SOULMATES || Derek Hale

Bala mágica.

             Aquella misma noche, el Alfa hizo su aparición una vez más, por lo que Derek se ocupó de seguirlo, convenciendo a Destiny que permaneciera a salvo en la casa Hale, pero que la llamaría si la necesitaba y, por primera vez, lo hizo.

-¿Estás bien?- Le preguntó ella, respondiendo al instante.

-...No. Necesito que vengas por mí.- Dijo él, entre dientes, intentando que el dolor no se filtrara en su tono.

-Mandame tu ubicación, estaré allí lo más pronto posible.-

      Derek hizo lo pedido y ella se dirigió hasta él en el Camaro, arribando en tan solo unos minutos.

-¿Qué diablos pasó?- Preguntó ella mientras lo ayudaba a subir al vehículo, sin despegar sus ojos de la herida de bala que tenía él en su brazo.

-Me dispararon.-

-Sí, eso lo noté, Der. ¿Quién lo ha hecho y con qué mierda? La sangre no luce así normalmente.-

-No lo sé.-

-¿Qué haremos?-

-Buscar la bala con la que me dispararon, tenía acónito. Quizás tengas la que necesitamos entre tus cosas.- Destiny asintió, pisando el gas con más fuerza.

      Su corazón iba a mil kilómetros por hora. Tenía miedo de perderlo.

            

              Llegaron a la casa Hale en poco tiempo y ella tuvo que ayudarlo otra vez hasta llegar al viejo sofá, donde dejó que se recostara mientras ella buscaba, no solo las balas, sino que también las cosas que necesitaba para intentar curarle la herida y ayudar a que sane.

       Destiny suspiró pesadamente cuando vió que solo tenía munición simplemente revestida en acónito y no con este dentro. Pasó su mano sobre la frente, limpiando la ligera capa de sudor que se había generado debido a que estaba entrando en pánico, por lo que volvió con Derek rápidamente, pero este parecía haberse dormido con una expresión de dolor en el rostro.

        Ella se acercó y levantó la manga de su camiseta, con cuidado, para desinfectar su herida. Destiny sabía que empeoraría, y que tendría que encontrar aquella bala para salvarlo.

    Afortunadamente, sabía quienes las fabricaban.

    Desafortunadamente, se trataba de la familia de cazadores que aborrecía.

-Des...- La llamó Derek débilmente, ella lo miró y pasó su mano por la frente de él, corriendo un par de mechones que se pegaban a su frente por el sudor que le causaba el dolor.

-¿Si?-

-Quédate, por favor.- Ella le dedicó una sonrisa pequeña. No era usual que su mejor amigo se mostrara tan vulnerable, incluso con ella, y eso solo la preocupaba aún más, pero no iba a dejar que él pudiera sentirlo.

-No iré a ningún lado.- Destiny se acomodó en el suelo, con la espalda apoyada contra el sofá mientras sostenía la mano de Derek, acariciando el dorso de la misma.

"Si tan solo pudiera tomar algo de su dolor..."

      El hombre lobo comenzó a sentirse levemente más tranquilo, por lo que logró quedarse dormido al menos por unas horas.

      Destiny se levantó de su lugar y, sin hacer ruidos fuertes, le escribió una nota a Derek antes de salir de la casa.
-Iré a buscar las balas. Por favor, no vayas a ninguna parte mientras no esté y si sucede algo, llámame.-