Capítulo tres

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You eyes they shine so bright 

I wanna see that light 

I can't scape this now 

Unless you show me how 

(Demons – Imagine Dragons)

Ambos se sentaron, uno frente al otro, con la lluvia como fondo.

-Entonces… -comenzó Fred- ¿Hace mucho que bailas?

-Desde que tengo 10 años, ya hace seis que voy.

-Creo que eso es mucho tiempo, ¿qué te hizo empezar ballet y no, no sé, danzas árabes? –dijo riendo debido a su tonto ejemplo.

-El ballet es más delicado –explicó Lía entre risas- y complicado, requiere concentración y mucha práctica, tranquilidad y paciencia para aprender los pasos a la perfección. Toma mucho tiempo crear una buena coreografía, pero una vez que está hecha y la exhibes, es arte. –terminó con una sonrisa que llegaba hasta sus ojos de un perfecto gris.

-Sí, la verdad que lo que hiciste recién bajo la lluvia fue grandioso. Casi se me pone la piel de gallina, parecías muy metida en eso. –sonrió Fred- ¿Qué canción escuchabas mientras bailabas? –preguntó interesado.

-Lucky One, de Simple Plan…

-¿¡Te gusta Simple Plan?! Qué pasada –exclamó emocionado, mientras recordaba la letra de la canción -¿Qué otras bandas escuchas?

-Pues… Escucho cosas variadas. Simple Plan, Green Day, Blink-182, Aerosmith, Coldplay, pero también Jason Mraz, Miley Cyrus, Bruno Mars y Demi Lovato. –respondió-. Es depende de cómo me sienta ese día, con qué canción me despierte en la cabeza, y cuál se vaya aplicando a los hechos que transcurren en mi día.

-Eso es genial –sonrió Fred aún más- ¿Conoces esta canción? –dijo, sacando su móvil y reproduciendo un  tema de Imagine Dragons, Demons, que Lía reconoció enseguida.

-When you feel my heat, look into my eyes. It’s where my demons hide… -entonó el estribillo de la canción a medida que este sonaba. –Imagine Dragons –dijo sonriendo ante la mirada del chico.

-Es genial. –dijo por segunda vez, y aumentando el volumen, se recostó en el piso. –Don’t get too close, it’s dark inside –continuó, cerrando los ojos.

Lía se lo quedó mirando un rato, escuchándolo cantar, hasta que ella se le unió y, abrazando sus piernas, cantó con él.

 Cuando terminó la canción y la música se detuvo, Fred abrió los ojos, descubriendo a Lía mirándolo fijamente. Esta, avergonzada, movió su cabeza como si estuviera mirando más allá, y ambos rieron.

-Bueno –dijo Lía- ¿Qué hay de ti? ¿Haces algo, a qué escuela vas? –Preguntó, y luego agregó -¿Cuántos años tienes?

 -Estudio en casa, mi madre es un tanto anticuada y no le gustan los métodos de enseñanza de las escuelas –respondió haciendo una mueca- En mi tiempo libre me gusta cantar, escuchar música, y toco el piano y la guitarra. Ah, y tengo 17 –agregó con una media sonrisa.

-Al menos tu madre se preocupa por que aprendas algo. Mis padres poco más y nos tienen abandonados a mí y a mi hermano, viven trabajando.  –se quejó, y una mueca de tristeza apareció un instante en su cara.

-¡Frederic! –desde la casa se escuchó el grito de una mujer- ¿piensas venir a ayudar? ¡Y no es una pregunta, ven ya mismo!

-Eh, lo siento Lía –le dijo levantándose mientras le tendía la mano para ayudarla- si no voy rápido creo que le dará un ataque –rió-. Pero puedo acompañarte hasta tu casa, es tan solo cruzando la calle –le dijo

-¡Pero apura que llueve! –gritó entre risas Lía, corriendo bajo la lluvia con Fred a su lado.

-¿Qué? –se le burló- ¡Tú eras la loca que estaba bailando aquí hace una hora! –dijo divertido

-Sí, pero ya no estoy bailando, no me apetece seguir mojándome –le contestó.

-¿Puedo pasar a buscarte mañana? –dijo Fred mirando hacia el piso.

-Er, pues sí, ¿por qué no? –le sonrió- ¡Hasta mañana Fred!- y entró a su casa.

-Hasta mañana Lía –respondió este, pero ella ya se había ido.

Fred caminó bajo la lluvia lentamente hasta llegar a su casa, y al entrar se encontró con su madre con los brazos en jarras frente a él.

-¿Por qué has hecho eso? –le recriminó a su madre- ¡No estaba haciendo nada! ¿Acaso tampoco puedo tener amigos? –dijo, sacudiendo su mojado cabello.

-No, no puedes. Es peligroso. –le contestó esta. –Sabes lo que podría llegar a pasar.

-¡No, no lo sé, porque nunca nadie me explicó nada! –furioso, caminó escaleras arriba –Tengo 17 años, no viviré sólo toda mi vida, y tú no estarás siempre para protegerme.

“O para proteger al resto de mí”; pensó mientras cerraba la puerta de su habitación.

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Imagine Dragons - Demons: https://www.youtube.com/watch?v=LqI78S14Wgg

La Chica de las Zapatillas de BalletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora