9. M

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Una voz se hallaba lejana, era bruma, luego comprendi.
- Señorita christine, señorita.-Creo que conozco esa voz.
La vision se acostumbro a la penunbra, pude ver quien era a través de la oxidada reja.
- Marcus.
- Señorita solo vine a llevarla frente al principe Theodor.-dijo. Hacia mucho frio, me frote los brazos.
- ¿Dónde esta ella?
- Ya la presente ante el principe, solo falta usted señorita Christine.
Me pase las manos por la cara, arregle mis prendas.
- Bien, vamos.

***
- ¡Levantese!.-el hombre de un jalon me paro, automaticamente abrace a camille; ella se mantenia callada y en alerta, como cuando sucedian los ataques de papá.
El hombre me jaloneo haciendo que la soltara. Le di una mirada a camille para que se calmara. Me esposo, el metal estaba frio. Localize a Dominic buscando algun tipo de consuelo, sin embargo el parecia mas abatido que yo.
El hombre iba a tocar a camille.
- ¡NO!-estaba delante de ella.- Hagan lo que sea conmigo pero no la toquen, por favor.-suplique. Algunos habian volteado mirando la escena.
El soldado me vio lascivo; lanzo un golpe hacia mi rostro logrando voltearlo, me tomo completamente de sorpresa, a pesar de ello no me movi, volvi a verlo de frente; parecia furioso, pude ver como su puño se tensaba dispuesto a noquearme. Otro soldado que aparecio por atras lo tomo del hombro y le susurro algo, el primero se fue meneando una cola rosada anillada.
- No todos son asi señorita lo lamento.- tenia una miraba esmeralda dulce y sonrio.- Bien, señorita; digame su nombre completo y reino de procedencia. Nos miro a ambas.
Relaje la postura; mi cachete aun ardia. Camille que apenas habia respirado hasta hace un momento, tomo mi mano adelantandose.
- Esta en shock.-dijo completamente seria. El soldado asintio.
- Dimelo tu.-dijo como si estuviera hablando con otro adulto.
- Si, su nombre es Christine Rosewood y yo soy camille.
- ¿Rosewood?, ah son de Bidia entonces. Una de las familias nobles.
- No, no somos de acá. Somos humanas.
- ¿Humanas?
- Si, del mundo humano; llegamos atraves de un portal en un arbol.
El soldado parecia confundido.
- Vengan conmigo.- dijo serio.
- Si, vamos Christine.- me jalo y camine con ella.
Nos dirigimos a dos carruajes, tenian un color negro avejentado; alguien grito algo ininteligible para mi y el de la derecha se fue embalado; supongo que era donde estaba Dominic.
- Chris..-camille llamo mi atencion.-creo que nos llevaran al castillo.-dijo susurrando.
- Espero.
- Suba.- el oficial habia abierto las puertas de carruaje para nosotras. Asenti.
- Sube primero.
- aja.-se sostuvo del marco de la desgastada puertucha y encaramo dentro.
Yo me sente y gire para encontrar dentro solo una tenue luz de vela en la esquina superior y gatee hasta camille, la abraze reposando mis manos esposadas en su barrigita.

El sacudon del carruaje me desperto.
- Christine .. ya llegamos.
- Bien. Solo esperemos.
La puerta se abrio, ya estaba oscureciendo, el hombre se coloco a un lado esperando que salieramos.
- ¿No me quitaran esto?.-dije refiriendome a los grilletes que lastimaban mis muñecas. Sin embargo no respondio solo nos miro seco y nos señalo el camino.
Tal vez si estabamos en el castillo pero en una parte muy lugubre de el, un porton doble era resguardado por dos guardias con cascos de hierro y lanzas que parecian poder dividir el viento.
El soldado que me habia protegido antes estaba hablando con ellos y volteo varias veces en nuestra direccion. El portero por ultimo asinto y se puso a un lado dando pase libre.
Mi defensor se acerco a nosotras, se frotaba las manos arrugadas, tenia garras negras, sin embargo en el parecian inofensivas.
- Yo no podre hacer mucho por ustedes el principe del castillo valkiano tendra que tomar su decision.-sus palabras era rudas, pero su mirada solo denotaba empatia.
- Y.. ¿cuales podrian ser sus decisiones?.
Observo mis manos rojas por es roze del metal y se apresuro en manipular unas llaves pequeñas y liberarme, intento frotar mis muñecas, pero una mueca de dolor lo detuvo.
- Varias cosas, no lo se, desterrarla, encerrarla y nunca dejarla ir, matarla.-dijo lo ultimo con dolor.
- No se preocupe..-no sabia su nombre.
- Soy Fabrizio Curbell, segundo oficial al mando del reino de Bidia.-dijo con orgullo.
Sonrei- No se preocupe oficial Fabrizio. Yo cuidare de mi hermana y de mi.
- No lo dudo. Acompañenme.
- Si.-extendi el brazo y camille me tomo de la mano.
*

EL CUERVO AZULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora