Capítulo 7: Alma Rota

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Cassandra:

Confieso que haber seguido a Cameron no fue una de mis mejores ideas. Tal vez necesite un plan de respaldo por si debo correr o defenderme o lo que sea.

Y ¿hasta ahora te das cuenta? Dios, ¿ porque no me diste otra cabeza para ocupar ?

¡Cállate! —maldita conciencia, déjame pensar por un momento.

—Entonces también escucha voces. Genial, ésta me la pagas Lizzie —escucho como murmura mi acompañante mientras se detiene frente a unos departamentos.

—Soy Cassandra , y lo siento, estaba hablando conmigo — Cameron se gira hacia mi y me mira con cara de "¿qué carajos? "

—¿Qué? —me dice, luego niega con la cabeza —no importa, llegamos .

Lo veo sacar un par de llaves y maniobrar con una vieja puerta hasta abrirla. Ingresa al lugar y no me queda otra que seguirlo ya que afuera no me da buena espina. El barrio es un asco. No es que viva en un lugar mejor, pero al menos no creo que en el mío, si me quedo afuera, me violen o intenten matarme o robarme o lo que sea. Siempre tan dramática. Cómo si adentro con el extraño no estuvieras en peligro. Touché pienso.

Ya en el interior del departamento investigo un poco el lugar. Es tan pequeño y precario que todo está a la vista. Una cama sin hacer, un sofa a unos metros. Más al fondo una cocina que funciona a la vez de comedor, sólo separada de lo que sería la habitación por una cortina.

Ropas desperdigadas por todo el lugar, envases vacíos y un cenicero lleno hasta el tope de colillas.

Cameron se quita la remera que traía puesta y se acomoda en el sofa. Luego toma un pequeño cofre que descansaba en la mesita ratona que tenía adelante y la abre. Me hace señas para que me siente al lado suyo. Yo obedezco por el simple hecho de que estos tacones me estan matando.

Minutos después un olor a porro invade el lugar. Me doy vuelta hacía Cameron, y en efecto, se estaba fumando uno. Genial, ¿ahora si podemos correr?

Al ver mi cara de desagrado mi nuevo "amigo" sonríe levemente para luego hechar el humo en mi rostro.

¿Te molesta? —me dice el muy idiota.

—Dijiste que tenías algo para mí — decido ir al grano. No se con que me voy a encontrar si respondo lo que en verdad quiero decir.

Él solo asiente y se limita a darle un par de caladas más al porro. Unos minutos después se levanta y se dirige a la cocina. Al volver trae un sobre .

Automáticamente me tenso. Algo me dice que sé con que me voy a encontrar una vez lo tenga en mis manos. Sólo espero recibir algunas respuestas.

Sin embargo Cameron no me lo entrega. Se sienta nuevamente, pero esta vez gira su cuerpo quedando totalmente frente a mí. Me mira unos segundos y vuelve la vista al sobre que sostiene en sus manos.

—No lo abrí ¿sabes? Es irónico que no haya dejado nada para mí. Era prácticamente la única persona que la apoyaba y la entendía .

Un nudo se instala en mi garganta. Realmente no sé lo que se siente el perder a un ser querido. Desearía nunca estar en su lugar. No sabía que decir, ni que hacer, debería ¿consolarlo quizás?.

—¿Cómo era ella? —le pregunto a un Cameron que se asusta por mi voz. Estaba tan perdido en sus recuerdos que olvidó que estaba ahí.

—Sólo te diré que era la mujer más jodidamente especial de este mundo. Joder, como la extraño .

—¿Tienes algo de beber? —lo interrumpo. No quiero que se ponga sentimental. No soy muy buena consolando a la gente . Eres una perra en resúmen. El chico te está abriendo su corazón y tu preguntas por alcohol. ¡Ni siquiera bébes estúpida!

Su risa me trae nuevamente a la realidad. Lo miro y veo que niega con la cabeza mientras duran los últimos espasmos de su carcajada.

—En serio eres un asco de persona -me reprocha.

Te lo dije. Me dice la voz molesta de mi cabeza.

—Sólo tengo cervezas —dice mientras se levanta y va a buscar la bebida.

Siento que mi cara arde de la vergüenza . Dios, tiene razón , soy una insensible. Cuándo lo veo aparecer nuevamente rápidamente me disculpo.

—Lo siento. Tengo problemas de la cabeza, cuando era chiquita me caí de la cuna —me excuso.

—Esta bien, me deje llevar. Supongo que el canuto hizo efecto —yo suelto una risita nerviosa.

—Toma — me extiende el sobre.

—Realmente no lo leí , ésto fue lo único que me dejó junto a unas llaves para tí .

Yo tomo el sobre, pero no lo abro. No quiero hacerlo. No aún . Primero quiero remediar mi error con él .

—Y, ¿como se conocieron tú y ella? -le pregunto mientras agarro una lata de cerveza y empiezo a beber.

—Por su hermano. Éramos mejores amigos. Siempre supe que ella se robaría mi corazón — me dijo mientras encendía otro porro.

Yo sólo guarde silencio, porque sabía que él quería hablar. Todo en su rostro gritaba que quería ser escuchado. ¿ Y quién era yo para negarle algo así?

—Si hubiera sabido que teníamos los días contados y-yo... Yo no quería... ¡joder! —grita, sorprendiendome —Me arruinó. Solo me dejo esta mierda —me dice señalandome el cigarro.
—Me dejo solo. Se fue sin más. Se fue sin mí —esta vez se levanta y le da una patada a la mesita que tenía adelante.

Sólo puedo ver como su espalda se tensa desde donde estoy. Sus puños se aprietan tan fuerte que parece que en cualquier momento se van a romper. Y su respiración agitada solo me dice que está intentando contenerse .

El dolor y la furia que reflejan sus palabras no hacen más que hacerme sentir como una mierda. Realmente no conozco a Cameron, pero aún asi algo de él hace que nazca en mí un sentimiento de empatía.

Me levanto de mi lugar. Nuevamente no se que hacer ni que decir. Pero no hace falta que lo haga porque el vuelve a hablar.

—Vete, quiero estar sólo — me dice con la voz ronca. Con el alma rota.

—Cameron.

—Solo vete Cassandra. Ya tienes lo que querías ¿no? —me interrumpe.

Tiene razón, ya tengo lo que vine a buscar. Lo observo una vez más antes de salir por la puerta. Me voy con el sobre que me dió junto con la llave. Era lo que quería si. Pero también me llevo la angustia de no saber si lo volveré a ver.

Y eso, eso es justamente lo que me hace detenerme después.

Al llegar a la esquina ya había tomado una desición. Me doy media vuelta y retrocedo en mis pasos.

Sé que voy a cometer una locura cuando me veo a mi misma llegando a su puerta nuevamente.

Sé que me voy a arrepentir de esto más tarde cuando veo a Cameron abrirme la puerta y dejarme entrar.

Y sé que me volví completamente loca cuando le quito el porro de la mano y le pego una calada.

Sé que no quieres estar solo Cameron.

—Veamos que mierdas me dejo tu novia antes de irse —le digo.

Yo tampoco quiero estar sola.

La chica sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora