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 Kazuichi admitía que era un cobarde.

Todos los días, veía desde la distancia a la hermosa chica de cabellos largos y dorados, incapaz de dirigirle la palabra o mirarla directo a los adorables ojos celestes que portaba. Se avergonzaba de sí mismo en los momentos donde la rubia, proveniente de una autentica realeza, lo saludaba con amabilidad por las mañanas y su rostro enrojecía por completo al oírla; su corazón se aceleraba y respondía entre tartamudeos.

Con esa reacción, ella reía sin ningún atisbo de malicia o sorna.

El mecánico también pensaba que era una persona cursi, pues no dejaba de considerar lo maravilloso que era su sonrisa y el sonido de su risa. Diversos tipos de ideas románticas cruzaban su mente cuando se trataba de ella. Sonia Nevermind lo había hechizado con sus encantos, pero... alguien más también logró hacerlo. De una forma absolutamente distinta a comparación con la princesa. Él  fue especial, haberlo encontrado consistió en una completa serendipia y un remedio a una agría discusión con su padre por la noche.

En esa ocasión, huyó de su casa sin dudarlo en lo más mínimo. La presencia de ese sujeto era fastidiosa, cualquier lugar estaba bien si era bastante lejano de él. Kazuichi caminó por un largo tiempo sin fijarse por donde avanzaba, demoró en darse cuenta que se encontraba perdido y miró su entorno con confusión. Bufó con molestia, apretó sus manos hasta convertirlas en puños y maldijo su situación. Al menos, traía su celular y cartera en los bolsillos de su pantalón, no era una total desgracia.Usualmente no era tan optimista, pero si quería estar al lado de la princesa,quien debía ser fuerte ante cualquier calamidad que pudiera suceder en su reino, él también lo sería para apoyarla. 

Su imaginación voló sin toparse con límites, creando un escenario de Sonia y él como los reyes de Novoselic, viviendo felizmente mientras corrían en un campo de flores. Teniendo una familia de hermosos niños con cada uno de los rasgos de sus progenitores y con la compañía de un perro. Las mascotas no podían faltar, y más al saber que a la rubia le encantaban los animales, Hinata le había dicho aquel dato y él agradecía tanto aquello. Era una gran ventaja que su mejor amigo fuera una de las personas con las que más hablaba Nevermind y parecían llevarse excelente.

Aquello le daba esperanza.

Fuyuhiko, uno de sus mejores amigos al igual que Hinata, ya salía con una atractiva chica de semblante serio y personalidad gélida, pero educada. Souda creía en que sólo con él, ella mostraba su faceta cálida. Los envidiaba un poco al verlos discretamente acaramelados. ¿Algún día se despediría de lo que lucía ser una interminable soltería? La respuesta aún no estaba disponible, era una incertidumbre que le ponía nervioso, mas luego recordaba que Hajime yacía en el mismo estatus que él, y se le pasaba.

Una gota de agua aterrizando en uno de sus pómulos lo arrancó de sus reflexiones, en cortos momentos cayeron más en el asfalto de las calles, humedeciéndolas y la temperatura empezaba a percibirse fría.

« ¡Maldición!»

Corrió en busca de refugio contra la intensa lluvia que azotaba la ciudad, tardó unos minutos hasta que llegó a la entrada de lo que sea que fuera, no presto la atención suficiente, se limitó a recuperar el aliento y notar que sólo sus hombro estaban humedecidos. Recuperando un poco la postura, observó las luces de neón rojas en el borde del cobertizo y los azulejos negros y blancos con diseños sumamente elegantes, pensaba que no debía tratarse de algo malo al tener una buena apariencia. Por desgracia, la idea no duró demasiado, debido que al instante siguiente el borde de su camisa fue capturado por una sólida mano y visualizó un rostro amenazante que le heló la sangre. Estaba en peligro.

—¿¡Qué demonios haces parado todo el tiempo ahí!? ¿Entrarás o no? Me estresa la gente indecisa como tú. Vamos, sé que te divertirás... todos lo hacen —habló con voz tensa el muchacho de ojos violetas y piel bronceada, se notaba que se esforzaba por ser amable, pero su apariencia para nada amigable y comportamiento impulsivo, no ayudaba— ¡Joder, ya decídete, cabello fresita!

I Wanna Be Yours.「KomaHina」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora