Bienvenido a Dolina Sveta

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(N/A: Canción que inspiro la historia :v No es obligatoria)

Llevaba unas cuantas horas en el tren, revisaba cada cierto los papeles en su regazo por miedo a que estos desaparecieran en cualquier momento. Estaba nervioso. Su garganta estaba seca hasta el punto de que al pasar saliva dolía. Ciertamente no tenía por qué sentirse así, estaba seguro que le darían el trabajo, el doctor Celestino lo recomendó encarecidamente, además de sus excepcionales calificaciones y renombramiento por varias autoridades importantes... Sabía que estaba dentro. 

Más no podía dejar de lado ese miedo, ese extraño temor que recorría su cuerpo paralizándolo momentáneamente.

Irónico, un psicólogo teniendo un ataque de pánico

Pensó divertido el de cabellos azabache. Bueno, siendo francos, trabajar en un sanatorio mental no es algo que te llene de alegría, más bien es un lugar triste, tétrico... Un lugar donde muchas familias se deshacen de sus familiares para siempre. Un lugar de muerte.
Dio un último vistazo a los documentos, suspiro, seguían ahí. Ahora se sentía como uno de esos locos...

Pacientes

Se corrigió automáticamente, había que tratarlos con respeto... O bueno, eso es lo que te enseñan, más una vez estando en el campo las cosas son totalmente diferentes.
El tren se detuvo, un leve contoneo de su cuerpo ante el freno lo mareo un poco. Se levantó y con cuidado tomo la maleta y salió del vagón.
Fuera había una pequeña estación, algunas docenas de personas se veían, nada extravagante. Para ser un lugar que estaba casi al fin del mundo... había bastantes personas.

No importaba cuanto intentará convencerse, ese lugar era totalmente diferente a Kazajistán, si, extrañaba su patria, pero, aun así, si quería poder seguir adelante con el plan era necesario. Salió de la estación, Celestino le había dicho que fuera estaría un automóvil esperándole, ciertamente ahí estaba, el auto de color negro parecía recién comprado, había un hombre recargado en la puerta del frente, camino con cautela donde estaba este que rápidamente noto al kazajo y se acercó presuroso para ayudarle con la enorme maleta que llevaba con él.

- ¿Doctor Altin?

-Si- Murmuro, el hombre tomo la maleta y la llevo hacia el maletero del auto.

-El doctor Celestino me envió, pidió que lo llevara. Espero este informado. - Abrió la puerta trasera del hermoso y reluciente auto.

-Si me lo comento- Ingreso al auto- Gracias- El hombre cerró la puerta y subió al lugar del piloto poniéndose en marcha. El motor dio un rugido y enseguida comenzó a moverse.

El chofer intento hacer un poco de platica, hablando sobre el clima o sobre su largo viaje de Kazajistán hasta Rusia, más a Otabek no le importaba, estaba ocupado, pensando una y otra vez en lo que iba a hacer y a decir a las personas que probablemente serian sus nuevos jefes. El hombre que conducía dejo de hablar después de unos 20 minutos en los que solo recibía cortas respuestas como "Si" o "Aja"

Otabek miraba con detenimiento el paisaje, los frondosos árboles cubiertos de nieve. Gracias al cielo no estaba nevando y el frio era tolerable, se sentía cautivado, estaban en medio de la nada, hacia unos cuantos kilómetros la carretera dejo de estar pavimentada y fue sustituida por un camino de tierra y nieve.

Reviso los documentos.

Seguían ahí.

Volvió a suspirar, la cabeza le dolía, apenas y había podido dormir, sabía que su aspecto no era el mejor, por más que su ropa estuviese pulcramente arreglada y oliera a colonia su rostro se veía demacrado, cansado, fatigado. No dejaba de preguntarse qué tan profundas lucirían sus ojeras o que tan pálida estaría su piel, mas no tenía el suficiente valor como para mirarse al espejo. No había comido desde el día anterior, su estómago no había tolerado el desayuno del día por lo que había terminado votándolo en el baño del tren.

Insane ⁕Otayuri⁕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora