Capítulo 2: Soledad.

558 63 5
                                    

Capitulo 2;

Cumplir los castigos ya era una parte de rutina, pero con la advertencia de Usopp debía tener más cuidado si quiero continuar en el club de Kendo. No quiero desperdiciar este último año de escuela sin tener mis metas en mente, pero según mi padre, quiere que sea el mejor jugador de Football para que este dentro de su círculo, más que nada, dentro de su mundo. Él cree que soy su hijo especial que es fuerte y popular como lo fue él en su tiempo, pero jamás fue o será así. Aunque él siga de fanfarrón con sus amigos no hará que las cosas cambien. Incluso ahora quiere incluirme en una vida junto a su novia y no quiero pertenecer a ese tipo de existencia.

No importa como lo diga o lo piense, él jamás sabrá estás cosas porque nunca se las diré. Él no quiere escuchar.

-Buenos días..

Estaba frente suyo desganado con toda la energía desgastada.
Entonces me senté para desayunar.

-Hijo..Buenas.-Estaba mezclando algo en un tazón-¿Por qué esa cara? ¿No pudiste dormir?

-Algo así..

-Porque anoche te fuiste a acostar temprano a pesar que teníamos visitas.-Me miró con el ceño fruncido-Te dije que ella estaría presente.

-No se..Estoy cansado.

-¿Sabes?..Tu entrenador me dijo que tus prácticas son estupendas, pero tienes algo de problema en la cancha, ¿Qué esta pasando?

No importa que diga, la conversación siempre se tornara con respecto a su novia o al Football.

-..¿Y?

Me miraba insistente y entonces suspire.

Si supiera que me pasa sería lo peor, menos mal que el entrenador tuvo algo de compasión, quizás no quiere herir el ego del llamado mi padre, el Gran Mihawk.

-Nada, problemas con manejo de la pelota.

-Exige y entrena todos los días, no dejes que el miedo de fracasar te paralice.-Lo dijo tan serio y dedicado como siempre y entonces me entregó el desayuno-

Lo mismo de siempre.
La clara del huevo para tomar y una misera porción de verduras.

-Gracias..-Murmure-

Él estaba por decir algo más pero su teléfono sonó.
Al atender se pudo ver con expresión preocupada.

-Aja..Si, no se haga problema...Lo sé, soy su padre. No, él no lo hará.

Rayos, obviamente están hablando de mi.

Él cortó y yo estaba terminando ese desayuno normal de todos los días.

-Zoro..¿Qué te ocurre? El Doctor. Shanks me dijo que hace dos semanas vas faltando al tratamiento. El hospital no vendrá a casa, tu debes ir por ellos. No desobedescas.

-¿Desobedecer? No quiero ir más a ese estúpido hospital. Hago lo que me decís e incluso accedí a tomar esta dieta como prácticamente un soborno. Tú me pediste estar aquí.

-Zoro, esa no es una excusa, debes ir y eso es lo último que discutiremos. Quiero lo mejor para ti.

-Tú..

No podía decir nada, ya estaba harto. Esas son mis jodidas mañanas.

Me levanté enojado, tomé mi mochila y cuando abrí la puerta, su novia estaba por tocar, pero entonces la esquive y camine rápido.

-¡Zoro!

Él me llamó pero me fui. No necesito esto.
La furia de estar constantemente luchando por estar en casa, por no pensar en otras cosas se complica día a día.

Sauce BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora