eres un chico que trata a las chicas como una cámara de usar y tirar, y sabes que no me equivoco.

- ¿Así me ves? - preguntó un poco dolido.

- Así eres.

- Joder Alex - se quejó - es que son ganas de complicarlo y mandarlo todo a la mierda.

- No estoy complicando nada, Justin. Solo te estoy explicando lo que pienso.

- ¡Claro que lo estás complicando! - elevó la voz - No nos hemos visto en cuatro años, Alex. He cambiado un poco por si no lo has notado.

- Perdona pero cuando llegaste aquí, aún seguías con tu vida de puterío, que hasta te trajiste a una chica el primer día que pasabas la noche en mi casa, así que no me digas que has cambiado, porque entonces, si lo has hecho, no quiero recordar como eras antes de volvernos a encontrar.

- ¡Que si que he cambiado, joder! - dijo - Claro que me acuesto con todas las chicas que puedo, ¿a quién no le gusta disfrutar de un poco de sexo cada dia? A mi si. Pero eso no significa que yo no tenga sentimientos hacia las mujeres.

- Pues por lo que demuestras lo parece - espeté.

- ¿Puedes callarte un momento joder? ¡Te estoy intentando explicar algo importante que no estoy acostumbrado a decir y tu no paras con tus comentarios! 

- Perdón, perdón - me disculpé - Puedes seguir.

- ¡Pues eso! ¡Que lo estás complicando todo y no digas que no! Porque lo único que te quiero decir es que aunque me tire a cientos y cientos de chicas, rubias, morenas, pelirojas, altas, bajas, lo que sean, des del dia en que te vi, ya cuatro años después de volvernos a encontrar y des del primer día de éstos en el que nos besamos, no he podido dejar de pensar en otra chica que no seas tu, ¿vale? Y creeme que lo he intentado de todas las maneras posibles, pero simplemente no he podido. Siento que necesito verte, mirarte, tocarte, besarte y hacerte mía todo el puto día. Y eso no me había pasado nunca con ninguna chica, ninguna, ¿me oyes? y no se como coño llevarlo, joder. Al principio pensé que eras un capricho más, que sólo te querria por una simple noche como todas las otras chicas con las que me acuesto, pero luego me di cuenta de que no. Tuvimos nuestra noche, si. Quizás esa noche solo la quise para que se me pasaran las ganas de hacerlo contigo, pero esa noche lo empeoró porque las aumentó. Quizás si que soy un mujeriego immaduro que solo sabe hacer tonterías y cagarla todo el tiempo y todo lo que tu quieras pero, aún así, yo creo que... creo que... que me estoy enamorando de ti, Alex. - dijo con cierto nerviosismo en la voz.

Mis ojos se abrieron como nunca. ¿Todo lo que había dicho Justin era verdad? No podía ser. Es que no me lo podía creer, no viniendo de Justin. ¿Era real lo que estaba diciendo? Aún no me lo creía. Se está enamorando de mí. El muy cabrón se está enamorando de mi, y creo que yo también de él.

- Yo... yo tam...

- ¡Alex! - me interrumpió la voz de Marissa viniendo por el otro lado de la calle.

- Joder con las interrupciones hoy - se quejó Justin susurrando.

- Hola Alex, ¿cómo va todo?

- Hola Marissa - le di dos besos - bien, supongo.

- Hola Justin ¿qué tal estás? - le sonrió y éste le devolvió una sonrisa falsa.

- Pues normal, supongo - me imitó.

- Me alegro - dijo y luego me miró - Alex, ¿vámonos? 

- Claro - dije y dirigí mi mirada a Justin - Adiós, nos vemos luego.

Entonces Marissa empezó a caminar y la seguí por detrás, cuando los brazos de Justin me atrajeron hacia él y nuestras caras quedaron a centímentros la una de la otra.

- ¿Qué es lo que ibas a decir? - preguntó.

- ¿Cuándo? - dije sin saber de lo que me estaba hablando - Justin, ya hablaremos en casa, tengo que acompañar a Marissa a la sesión de fotos o llegaremos tarde.

- No te voy a dejar ir hasta que me digas lo que ibas a decir antes de que llegara y nos interrumpiese - sentí su cálida respiración en mi cara.

Bufé. No quería decirle esto. Me sentía muy pequeña y sin fuerzas al reconocer que estaba empezando a sentir algo por él.

- Dije que - acerqué más mi rostro al suyo para que nadie me oyera excepto él - creo que yo también me estoy enamorando de ti.

Y dicho esto me largué con Marissa, que me estaba esperando al otro lado, dejándolo pasmado en medio de la calle.

My treasure. | Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora