4. Desesperación.

19 2 0
                                    

Raúl.

Ese es el nombre del chico que me había quitado la máscara. Lo supe porque escuché a unos hombres decirle que me trajera comida. ¡Bien!, por un momento pensé que me matarían de hambre.

Entró a una cabaña vieja y con extensa humedad donde me encuentro con dos gemelas pelinegras, con grandes ojos cafés, una más alta que la otra por unos cinco centímetros aproximadamente, por su estatura parece que son menores que yo, no lo sé, están en una esquina hablando solas; mientras que al otro lado están tres chicos supongo de mi edad, uno de ellos es trigueño, con ojos verdes pera escondidos tras unas gafas de marco negro, bajo y delgado, quien está alejado de los otros niños, desconozco la razón; los dos chicos restantes son altos, blancos, con ojos azules, con brackets, y con un aura de ego y pataneria que no se las quita nadie.

Dejo mis descripciones a un lado para recibir de mala gana un plato hondo con "comida" dentro de aquel chico que horas antes dejó que tres hombres con palos me golpearan en el vientre y la espalda mientras él veía todo con una estúpida y patética sonrisa en su rostro, de esas que demuestran maldad y egoísmo. Me acaba de dar una cachetada, mi odio hacia él sólo crece y crece a pasos gigantes, creí que era una persona de corazón bueno, pero me equivoqué. ¡LO ODIO!.

Aún me duele el cuerpo, no quiero demostrar que soy débil pero las marcas rojas en mi cuerpo sólo se burlan de mí y me confirman una vez más que soy más sutil de lo que creo.

En el plato se halla un trozo de carne, aunque no sé si es de ratón o de cualquier otro animal de por aquí, es obvio que no podría darnos algo sano; un poco de arroz y un pan acompañan a lo que le llaman almuerzo.

***

Ya es de noche, unos hombres están cargando a las gemelas mientras otros despiertan a los chicos y los sacan de la habitación. Estoy sola de nuevo, aunque fue poca la charla que tuve con los niños, me sentí acompañada. Me contaron el tiempo que llevan aquí, las gemelas, Eva y Ava llevan tres años secuestradas, a los tres meses de estar aquí les dieron un regalo, las cabezas de sus padres en una bolsa. ¡Genial!, Eso harán con mi familia. Yo y mi estúpido sarcasmo. Demonios, aunque diga todo eso estoy llorando, los extraño mucho y no sé si volveré. Los dos egocéntricos y malcriados jóvenes llevan cinco años, pero les vale, me lo dijeron hace dos horas; y el chico de las gafas tiene aquí una semana. Todos han sufrido abusos físicos y emocionales, unos han sufrido más que otros, pero con sus diferencias se han apoyado durante el tiempo que tienen aquí, ya que, no sabemos si algún día seremos libres de nuevo.

Sólo quiero que ésto sea una horrible pesadilla y que mañana al despertar esté en cama, mientras mis hermanos están jugando encima mío y mis padres están preparando spaguettis. ¡Mi favorito!. sólo quiero que todo acabe, no creo soportarlo, si ellos no están mi vida no tiene sentido, ¡QUIERO VOLVER CON MI FAMILIA!.

PESADILLA SIN FINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora