3. El comienzo del fin.

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Todo me daba vueltas, empecé a escuchar ruidos y de inmediato sospeché lo que me había pasado, había sido secuestrada, no vería a mamá ni a papá, lágrimas pasaron por mis mejillas, conté hasta diez para tranquilizarme y lo logré.

No veía nada, una putrefacta máscara cubría mi rostro, supe que estábamos en un carro por el ruido y movimiento desenfrenado, pero no sabía dónde ni con quién. El pánico se apoderó de mí nuevamente, empecé a llorar cuando me sujetaron con fuerza por los brazos y me tiraron al piso, caí de cara, me tomaron del cabello y me hicieron levantar, luego, unas rústicas manos me empezaron a acariciar la cara, tuve más miedo si es que se podía, aquella persona me quitó la máscara que tenía puesta, le agradecí desde adentro porque apestaba a ratón muerto. El sol estaba radiante, tuve que entrecerrar los ojos para ver quién era el responsable de que mi peor pesadilla se hiciera realidad, miré a todos lados, habían dos señores corpulentos, grandes y serios detrás mío, supuse que ellos eran los que me habían sacado de la camioneta, luego, quise ver quién era el que me había quitado la máscara; me encontré con unos grandes y expresivos ojos azules mirándome, su mirada transmitía paz y tranquilidad, aunque el lugar no hiciera lo mismo, el chico, no pasaba de los dieciséis años, tenía el cabello negro, su piel era color trigueño, un poco más alto que yo, tonicidad muscular adecuada para su edad, vestía un pantalón camuflado, un buso esqueleto que dejó a la vista marcas similares a cicatrices sobre sus brazos y una muy cerca al cuello, unas botas negras de soldado y de su hombro colgaba un ruidoso y desintonizado radio.

Lo único que hizo antes de que los dos hombres que estaban detrás mío me agarraran los brazos con fuerza y me empujaran hacia una especie de cabaña fue sonreírme, pero supe al instante que esa sonrisa no era del todo feliz, noté tristeza en su rostro y comprendí que las cosas no estarían bien de ahí en adelante.

PESADILLA SIN FINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora