1-. Lee Yong.

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—Debe tener en cuenta, Park Jimin, que si es contratado estará a prueba durante un mes.

La afectada y un poco cursi voz de aquel hombre me sacó de mis ensoñaciones personales.

Me había perdido mirando aquella habitación repleta de libros, cada estante y cada mesa llena en su totalidad. Incluso había algunas hileras de ellos en el piso. Me pregunté durante un breve momento si el dueño los había leído todos o si sólo sería de esa gente idiota que compraba sólo para parecer intelectual.

Claro que no era un "dueño", sino una "dueña" y además era la llamada "Dama del Misterio", la mismísima Lee Yong, mujer adorada en prácticamente todo el continente. Y todo gracias a la linda Grace y al inteligente y astuto Greg, esa famosa pareja de detectives ingleses que ya le habían dado suficiente inspiración para doce novelas.

—¿Eh? —Volví el rostro hacia mi anfitrión.— Yoongi  me miró con desaprobación.

—Disculpe, me distraje un momento —dije y solté una suave risa a la vez que me pasaba la mano derecha por el cabello— ¿Podría repetirme lo que decía?

—Un mes, señor Park, estará a prueba un mes.

—Claro, lo entiendo. Supongo que la última palabra la tiene la señorita Lee Yong.

Yoongi hizo una mueca, pero asintió. Él sólo era un abogadillo más, la que me pagaría y por lo tanto mi jefa seria Lee Yong. Y sinceramente habría preferido entenderme con ella. O con su amable editor, el cual me había hecho la primera entrevista.

—Sigamos, por favor. Me gustaría terminar de mostrarle la casa antes de ir con... la señorita Lee.—Asenti, sin añadir nada más.

Ese tipo me parecía algo acartonado, pese a su evidente atractivo físico; y estaba seguro que sería perjudicial para mi futuro trabajo tenerlo como enemigo.


Echamos a andar de nuevo.

La casa era bastante grande, de tonos claros en cada pared y cuadros con marcos dorados. Aunque la pintura no era mi fuerte debía reconocer que eran hermosas las imágenes. A Jin le gustarían, estaba seguro de ello.

—Una asistente viene tres veces por semana a poner la casa en orden —siguió explicando Yoongi —así que no debe preocuparse por eso. Pero la biblioteca, el estudio y el cuarto de juegos serán directamente su responsabilidad.

—¿Cuarto de juegos?..Eh, ¿la señorita Lee tiene hijos?

—No.

—Es que usted mencionó un cuarto de juegos...

Yoongi se detuvo, volviendo el rostro muy lentamente hacia mi. Tenía los delgados labios fuertemente apretados y una expresión helada en los ojos.

—Eso no es... —Empezó, pero fue interrumpido por una joven de uniforme azul.

La asistenta, pensé.

—¿Qué pasa...?

Me di cuenta que Yoongi había olvidado el nombre de la joven, si era que acaso se había tomado la molestia de preguntarlo.

La joven debió pensar lo mismo, pues acudió en su ayuda.

— Jiwoo.

—Si, claro, Jiwoo. ¿Qué ocurre?

—El señor Hoseok me pidió que le avisara que... —la joven me lanzó una mirada, un poco sonrojada —no ha podido despertarle.

—¿Qué? —rugió Yoongi—. Ese idiota... Dile a Hoseok que iré en un minuto.—La joven asintió y sin mas se marcho, a paso rápido y firme, pero sin llegar a correr.

Un amor entre letras[Kookmin/ Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora