I

21 2 3
                                    

Aun después del largo tiempo que llevamos juntos, es inevitable sentirme un poco nerviosa cada vez que veo a Dylan, se siente como si saliéramos juntos por primera vez. Es simplemente mágico lo que me une a él. Toda mi existencia se puede resumir en una cosa: Dylan, y mi vida junto a él, es decir, nuestra vida. La posibilidad de pasar una eternidad a su lado hacía que nunca jamás necesitara de cualquier otra ridícula fantasía de adolescentes, porque él es mi todo y para mí, no existe nada ni nadie más.

           

Aun después de recibir aquella foto, él sigue siendo lo más importante para mí. Hace una semana ya de que eso ocurrió, pero no me he atrevido a preguntarle a Dylan nada acerca de la situación con aquella chica, por lo que mejor decido simplemente ignorar el asunto.

Y podría haber continuado siendo así de sencillo si no fuera porque Isla, mi mejor amiga, me insiste cada día en que me anime a hablar con él.

Tuve que contarle del asunto, obviamente, porque es mi mejor amiga. Si no le cuento a ella, ¿A quién más podría contarle? Es algo demasiado grande para lidiar con ello yo sola. Después de todo, al final ella siempre tuvo razón. Dylan me engaña, y yo nunca le creí. Así que en cuanto pude confirmar sus sospechas, le conté de lo sucedido.

Me pareció buena idea hasta que mi querida amiga, que se había visto tan indignada por el asunto, decidió por ella misma volverse una clase de informante. Comenzó a seguirlo a todas horas, durante la escuela y después de ésta. Incluso lo esperaba afuera del instituto de idiomas, esperando a que saliera de sus clases de francés, para continuar siguiéndolo por todo el tiempo que pudiera. Y el hecho de que ambos vivieran a tan sólo unas casas, le volvía la tarea mucho más sencilla. Nada impedía que se levantara y acostara con él en la mira a cada segundo.

Toda esta situación es un desastre. Y al no poder dejarla de lado, comienzo a tener pesadillas. Sueños horribles en los que se veo reflejado mi atroz miedo a seguir siendo engañada, a que Dylan y yo discutamos o a que él decida dejarme para siempre.

Dejé de dormir bien y por consiguiente, bajaron mis notas y decayó mi ánimo. Y por si fuera poco, Isla consigue más y más fotos de mi novio, afuera de su instituto de idiomas, con una chica abrazándolo. A la chica jamás puede vérsele el rostro, pero mi amiga me asegura que es linda, y que Dylan siempre se ve muy risueño cuando está junto a ella.

Sigo ignorando el asunto mientras puedo, pero después de varias semanas, comienza a ser insoportable. No quiero hablar con Dylan del asunto, pues nunca he sido celosa, y él aprecia mucho ese rasgo mío. Tampoco soy insegura, ¿Qué más da si esa chica es linda, o incluso, más linda que yo? Él está conmigo por alguna razón, él me ha escogido a mí, y eso debe ser suficiente. Pero dadas las circunstancias actuales, eso deja de ser un consuelo.

Después de pasado un tiempo con estos pensamientos en la cabeza, este asunto se vuelve insoportable.

Así que un día, después de la escuela, decido ir a casa de Dylan por la tarde, con la excusa de cocinar algo para los dos. Eludo sus excusas acerca de que no sabemos cocinar, y lo convenzo de hacerlo. Estoy decidida, lo confrontaré. Resolveremos esta situación y nos olvidaremos del asunto.

—¿Estás segura de que quieres que lo intentemos? — me pregunta, mirándome con sus dulces ojos tan perfectos. Me derrito cuando lo veo, pero no dejo que eso me distraiga.

—Sí, no puede resultar tan mal, ¿No crees? — le respondo.

Estamos en la enorme cocina de su casa. En medio exactamente, hay una enorme y hermosa isla de granito. Él está en un extremo de la habitación y yo en el otro. Él usa el lavabo para lavar los vegetales que yo después corto con un gran cuchillo en una tabla de picar. Me detengo a mirarlo un segundo, sin que él lo note. Su cabello largo le cae perfecto a ambos lados del rostro. Su piel tan blanca se ve preciosa con la camisa azul que lleva puesta, mi favorita, la que le regalé en su cumpleaños. Y sus manos se mueven muy ágilmente al lavar los vegetales. Se ve perfecto, como siempre, y yo me derrito tan sólo de verlo.

Tú me convertiste en estoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora