Sumamente feliz

26 1 0
                                    

Me sentía tan bien, tan liberada, sin culpa ni remordimientos, estaba aliviada, me había ayudado mucho escribir notas diarias, ahora podía seguir adelante sin que el pasado me lastimara. Estaba mejor que antes.

Me acerque a la ventanilla de correos para enviar el sobre a Brandon, tenía que entregar aquellas notas para ser libre totalmente. La vida me había enseñado que las cosas pasan por algo y que es muy fácil culpar a las personas por tus errores, cada instante que pasa, cada momento por más pequeño que sea está planificado, nada es coincidencia.

-Buenos días..., disculpe, quisiera mandar un paquete a esta dirección- le indique a la joven la dirección que había recibido por parte de la madre de Brandon.

Había perdido el contacto con él mucho tiempo, casi no sabía nada de él pero en mi ventaja nuestras madres se llevaban bien, solo me toco llamar a mi madre y preguntarle, luego de miles de preguntas ella me lo dio.

La joven me dio todos los detalles y pague el costo de envio, si tenía suerte él lo recibiría dentro de dos días y conociéndolo y si no ha cambiado recibiré noticias de él dentro de otros dos días.

Recordarlo ya no me lastimaba, ahora solo recordarlo era extrañar a un viejo amigo, de esos que tenías cuando vas a la preparatoria y prometes nunca separarte de ellos, de esos que cuando los recuerdas siempre tienes una sonrisa en la cara, ya no me dolían los recuerdos, todo cambio, yo cambie.

Habían pasado tres años desde la última vez que lo vi, lo recuerdo perfectamente, no podía mirarme, estaba dolido porque pensó que lo había olvidado. Él había triunfado tal y como lo predije desde que nos conocimos, siempre fue una persona decidida, honesta, inteligente y luchadora pero seguía siendo el mismo mujeriego de siempre, un picaflor nato como decía mi madre.

Sabia de él lo que las revistas contaban un gran empresario, arriesgado y muy rico, siempre había algo nuevo de él, nuevas conquistas, nuevos negocios, siempre se superaba, en todos los aspectos, no me sorprendía por yo sabía que era capaz de hacer eso y más.

Me gustaba mi vida tal y como era, con cada parte que la componía, había entrado como profesora en la preparatoria, mi gran sueño se había cumplido, enseñaba matemáticas, era divertido ver a los estudiantes concentrados y a veces frustrados. Todo estaba mejorando cada vez más, había encontrado al amor de mi vida, a mi alma gemela, mi esposo era maravilloso.

No podía decir que mi vida era perfecta, porque nada es perfecto, a veces había problemas con los estudiantes, ya sabes lo de siempre algunos reprobaban y me gustaba ayudarles, pero me sacaban de quicio, algunas veces también había discusiones con mi esposo pero siempre los arreglábamos antes de que el día termine, nuestro lema era "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy", mi vida era mucho mejor de lo que había soñado.

No me había dado cuenta que ya había salido de la oficina de correos, me dirigí al auto, aquella Ford EcoSport que habíamos comprado, y en el asiento de conductor estaba mi flamante esposo, todo un caballero y un próximo gran padre. Sonreí inconscientemente, estaba segura que con él había hecho mi mejor elección.

Abrí la puerta del asiento del copiloto y me subí al auto.

-Todo bien muñeca?- pregunto, le sonreí me acerque a darle un casto beso.

-Todo perfecto, si estas a mi lado- me cautivo una vez más con su brillante sonrisa, y arranco el auto.

Nos dirigíamos a casa, observe los edificios y casas que envolvían a esta ciudad, el viento chocaba con mi cara, me sentía libre y sin culpa o remordimiento, era yo de nuevo. Mire de reojo la pequeña pastelería que me encantaba, y se me antojo una pequeña porción de pastel de chocolate y fresas. Lo antojos se volvían más frecuentes.

Siempre seras "Mi Mejor Amigo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora