Capítulo 1: La mojigata

58 8 1
                                    

Jason

  Nunca me gustaron ese tipo de chicas,  las niñas buenas,  las tímidas , las que parecen muñequitas de cristal,  con cara de que no rompen un puto plato. 

Y;  sin duda la mojigata era todo eso y más . Tan frágil , tan empalagosamente tierna,  tan ingenua . Como si no estubiera enterada de que afuera de su burbuja el mundo es duro,  cruel.

Cassandra Jackson.

Otra vez escucho ese maldito nombre en los pasillos de la universidad. Es el nuevo furor entre mis compañeros desde que ésa mujer fue transferida . Típico de juguete nuevo, todos la quieren probar. O casi todos. Por lo menos yo no ...

En fin,  todo lo que tenga que ver con la nueva me tiene harto. Cassandra Jackson no tiene nada de especial. No me malinterpreten,  es linda si,  pero con esa actitud de niña de mami se va al carajo. 

No hay un puto día en el que no escuche algún comentario hacía su persona. Y lo peor,  la veo hasta en la sopa.

                                    *

— Jason,  no me llamaste más — me giro hacia la rubia que me saca de mis cavilaciones. Ésta me mira con cara de reproche. Por favor,  parece que hoy es el día de "joder a Jason". La miro indiferente,  esperando que con eso sea suficiente y capte que no tengo intenciones de interactuar con ella.

La verdad no tengo ganas de hablar con nadie,  incluyendo a señorita "voz chillona".

Lamentablemente no funciona.

—Deberías tomarte eso como una señal nena, largo.

—Idiota — me responde y  me mira por última vez con odio, antes de girarse y largarse. Como si me importara.

Decido entrar al salón para variar, y esperar el comienzo de clases.

Estoy en mi segundo año de Administración de Empresas.  Últimamente es una de mis prioridades avanzar lo más que pueda connmos estudios.
Solo quiero recibirme y largarme del infierno en el que se ha convertido mi casa después de la muerte de mamá y de Lizzy.

Después de dos horas de clases intensas,  el profesor nos da diez minutos para completar unos ejercicios y exponerlos frente a la clase,  decido ponerme los auriculares y desconectarme,  ya que esos problemas los habia resuelto hace una semana.

Sin embargo antes de darle play a mi reproductor, una risita me distrae. Y ahí esta de nuevo,  la mojigata, riéndose por lo bajo con su amiga y respondiendo a los coqueteos de uno de los idiotas que le besan el suelo.

Es tan irritante.

Decido seguir con lo mío, lo que haga o deje de hacer me da lo mismo que un kilo de mierda.

Al terminar las clases me dirijo hacia el estacionamiento.  Cuando voy a girar en una esquina , soy interceptado por un pequeño cuerpo,  que al chocar conmigo casi cae al suelo. Como acto reflejo sostengo a la chica para evitar su caída. Al fijarme en su rostro ella ya me esta observando. Parece perdida,  aturdida.

—Lo siento — deja escapar en un suave murmullo, la piel de su cara se torna de un color carmesí al notar mis manos en su cintura . Sus ojos aparte de miedo, muestran incertidumbre, confusión, y algo más que no me interesa saber, como si hubiera recibido una mala noticia, o hubiera visto alguna porno con sus ojos virginales, o escuchado alguna groseria con sus santificados oídos, nótese el sarcasmo.

—Fijate por donde andas mojigata—  la suelto sin delicadeza, y continúo mi camino.

Al parecer está en todos lados el día de hoy. Que fastidio .

Sin embargo algo en su expresión me inquieta. Decido no darle importancia .

                                  *

Dos semanas después me encuentro en la cafetería en la hora del almuerzo,  y lo único que escucho es sobre la ausencia de la mojigata. Después de nuestro cruze en el pasillo no volvió a aparecer en ninguna clase.

  No es como si lo hubiera notado o me importase,  pero es difícil hacer oídos sordos cuando no hago más que escuchar estúpidas teorías sobre su desaparición.

Al parecer nunca falta a clases,  y no ha dado aviso del motivo de sus faltas con los directivos de la universidad.  Ni siquiera su pseudo amiga está al tanto de su paradero.

Reitero,  no es como si ocupara mayores pensamientos en mí . Sólo comparto mi molestia hacia la inservible diatriba de éstos simios conjeturando idioteces sin sentido.

                                  *

Son las 1 de la madrugada y ya mi jueves de estudio se fue a la mierda.  No pude decirles que no a mis amigos y terminé nuevamente en este maldito lugar que solo me trae malos recuerdos.

Talvez otra cerveza calme un poco mi mal humor.  Ni siquiera la rubia de voz chillona que me besa el cuello logra relajarme. Tampoco lo hace sentir  su cuerpo rozando el mío; su voluptuoso cuerpo casi desnudo,  cubierto con esa mísera prenda que ella dice llamar vestido.  Nada de eso logra sacarme de mi estado de inquietud.

Porque así me siento,  inquieto,  intranquilo,  y malditamente molesto.  Y todo por esa niña mojigata.¿Quién lo diría?

Después  de más de un mes de ausencia ella regresó,  o al menos el envase,  porque lo que volvió ocupando su cuerpo dista sobremanera de lo que solía ser esa mujer.

  Rara vez sonríe , se alejo de todos,  y ni hablar del mal carácter que ahora se carga , pasando a todos por encima  como si nada ni nadie le importase en lo más mínimo.

Y mierda que me molesta que eso genere algún tipo de pensamiento en mi sobre ella,  podría decir que es curiosidad, porque hasta el más inadaptado y antisocial de estos pendejos que me rodean, pueden darse cuenta de todo lo que ella cambió.

En fin, no debería importarme, no lo hace en realidad.

Casi dan las 3 am cuando decido que es suficiente , sin despedirme de mis amigos me dirijo a la salida del local.  Trato de evitar cruzar  la pista de baile improvisada en la que un grupo de jóvenes se mueve al ritmo de una melodia medio psicodélica , de esas que te completan el viaje si eres de los que les va a las drogas .

Entonces la veo.  La mojigata en medio de la pista. Con los ojos cerrados , totalmente ida. Sumergida en un mundo en el que sólo puedo compartir con ella la música , porque es lo único que nos conecta entre su universo personal y el mío .

Se mueve lento , levanta los brazos balanzeandolos al ritmo de la canción que suena en ese momento.  Se ve caliente, y  más  cuando aún con los ojos cerrados, sonríe. 
Sonríe ante el contacto de unas manos que la sujetan de sus caderas desde atrás , ante las palabras dichas por alguién en su oído,  alguién  que le voltea el rostro y la besa brevemente,  para luego introducirle algo en la boca.

  Entonces me doy cuenta de que Casandra esta drogada. Me lo confirman sus ojos al abrirlos. 

Aún peor,  me lo confirma el sujeto que la acompaña. Quién  ahora dirije su estúpida cara hacia mi dirección.  Al darse cuenta de quién soy,  su rostro pasa de una expresión de sorpresa a una mirada burlona.

Cameron cabrón Prouse. Estúpido y malnacido Cameron Prouse.

Así que esa es la explicación de la metamorfosis de Cassandra. Vaya,  que decepción .

Al parecer la mojigata ya no lo es tanto.




La chica sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora