1. Sueños extraños

77 4 5
                                    

El hombre que me seguía me sujetó fuerte de los brazos y me arrastró hasta una cabaña vieja y desolada, me golpeó duro la cabeza, sentí el fuerte nudo que hizo con un lazo alrededor de mis débiles muñecas. La alarma me despertó y de un brinco quedé sentada al borde de mí cama, todo había sido un sueño, lo había sentido tan real que vivía el dolor en mis pequeñas extremidades. No hablé en clases, seguía pensativa, no le conté a nadie porque tuve miedo a una burla, al llegar a casa ni siquiera toqué el plato de comida, sin autorización me ausenté de la mesa y me dirigí a mi cuarto, allí no pude evitar sentir que alguien me vigilaba aún así no le di mayor importancia. Al comenzar a hacer tareas no encontraba mi concentración, miré a la ventana y tras el árbol de guayaba sentía que me observaban. Salí para verla más de cerca, pero al hacerlo ya no estaba.

Mis padres me preguntaron que pasaba, yo respondí con voz tenebrosa que no pasaba nada y me devolví corriendo a mi cuarto. Mis hermanos empezaron a burlarse de mí, diciendo que me estaba volviendo loca, yo no les presté atención.

Al otro día, a la entrada del colegio reconocí aquel rostro que me vigilaba, era uno de los vendedores de la esquina del parque. Mis amigos y profesores me preguntaban qué pasaba, yo sólo respondía que nada, que dejaran de exagerar. A la salida, aquel hombre me siguió hasta la esquina de mi casa, luego dió media vuelta y se marchó dejándome con un miedo inmenso, con casi el corazón en mis manos.

Sin poder soportar tal presión, lo comenté en el comedor. Con suaves pero firmes palabras de autoridad mi padre detuvo a mis hermanos en las burlas. Mi madre me regocijó en sus brazos, sentí un alivio inmenso, me sentí protegida.


PESADILLA SIN FINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora