Capítulo Seis

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Make me feel better when I'm feeling sad 

Tell me I'm special even though I know I'm not 

Make me feel good when I hurt so bad

(1-2-3-4, Plain White T's) 

-Uh, Fred… -dijo Lía mientras bajaba apuradamente las escaleras y aparecía por la puerta del pequeño recibidor.- Hola-le sonrió, contenta de poder pasar toda la tarde con él, y riéndose internamente de la cara de incomodidad que tenía el chico en ese momento.

-Oye, lo siento. -dijo él -Si prefieres dormir o estás cansada, lo entiendo, paso otro día, ¿si? -y con una mueca de decepción, agregó- Va, si quieres que vuelva a pasar…

Y luego de decir esto, se giró para abrir la puerta y marcharse.

-¡No! -contestó Lía, con un volumen mucho mayor de lo que pretendía, y corrió a agarrarse de su brazo.- Quiero pasar el día contigo, he dicho.  No estoy cansada, tan solo me dormí esperando que llegaras.

-¿Segura? -le preguntó, pero el gesto en su cara ya había vuelto a ser el de la tarde anterior, aquel cuya sonrisa casi resplandecía.

-Por supuesto.

Lía se giró para cerrar la puerta, y con un grito se despidió de su hermano, que le contestó un apenas audible "chau, ya vete". Era pura ternura a veces.

-Entonces, ¿A dónde iremos? -preguntó, como si fuera una nena chiquita, abrazándose a su brazo- ¿o qué vamos a hacer? -agregó.

Fred rió, feliz. Le comentó acerca de ir a tomar algo a un café cercano, a lo que su acompañante sonrió. Caminando, al darse cuenta de su agarre, Lía se soltó de él, abochornada del exceso de confianza que conocía hace tan sólo un día.

-¿Por qué te sueltas? Era lindo. -se quejó en broma Fred, tomando el brazo de Lía y acomodándolo alrededor del suyo. -Así está mucho mejor, ¿a que sí?-le preguntó mirándola, de una forma un tanto dulce quizás

-Porque… Casi no te conozco… Y por ahí te parecía mucho… Y yo que sé, quizás no te caía bien… -respondió avergonzada, mientras sus mejillas adquirían un tono sonrosado, pero contenta de que él haya correspondido a su agarre.

-Nos conocemos desde ayer, pero siento como si te conociera desde hace una vida.-se sinceró el muchacho -Así que no hay dicho "exceso de confianza"; puedes confiar en mí todo lo que quieras, cuanto más: mejor. Yo confío en ti, no sé, tienes algo… Un aura de tranquilidad, y confianza. Inspiras confianza.

Eso tomó por sorpresa a Lía, que se le quedó mirando atonta un largo rato mientras caminaban por una calle casi desierta, intentando (sin éxito), disimular el efecto que causaron en ella esas palabras. 

-Yo estuve pensando lo mismo. -respondió al fin, Fred estaba empezando a creer que hubiera sido mejor no decir nada dado el silencio de la chica. -Tienes algo que se me hace muy familiar, no lo sé. O sea, es raro en mi hacer cosas como esta -dijo moviendo el brazo que estaba entrelazado con el de él. -Pero fue automático, sin pensar. No suelo ser así con la gente. Casi no tengo amigos. Va, en realidad, no tengo. -se sinceró.

-¿Cómo que no? -se soltó Fred del agarre, haciéndose el ofendido -¿Y yo qué? ¿Acaso no existo? Que feo. -continuó, mientras fingía mirarla con desaprobación, negando con la cabeza.

-No, no, no, ¡me refería además de ti! Lo siento, no soy buena en las conversaciones, no hablo mucho. -dijo preocupada Lía, poniendo sus brazos alrededor de ella misma, abrazándose, con la cabeza gacha. -En verdad perdón. -estaba triste. No quería perder a su único amigo.

La Chica de las Zapatillas de BalletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora