Mudarse, para algunos puede ser buenos para otros malo, pero para mí era lo peor que podía pasarme, para muchos lo peor de mudarse es cambiarse de instituto y abandonar a sus amigos, pero para mí era todo peor, al mudarme dejaba atrás cada momento con mi madre, para cambiarlo por las innumerables borracheras de mi padre, y las tonterías de los cuatro chicos que vivían con él.
Mi padre había engañado a mi madre hacia eso de unos doce años atrás, luego del divorcio se fue a vivir con su amante la cual ya tenía tres hijos, Roland de 22 años, Alex de 20 y Ian de 16. Luego de un tiempo habían tenido otro hijo Aiden que tenía 11 años. Para su mala suerte su amante murió de
Las maletas pesaban en mis manos, mientras esperaba afuera de la que antes era mi casa a que Roland viniera a por mí, ya que mi padre estaría (como siempre) demasiado borracho como para venir el a por mí.
Unos quince minutos después Roland apareció, me subí al auto y le salude, el camino fue silencioso ya que Roland era muy callado.
Al llegar a la casa de mi padre, sentí un dolor en el pecho, después de todo sabía que a él no le importo, ni le importare jamás.
Me bajo del auto a la par de Roland, llegamos a la entrada y el abre la puerta, lo primero que siento es el repugnante olor a alcohol.
Entro a la casa sin decir una palabra, al ver a mi padre, le saludo cordialmente:
-Hola, papá
-Hola Abi. – dijo, con cada palabra que decía el olor a cerveza barata llegaba a mis fosas nasales.
-Ahorrémonos el tema, de que finjas que te importo. – digo en todo decidido. -¿Dónde dormiré?
Me miro unos segundos y luego grito:
-Ian, ven aquí, ahora.- dijo, desde la otra habitación se escuchó a alguien levantarse y caminar.
-¿Qué?- dijo Ian enojado
-Muéstrale su nueva habitación a Abi. –dijo y volvió a tomar un sorbo de su botella.
Ian me observo de pies a cabeza y luego sonrió, me hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera, y eso hice, camine por el pasillo, y llegamos a unas escaleras, subimos silenciosamente, hasta llegar a una puerta que Ian abrió.
-Aquí dormirás. – dijo, con tono frio.
Luego entro a la habitación y me hizo una seña para entrar, entre y el cerro la puerta, eso me pareció bastante extraño.
Se limitó a observarme y yo hice lo mismo, Ian era alto y delgado, tenía unos ojos azules hermosos, su cabello castaño era largo y le llegaba a los hombros. A decir verdad era bastante guapo.
-Podrías ser más disimulada al observarme. – dijo distrayéndome de mi análisis.
-no te estaba observando.- dije seria
- ¿Y qué mirabas entonces? ¿La pared?- dijo con una sonrisa en su rostro
Por dios se veía hermoso
-No precisamente, pero a ti no te miraba.- dije
-¿Enserio? – dijo irónico. – pues se te cayo un poco de baba
Instintivamente me lleve una mano a la boca, lo que hizo que Ian riera muy fuerte
-Hasta luego Abi.- dijo haciendo un saludo militar con la mano. Y salió de la habitación.
Que estresante por dios
No conocía antes al chico en persona, pero no esperaba que fuera tan irritante.
Me dedique a desempacar toda la tarde, la habitación no estaba tan mal como esperaba, la verdad había cama y eso era mucho más de lo que podía esperar.
Luego de un rato, me recosté en la cama y tome mi teléfono para ver si tenía algún mensaje, y como supuse no había ninguno, después de todo no era una persona de amigos, con la única que hablaba era con mi madre, pero ella estaba muerta y tenía que aceptarlo.
Un par de lágrimas salieron de mis ojos al recordar todo, tras unos segundos comencé a sollozar.
Un golpe en la puerta me saco de mis pensamientos, esta luego se abrió dejando ver la cara de Roland por la puerta.
- A cenar Abi. – dijo en tono amable. Yo simplemente asentí con la cabeza
Roland entro a la habitación y me miro, luego cerró la puerta y se sentó a mi lado.
-Abi. – dijo calmado. – sé que todo esto es duro.- prosiguió.- pero tienes que aceptarlo, la vida sigue su curso, tú sigues aquí, no puedes echarte a morir, por haber perdido a alguien. Sé que no te conozco mucho, pero en tus ojos veo que eres fuerte y valerosa. Te aseguro que todo mejorara. – suspiro. – yo pase lo mismo que tú, mi madre no fue la mejor, la verdad ni siquiera sé si me quería pero yo si a ella y fue muy duro perderla.- me miro y sonrió. – si estas triste, ahora sabes que tienes a alguien con quien hablar
Le mire con los ojos llenos de lágrimas, lo que él había dicho me llego al corazón. No sabía que Roland era alguien tan bueno y comprensivo.
-Gracias.- le dije con un hilo de voz
El asintió con la cabeza y me paso la mano en la cabeza, como si fuera mi herma (la verdad era mi hermanastro, pero nunca lo había visto así)
-Ahora baja a comer. – dijo sonriendo. – y demuéstrale a todos que tú eres muy fuerte.
Sonreí también y me limpie la cara, ambos bajamos a cenar, la mesa estaba puesta, pero nadie estaba sentado en la mesa.
-Chicos a comer. – grito Roland
Los tres chicos llegaron a comer, pero no había señales de que llegara, Roland me miro y dijo:
-Nunca viene a cenar. – Dijo más serio.- siéntate.
Solo quedaba un puesto y era uno que estaba al lado de Ian, me senté pero no le mire, aunque el si me miraba bastante a mí, me hacía sentir incomoda.
Para peor la mirada de Alex y Aiden estaba fija en mí.
Ian se acercó más a mí y me pasó un papel por debajo de la mesa, lo abrí y dentro decía:
"espero no babes tu comida"
Lo mire con odio, en su rostro había una gran sonrisa. Desvié la mirada y me concentre en comer.
Hola
Primer capítulo de este libro, esperamos de todo corazón que les guste la historia, no olviden votar y comentar.
Jaz y Ari
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La desastrosa vida de Abi Carson
Novela JuvenilElla estaba harta del mundo... la vida ya no tenía sentido. Para Abi Carson, la vida era un total desastre, cada día, cada parte de este día desde que se levantaba hasta que se iba a dormir. Cuando tenía dieciséis años sus padres se habían divorciad...