Hoy, mañana y siempre

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Y tras dejar a Erika, Antoine y yo vivimos como una familia (sin el como mejor), con nuestro pequeño, ya que la bebé Mia tenía que estar con su madre cada día, excepto festivos y cada dos fines de semana, en los cuales le hacíamos un pequeño hueco para su cuna en nuestro nido de amor.

Nuestra relación llegó a su más alto grado de perfección, nunca habíamos estado tan tan tan bien... aunque con Griezmann, cada día era mejor que el anterior.

No hubo problemas, ni conflictos. Ni entre nosotros, ni con nadie. Todo era pura felicidad. La frase que lo resumía todo era la que Griezmann me decía siempre: "Desde supe que estabas conmigo, Mia, no me importa quién pueda estar en mi contra".

En cuanto al fútbol, Grizi vivió sus mejores temporadas en el Atleti. Parecía todo un sueño, incluso el hecho de acudir a cada partido con el bebé para ver a su papá.

Lúcas, continuó a nuestro lado, a pesar de haber reconocido a Antoine como padre del pequeño, su genética estaba en mi hijo, y eso no cambiaría nunca. Se siguió comportando igual de bien que siempre, incluso le regaló a Mini Anto un camiseta del Atleti, con la palabra "PAPI" en la espalda por encima del número 7.

Lo peor fueron los partidos fuera de casa. Griezmann viajaba solo a todos, tanto por España como por Europa. A muchos nos llevaba pero en otros, por circunstancias personales, nos teníamos que quedar en casa y ver a papá desde el sofá.

Esos días nuestros mensajes y conversaciones estaban llenos de frases (la mayoría de Grizi) como:

- Mia, te echo tanto de menos, que la gente empieza a tener tu cara.

- Mia, cuando el lunes nos veamos te voy a besar hasta que te reviente la sonrisa.

- He llamado a Torres "Mia" y al Cholo le dije "Vale, amorcito". Esto se me está yendo de las manos. Te necesito.

Los días sin él se hacían eternos. A veces quedaba con Sofía, la novia de Godín, con la que solía ir a cenar, de compras o ver los partidos. También, de vez en cuando, comía con la de Koke, Beatriz, una chica super simpática que me ayudaba con el francés a demás de darme muchos consejos de moda.

Al igual que el Liverpool, nunca caminé sola. En ningún momento mi mente llegó a la conclusión de decir: "que sola me siento". Para nada. Mi bebé, mis amigos, mi familia... y sobre todo, él. El eje estructrural, alrededor del cual giraba todo.

Según Antoine, yo era su bastón, el soporte sobre el que se apoyaba cada vez que no conseguía avanzar. Pero no, yo simplemente le quería y eso ya era todo lo necesario para tratarle como la persona más importante de mi vida.

Los días a su lado eran como un viaje, en el que el destino era lo menos importante. El camino era lo esencial.

Recuerdo una tarde, de las pocas, en la que "discutimos" (si es que a eso se le puede llamar discutir). Llegué a casa un poco más tarde de lo normal, después de haber quedado con las chicas:

- Mia, llevo llamándote desde hace una hora para ver cómo estabas y no has contestado y ni siquiera me has llamado.

- No, no me has llamado. - dije sorprendida.

- Si, Mia, si.

Encendí el móvil, el cual llevaba apagado desde hacía varias horas y, efectivamente, Grizi me había llamado 15 veces y me había mandado 27 mensajes.

- Yo... lo siento en serio.

- Mia, podrías tener encendido el móvil, no sabes lo mal que lo he pasado, pensaba que te había ocurrido algo. Y podrías call me on my cell phone, late night...

- Lo sé, perdona. - dije evitando reírme.

Puede que aquella noche me enfadara. No me gustaba que Griezmann se comportara como mi padre, pero en el fondo sabía que se preocupaba por mí. Su afán de posesión, le hacía portarse así. Y en cierto punto me gustaba. Pero tan exagerado, no.

A la mañana siguiente Antoine tenía que irse a las 7 a entrenar. Noté media hora antes, la barba de dos días que tenía cuando me besó, y sonreí entre sueños, pero continué durmiendo.

Al despertarme, un sobre se hallaba sobre la almohada: Para mi Señora Mia, de ton grand poussin, Antoine.

¡Bonjour, ma princesse!
A pesar de que siempre digas que soy perfecto, maravilloso... No. No lo soy. Prueba de ello lo de anoche. No debí controlarte como lo hice, aunque tuviera miedo... No suelo tener miedo a nada, ya lo sabes. Pero tengo un temor oculto que hasta ahora nadie sabía: perderos. A los que más quiero, a los únicos que necesito para vivir. A ti y a mis hijos. Si te pasa algo y llega a ser mi culpa, no me lo hubiera perdonado nunca. Por eso me fallaría mil veces solo por no fallarte a ti. Eres mia, con minúscula. Después te todo lo que hemos vivido, bueno o malo, me he dado cuenta que la felicidad solo depende del amor, porque con amor hasta morirse es bueno. Moriría por ti sin pensarmelo dos veces.
Nunca pensé que un primer amor sería el único y el último que tendría. Suelen decir que nunca se olvida, pero contigo sé que será eterno. Y recuerda, Mia, que no solo te elegí a ti... también renuncié al resto.

Aujourd'hui, demain et toujours.
(Hoy, mañana y siempre)
Je t'aime.
(Te quiero)

Nada que decir. Mi respuesta fue un largo abrazo y un eterno beso cuando llegó de Majadahonda.

El silencio en la habitación se llenó de amor y nos conectó de una forma que las palabras nunca podrían.

Y si, me demostró que era suya, pues somos de quien nos hace bajar la mirada y al hacerlo sonreímos...

Llamémosla Paola (Parte 3) - Antoine GriezmannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora