Prólogo

333 11 0
                                    

CROSS ANGE: TENSHI TO RYUU NO RONDO [クロスアンジュ 天使と竜の輪舞] Y SUS PERSONAJES NO ME PERTENECEN

La sonrisa que tenía en su rostro era sin duda la más falsa que Salamandine había dado en su vida entera, estaba sonriendo porque los demás lo estaban haciendo, pero no porque lo sintiera realmente. ¿Qué razón tenía para hacerlo?

—Todo esto fue posible a ambas partes de nuestra madre Aura—Recitó uno de los lideres de las trece familias—La princesa Angelise y la princesa Salamandine.

Sus orbes azulados miraron a su compañera de orbes rojizos que chasqueó la lengua al escuchar su antiguo nombre. Para Salamandine era bastante notable el coraje y la tristeza que Ange estaba reprimiendo para no explotar frente a todos, honestamente ella estaba igual aunque lo disfrazaba mejor.

—Brindemos...—Celebró aquel joven acercándose ligeramente a la rubia quien al notar esto apretó los puños y dejó abruptamente el lugar dejando a los invitados sorprendidos.

—Iré por ella—Mintió Salamandine. Era verdad que pensaba ir tras Ange, pero no pensaba volver.

Hace apenas el día anterior habían logrado su victoria contra Embryo, victoria que les había costado la vida de Hilda y que estaban seguras no superarían nunca. Los lideres de las familias no se habían esperado e hicieron una fiesta en su honor a pesar de las negativas de las norma, pero lo que más molestia les había causado a ambas contrapartes de Aura fue que apenas rescatada, Aura volvió a desaparecer sin explicación, aunque su padre les había asegurado que no tenían de qué preocuparse, que ahora todo estaría bien.

Cuando la Salamandine logró encontrar a la rubia ya había pasado cerca de media hora. Ange estaba sentada sobre el césped con las piernas abrazadas a su pecho y la mirada en el cielo despejado. Ante esta visión no pudo evitar pensar en lo injusto que había sido el desenlace que les había tocado, no es como si la ausencia de la pelirroja fuera sinónimo de infelicidad, pero debían admitir que habían contemplado su futuro con ella y el que ambas chicas se hubiesen enamorado de ella hacía su partida algo todavía más duro de digerir.

Salamandine tomó lugar a un lado de Ange quien continuó mirando el cielo sin perturbarse aunque fuera un poco, la diferencia de la azabache a la rubia era que ella miraba el verde y fresco césped, césped que crecía y aún cuando era arrancado volvía a crecer, admiraba su fortaleza.

Los oídos de Salamandine apenas fueron capaces de captar la felicitación que le había dado su madre aura. Sus sentidos se encontraban bastante atontados y su mente solo se concentraba en la alentadoramente desalentadora vision. Ellas cuatro flotando sobre un espacio vacío en el que había habitado aquel hombre que se había llamado a sí mismo regulador con la esplendorosa visión de la verdadera madre de vida en su completo bienestar mientras que las tierras comenzaban a deshacer la fusión espacio-temporal.

Escuchó un rugido por parte de Aura antes de que su visión cambiase a la de sus camaradas vitoreando su victoria con las Norma junto a ella.

La primera en aterrizar fue Salia, quien sin perder tiempo se adentró a la Aurora para verificar el estado de Alektra. Después bajó Chris quien de inmediato se lanzó sobre Rosalie en un muy fuerte abrazo antes de soltarse a llorar. Salamandine dudó pero después de un mudo asentimiento por parte de Ange, ella igualmente bajó siendo recibida por Naga, Kaname, Lamia, Mi y por consiguiente, Ersha. Momoka esperaba a Ange y a Hilda junto con Jurai, después todas se unirían y festejarían su victoria.

Ange descendió justo cuando Aura se materializó en los cielos tan majestuosa como siempre lo había sido. La cara de la sirvienta y el siervo se deformaron increíblemente cuando la cabina se abrió solamente con una Ange bastante demacrada y una mirada entristecida.

—Angelise-sama...—Momoka murmuró su nombre con incredulidad al reconocer las ligeras manchas que había en su cabello. Jurai apretó la mandíbula con notable rabia cuando la rubia se soltó a llorar de una manera bastante desgarradora en los brazos de su sirvienta.

Las demás normas les observaban con incredulidad junto con el matrimonio amistado con Salamandine. Era verdad que al partir las cuatro estaban arriesgando la vida, pero todos consideraban que quien tenía menos posibilidades de morir era la única persona que no había regresado, sus antiguas y nuevas camaradas lloraron su partida con verdadero dolor, exceptuando a una sola persona, Salamandine, quien permaneció tan quieta y callada como al principio.

—No es justo...—Escuchó a la rubia decir.

—Tienes razón. No lo es—Concordó la azabache aún con la vista clavada en césped.

— ¿Por qué?

—No lo sé.

Permanecieron un rato en silencio hasta que uno de los jóvenes que Salamandine recordaba alguna vez se lo intentaron prometer, se manifestó.

— ¡Chicas! —Exclamó con la voz rasposa, seguramente por el alcohol, mientras se ponía en medio de ambas reencarnaciones de Aura recargando sus brazos sobre estas— ¿Por qué aún no regresan?

Salamandine no tuvo tiempo para responder debido a que la reacción de Ange le descolocó por completo. La rubia soltó un ligero grito alejando el contacto del chico de manera abrupta saltando de su lugar lejos de él y cerca de Salamandine, quien pudo notar que estaba temblando.

La princesa dragón no pudo sino avergonzarse al no tomar en cuenta el posible trauma que había generado Embryo en la princesa del imperio Misurugi, una violación no era nada para tomarse a la ligera y las señales debió haberlas notado cuando se negó a recibir contacto de su padre.

Ange le temía al género masculino.

Esto es como un extra a mi fic Cross Ange: El duelo entre ángles y dragones que trata de como Salako (y posteriormente Hilda) lidian con el trauma de Ange por la violación de Embryo. Serán 10 capítulos con no más de 2k -los cuales ya estan definidos en mi bloc de notas- más el epílogo (que va después del epílogo de Cross Ange) que tiene un toque más cómico.

Nos leemos en el siguiente capítulo.

Comentarios/Votos=Autor Contento=Más Capítulos

EstigmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora