Puertas

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Al abrir la puerta, dejando de lado un estruendoso rechinido, sus ojos se toparon con un cuarto acolchado, si bien los colchones suelen ser de colores claros (Principalmente blanco) Estos estaban muy lejos de serlo, las manchas verdosas y amarillentas opacaban el pulcro color. Se sintió levemente asqueado. Si bien ya había notado que el lugar en general se encontraba en un estado deplorable, la sola idea de tener que pasar ahí más de cinco minutos le revolvía las entrañas.

"Trabajo es trabajo" se dijo así mismo.

Su vista fue arrastrada hacia el centro de la habitación, donde la mata de cabello pata yacía alborotada. Aquel hombre de finas facciones y rostro alegre que había conocido el día anterior se encontraba tirado, hecho un ovillo en el suelo. Sus ojos se veían sin expresión y unas terribles y amoratadas ojeras los acompañaban, se veía exageradamente desgastado, cosa que realmente no le agradado dado que el día anterior lucia como una persona completamente sana. Los orbes azules de un momento a otro se posaron en el kazajo, haciéndole sentir un pequeño escalofrió, que recorrió su espina dorsal.

-Buen día. - Saludo a modo de formalidad- Soy el doctor Altin, nos conocimos ayer ¿Lo recuerda?

Pasaron unos cuantos minutos donde Viktor solo se limitó a obsérvarlo con una gélida mirada, Otabek se sintió algo incomodo, mas no quiso presionar al paciente dada su enfermedad.

-...Vchera* – Murmuro con un aire cansado.

-Así es, ayer. ¿Lo recuerda? - Silencio de nueva cuenta- ¿Tiene problema con los lapsos de tiempo? - Si bien, Otabek es una persona paciente, no hay cosa que le moleste más, que el hecho de que sus pacientes se queden callados, era que simplemente no toleraba, algo que detestaba a mas no poder.

-Yuuri... ¿Gde on? * - Bien, ahora el tipo le hablaba en ruso, suspiro; Saco de su chaqueta una pequeña libreta junto a un bolígrafo

-Vy predpochitayete govorit' po-russki? *- pregunto, mientras anotaba el nombre del paciente en la libreta.

- ¿Eh? No... Lo siento yo, a veces olvido...- Vio como el labio de Viktor temblaba con cada oración- No, no quiero que hablemos en ruso...

- Si es más fácil para usted por mi habrá problema. - Reitero Otabek.

- No...- De nueva cuenta el silencio inundo el lugar.

- ¿Dónde nació? - Pregunto, por supuesto que sabía dónde había nacido, su edad entre otras cosas, no por nada había pasado toda la noche leyendo los expedientes, más bien quería preguntar y cerciorarse de que no hubiera un problema de memoria a largo plazo

-San Petersburgo...

Otabek entreabrió la boca, más antes de siquiera poder articular la siguiente pregunta un tremendo alarido resonó en todas y cada una de las partes del lugar, el grito fue tan desgarrador que Otabek no pudo evitar jadear ante el susto.

Había venido de la habitación contigua...

Otabek soltó la libretilla y rápidamente salió de la habitación, la puerta roja de la que había venido semejante grito, vibro ante uno nuevo. La abrió sin siquiera percatarse del chirrido de la misma. ¿Qué estaba pasando? Fuera lo que fuera tenía que cerciorarse, ¿Y si algo sucedía con el paciente?

No noto que dejo la puerta de Nikiforov abierta.

Se topo con un joven maduro que se retorcía en el acolchado suelo, gritando, podía ver como la saliva escurría por su boca y el sudor cubría su cuerpo, su rubio cabello que llevaba corto se pegaba en su frente. Otabek entro en pánico, ¿Acaso se trataba de un ataque? ¿Una reacción al medicamento? Por la camisa de fuerza la persona solo lograba rodar en el piso, gritaba hasta el punto de desgarrase la garganta. Cuando noto rastros de lo que parecía vomito blancuzco por la comisura de sus labios, se apartó. Tenía que buscar ayuda. Salió de la habitación en dirección a la escalera, escucho una especie de rugido gutural seguido de un golpe sordo, cuando su cabeza llego al suelo sintió como la misma reboto.

Insane ⁕Otayuri⁕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora