VISITA

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—¡Me vió idiota! ¡Un asesino! ¡Voy a morir! —Jungkook estaba agitado y sus manos temblaban.

Solo habían pasado aproximadamente veinticuatro horas desde el suceso con Park Jimin, pero Jungkook seguía igual de asustado que aquella noche, y la paranoia estaba consumiéndolo. Había citado a Yoongi con la esperanza de que este le distrajera o algo por el estilo, sin embargo no estaba funcionando.

—Oye relájate —Yoongi lo sacudió con el objetivo de hacer que este se calmara y le prestara atención, pero el chico seguía sumido en sus pensamientos. —No te hará "daño" —se sintió estúpido al decir aquello, pero debía mostrar apoyo.

—¿Qué crees que me hará?

—No hará nada —tomó una lata de soda del refrigerador.

A decir verdad, la indiferencia de su amigo le hacía sentir (un poco) mejor.

—¿Y si me pregunta o algo? —Jungkook estaba un poco más calmado, y eso gracias al desinterés que su amigo mostraba en el tema, de no ser por el ya se habría escondido en el sótano bajo llave, aunque tal vez no era mala idea.

—Fácil, puedes decir que te parece sexy —se bebió la lata entera y se tiró en el sofá, para después "prender" la televisión, ya que el control no tenía pilas.

—¡¿Estás bromeando?! —Jungkook se sonrojó inmediatamente, a la vez que miraba a su amigo como si este estuviera loco, es decir, Park Jimin era "sexy" incluso más que eso, sin embargo Jungkook no podía darse el lujo de decir algo como eso, él no era así, ni siquiera gustaba de su vecino.

—Es una buena excusa —llenó su boca con unas palomitas recién salidas del microondas.

—Oye...

Jungkook fue interrumpido por el sonido del timbre de su casa, en cuanto lo oyó su corazón comenzó a latir a mil por hora a la vez que sus manos comenzaban a tiritar frenéticas, sabía perfectamente quién era.

Era Park Jimin.

—¡Ya está aquí! —susurró alarmado y con los ojos cristalinos.

Yoongi en verdad quería reírse, pero no lo haría.

—Solo... —rodó los ojos. —Escóndete en el sótano, yo abriré.

Jungkook asintió repetidas veces y miró a su amigo como si fuera una especie de dios, agradecía infinitamente su presencia bajo aquellas circunstancias.

Jungkook corrió sin dudarlo hasta el lugar antes mencionado y cerró la puerta asustado. "¿Qué será capaz de hacer? ¿Matará a Yoongi? ¿Por qué me hace esto? ¿Por qué a mí? " Eran algunos de los pensamientos de Jungkook, su amigo corría peligro a causa de él, y lo único que podía hacer era mantenerse en silencio y esperar.

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Pasados aproximadamente 10 minutos, y al no escuchar ruido alguno, Jungkook decidió dejar de lado su cobardía y salir. Su amigo no había abierto la puerta ni se había burlado de él por alguna "equivocación", y eso comenzaba a preocuparle como el demonio. ¿Le habrá hecho algo? ¿Lo habrá capturado como rehén para sacarme la verdad?

Preguntas y mas preguntas, pero ni una respuesta.

Con el corazón en la garganta, Jungkook subió los escalones de manera silenciosa y muy atento a cualquier tipo de movimiento extraño o cosas fuera de lo común.

Lo primero que vio fue las palomitas regadas sobre el piso de la sala, y las sillas desacomodadas. Era extraño, no sabía si realmente su mente le alertaba que algo andaba mal o si era el miedo que comenzaba a hacerle malas pasadas, pero debía mirar, debía ir a la entrada, debía buscar a Yoongi.

—Yo-Yoongi... —lo llamó mientras continuaba caminando, necesitaba una respuesta, necesitaba que le dijeran que todo estaba bien. —¿D-donde estas?

Pero de nuevo, sin respuesta.

Sus manos seguían temblando, un nudo se formó en su garganta y un sudor frío le recorrió la frente, su corazón estaba casi al limite, sentía que si recibía  otro susto no resistiría más, de por si ya era débil, odiaba la adrenalina, prefería mil veces permanecer en su aburrida y rutinaria zona de confort, antes que enfrentarse a situaciones difíciles o peligrosas como aquella.

Entonces lo vio, un Yoongi tirado en el piso, sobre un enorme charco de sangre, una de las peores escenas que había visto en su vida, las lágrimas salieron sin permiso de sus ojos y un grito de sorpresa y susto se escapó de sus labios ante el trauma.

—¡YOONGI! —estaba tan asustado y no tenía idea de que hacer.

Cuando un muy divertido Yoongi, lanzó una gran carcajada y se levantó sin dificultad del suelo, debía saberlo, no era mas que una cruel broma, una maldita broma y nada más.

—¡Debiste ver tu cara! —lo señalo intentado dejar de reír, pero esto fue en vano puesto que de nuevo una serie de molestas carcajadas invadió el lugar.

—¿Qué diablos ocurre contigo? —lo golpeó fuertemente con el puño cerrado —¡Me diste un susto de muerte imbécil! —estaba rojo de la furia, le salía humo de los oídos, no estaba para soportar bromas pesadas como esa, de por si odiaba las bromas, y el que Yoongi lo haya hecho le hería.

—Oye solo...

—Solo largo —Jungkook lo cortó sin mirarlo siquiera y luego lo empujo a la salida sin dejarlo responder. No quería saber nada de él, tal vez hasta que el enojo se le pasara, o mejor, en todo el resto de las vacaciones.

Corrió a la sala, y ahí vio la botella del jugo de tomate ya casi vacía, aquella que Yoongi uso para fingir la sangre. Ahora debería lavar la alfombra, o su madre lo castigaría de por vida.


🍃


Estaba ahí, en la lavandería sin saber qué demonios hacer, nunca había lavado antes, de eso se encargaba la señora Jeon, además no es como si le importara aprender o algo así.

—¿Cuál debería escoger? —se preguntó así mismo, mientras miraba las tres botellas de suavizante y las dos bolsas de detergente que su madre tenía en una repisa a un lado de la lavadora.

—Usa el blanco

—Oh gracias... —Jungkook dio un brinco en su lugar, tal vez la paranoia estaba yendo a otro nivel, estaba comenzando a oír voces.

Pero entonces lo vio, un deslumbrante y sonriente Park Jimin con él, en su lavandería.

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M: [Yoongi en casa de Jungkook]

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rinjin + jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora