lemmon 2 ¿Lo amo?

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Desperté sobre el frío suelo del sótano. ¿De nuevo aquí?, me dije. Aún confusa logré levantarme apoyándome en la pared. Justo al momento de levantar la cabeza un escalofrío recorrió mi cuerpo para percatarme de que estaba semidesnuda. Dirigí la mirada al sujeto enfrente mío. 

— ¡Eres un sucio y repugnante pervertido! ¡No tienes derecho a tocar, ni siquiera rozar mi cuerpo! ¡Aléjate de mí!

El de pelo negro siguió mirándome, sin decir palabra. Aunque había algo de distancia entre nosotros pude ver en sus ojos que mis palabras le afectaron. ¿Cómo puede expresarse así con solo una mirada, si no tiene cejas? Cada vez es más extraño. Rompió el silencio exponiendo una verdad que me hizo sentir culpable por haberle gritado.

— ¿A qué vino eso? No te hice nada... — dijo mientras ladeaba la cabeza y cambiaba su expresión a la de un cachorro triste. Un largo minuto se hizo eterno gracias al silencio, y cada vez me arrepentía más de haber gritado de esa forma.
— Jane... ¿Tú me amas?
El pelinegro rompió el silencio formulando la pregunta que rondaba mi cabeza desde el primer instante que le vi a través de mi ventana. Mi conciencia divaga por aquellos momentos observandolo en su habitación en un rincón. Mientras, apenas me percato de que se acerca a mi lentamente, como gato a su presa. ¿Por qué mis piernas tiemblan? ¿Por qué mis mejillas arden al recordarlo llorando y solitario? Antes de darme cuenta estaba delante mío, observando a través de mi alma con sus ojos azul palido.
— Respóndeme por favor. Jane... — cada vez que formulaba mi nombre el odio se disipaba como humo en el aire. Acarició mi mejilla suavemente, a lo que respondí alejándome lo máximo que me permitía el muro, bruscamente.
— Devuélveme mi máscara. Ahora. — dije firme, aunque mi voz temblaba.
— No la necesitas pequeña, eres hermosa, no necesitas esconder más tu rostro.— Se acercó un poco más, lo justo para atinar a patearle la entrepierna. Se encogió sobre sí levemente, y me regaló una mirada llena de lujuria. — ¿No dijiste que no te tocara? Entonces por qué buscas calentarme. Tú lo has querido.
Rápidamente me agarró por las muñecas y entrelazó tus piernas impidiendome defenderme. — Responde, ¿Me amas? — susurró en mi odio. Luego me empezó a besar el cuello, cada vez sentía menos el frío del ambiente. — Hasta que no respondas no voy a parar.
Debía de escapar de su trampa mortal como fuese, si no, me haría suya de nuevo. Traté de cortar el ''romanticismo'' del momento — ¿P-Por qué llorabas e-en tu cuarto de pequeño?— sus mordiscos cesaron. Temí lo peor.
— Mi padre me torturaba cada vez que hacía algo que él consideraba mal. ''Los chicos no lloran'' me decía. Mi pequeña habitación era mi lugar seguro. Pero no es el momento para hablar de esto, no trates de apartarme de mi respuesta.
Continuó con las mordidas y me dejó libres las muñecas. Sin pensarlo traté de apartarlo de mi pero sus caricias se llevaban mis fuerzas a su paso. Apoyé mi cabeza en la suya, rendida ante aquel primitivo sentimiento. Sus manos jugaban con mis senos mientras mordía allí por donde pasaban sus labios. Crucé mis temblorosas piernas en vano, pues con un movimiento de las suyas las abrió.
— Sabes bien cómo parar esto, si es que de verdad quieres pararlo. — soltó una pequeña risa pícara al tiempo que se desabrochaba el pantalón — ah, he recibido tantas puñaladas en el vientre que me volví estéril, si es eso lo que te aparta de mi — mordió tan fuerte que me hizo quejarme de dolor. — Tu sangre es dulce. — Al decir eso otro escalofrío más fuerte me recorrió. Apenas dándome tiempo a reaccionar me agarró de las caderas y me elevó, quedando en una postura demasiado tentadora. Esta vez mordía suavemente mis senos, ahora destapados. El movimiento fue tan brusco que desabrochó el brasier fácilmente. Sujetando mis caderas con las suyas, usa sus manos para quitarse la sudadera y bajar mis panties. Su miembro parece que me atraviesa el vientre cual cuchillo.
— ¿Aún no hay respuesta? Bueno, tú lo has querido.— Bajó sus boxers y me penetró sin piedad. Grité de dolor y le arañé la espalda todo lo que pude. Quedó por un momento quieto, tal vez esperando a que me acostumbrase, y empezó con un suave vaivén. Mi respiración se aceleraba, cada vez se sentía más placentero, nuestras caderas empezaron a ir al unísono. Sólo era capaz de gemir de placer mientras él aumentaba la intensidad. A más profundidad mayor era el escalofrío y mayores eran mis gemidos. Apenas pude aguantar una gran sonrisa al llegar al clímax, pero él no se detuvo. Al contrario, era tal su lujuria que empezó a sudar un poco por sus desusados poros. Al cabo de un minuto volví a llegar al clímax, y esa vez sí escuché su suspiro mezclado con un leve gruñido al correrse dentro de mi. Me sorprendió un poco el hecho de que cruzase sus manos por mi espalda para abrazarme. Despacio, sacó su miembro de mis adentros y me bajó hasta tocar el suelo, para abrazarme aún más fuerte. Yo le devolví el abrazo, cansada, y aún sin controlar bien mi respiración logré decirle: ''Sí''


Hey que pasa mis cositas me extrañaron? *le lanzan piedras*
No me maten por favor, la inspiración llega cuando le da la real gana, en este caso me he sacrificado y desvelado por ustedes -3-. Son las dos y media de la mañana me cago en todo, pero acá tienen su lemmon. Espero que os guste, voten, comenten y todo eso. Me voy a dormir ya T.T
Nos leemos~

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2018 ⏰

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Abismo de emociones (JeffxJane lemmon) [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora