[Capítulo 13] - Descubierto.

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Como la sed de Mikaela empeoraba, comenzó a verse obligado a pedirle sangre a Krul de vez en cuando. Ella le proporcionaba varias dosis que se acababa en dos semanas. Pero la situación seguía sin mejorar.

Era como si un impulso descontrolado lo obligara a mirar los cuellos de todos a su alrededor y preguntarse qué clase de sabor tendría su sangre. No tardó mucho tiempo en convencerse de que ya no había forma de seguir ocultando su secreto. Sin embargo, decidió no rendirse con ello.

Una noche, de repente, mientras intentaba descansar un rato, no pudo dejar de pensar en sangre. Se cubrió a sí mismo con las sábanas y, aunque no podía dormirse, hizo lo posible por mantenerse quieto.

-°-°-°-

Al día siguiente, en medio de clase de Inglés, persiguió con la mirada el cuello de Yūichirō. De la nada, sus labios se entreabrieron, expresando el deseo profundo que tenía y dejando ver un poco sus colmillos. Krul, quien estuvo vigilándolo, se dio cuenta de esto y lo llamó un rato fuera del salón.

— ¿Qué crees que haces? Debes controlarte más —exclamó, en un susurro—. Ya te advertí qué pasará si no lo haces.

—Lo sé, pero... Ya no puedo resistirlo —admitió el rubio, cerrando con fuerza sus puños—. En cualquier momento haré algo que no quiero y lastimaré a alguien...

—No te preocupes, debes resistir... Te daré cuanta sangre haga falta para que sigas teniendo tu vida normal —dijo la pelirrosa, con firmeza.

— ¿No sería más fácil tomar sangre de alguien y usar lentes de contacto azules? —insistió Shindō.

—Mikaela.

-°-°-°-

El oji-azul aprovechó el descanso para encerrarse en el baño y poder tomar un poco de sangre sin ser visto. La situación ya se estaba saliendo de control, aunque no pareciera, así que tomó varios tragos más de lo usual.

Luego de eso, salió del sanitario —no sin antes lavarse las manos— y se dirigió a un punto específico de la cafetería: el lugar en el que estaban reunidos Yuu y sus amigos. Los saludó con una sonrisa, y se apartó de la conversación que mantenían, para no interrumpirlos.

—Mika, ¿por qué no dices nada? —preguntó Yūichirō ante su repentino silencio.

— ¿Mmm? Eh... No lo sé...

—Mikaela-san~ ¿Hiciste la tarea de Biología? —cuestionó Shinoa.

— ¿Eh? Ah, sí...

—Mika, estás muy raro —dijo Yuu, haciendo una mueca—. ¿Estás bien?

—Sí, sólo estoy pensando...

-°-°-°-

Era hora de salida cuando sus azules orbes volvieron a mirar con deseo el cuello descubierto del azabache que se encontraba delante. Tragó saliva, porque su cuerpo había empezado a moverse solo. Y, de repente, ya estaba sobre él, a punto de clavar sus ansiosos colmillos.

Fue en ese momento cuando se dio cuenta de aquella mirada que, desde el fondo le estaba espiando. Shinya lo había visto todo, incluso el momento en el que Mikaela cerró su boca con vergüenza.

— ¿Pasa algo? —cuestionó el de ojos verdes.

—No...

-°-°-°-

—Mikaela-san, ¿podemos hablar?

El rubio se quedó quieto unos segundos, sin saber bien cómo reaccionar ante la pregunta de su amiga. La de cabellos morados esperó pacientemente una respuesta por parte del muchacho durante unos minutos, pero supo que no llegaría cuando trató de alejarse de forma disimulada.

— ¿Shinya-san te dijo algo? —pronunció, con lentitud.

—Lo hizo... ¡P-Pero no te preocupes! Es un secreto, lo sé...

—Ya no es un secreto, porque ustedes lo saben —suspiró.

— ¿Cuánto tiempo pensabas guardártelo para ti mismo? ¿Yuu-san lo sabe?

Negó con la cabeza—. No, y no planeo que lo descubra pronto... No quiero meterlo en problemas.

—Uhm... Y, ¿por qué te uniste al escuadrón?

Mikaela se encogió de hombros.

Quizás la conversación no tenía sentido para él, pero para Shinoa sí que lo tenía. Ahora ese secreto debería ser guardado por razones todavía más importantes.

—Etto... Mikaela-san —susurró—. Agradece que, de todos los Hiragi, hayamos sido nosotros quienes... ya sabes.

— ¿Por qué?

—Porque... Si Kureto-nii-sama o Mahiru-nee se enteraban de esto, estarías muerto ya.

Era cierto; sus palabras eran, en efecto, ciertas. El mayor de los Hiragi tenía como único objetivo en la vida exterminar a los vampiros. Y, como el de ojos azules era uno, a la muchacha y a su peliblanco hermano no les quedó más que guardar el secreto.

—Entonces, ¿guardarán el secreto? —cuestionó el de ardientes ojos azules.

—Hai —asintió, enérgica—. No haremos nada para perjudicarte, Mikaela-san.

—Gracias —suspiró.

-°-°-°-

— ¡¡Idiota!! ¿Cómo pudiste dejar que te descubrieran? ¿Cómo te expusiste de tal manera?

—Lo siento...

—Unas simples disculpas no arreglarán este error —resopló Krul—. ¿Eres consciente de lo que podría suceder de ahora en adelante?

—No se preocupe, Shinoa sabe guardar secretos.

— ¿Estás seguro de eso? Es una Hiragi.

—Confío en ella —replicó Mikaela—. Ahora... Como ya lo saben dos personas, ¿puedo contárselo a Yuu-chan? —preguntó, con los ojos brillantes.

—No.

— ¿Por qué? —chilló.

—Ya te dije lo que podría pasar. Además, se confundiría mucho, sentiría que lo traicionaste al no confiar en él, y dejaría de ser tu amigo —explicó.

—Es cierto... Ser vampiro es difícil...

—Lo es.

Se mantuvieron en silencio un rato. La tensión podía sentirse, de hecho.

—Oh, es cierto. Creo que no podrás resistir mucho más sin beber sangre humana si no logras controlar tus impulsos —dijo—. En especial en público. Si un error como este vuelve a ocurrir, lo más probable es que uno de los Hiragi sea quien te descubra, y eso no es un buen indicio.

—Seré más cuidadoso...

—Y deja de mirar el cuello de Yūichirō.

El rubio tragó saliva. Eso era algo que no podía controlar, a pesar de haberlo intentado. Y no sólo ese cuello, sino también el de un montón de personas más. De hecho, el agudo sentido del olfato de los vampiros no ayudaba, porque le hacía marearse con tantos olores distintos.

—Suerte con eso.

—Gracias. Daré lo mejor.

Luego de esto, se marchó de la sala de profesores. Afortunadamente, no había nadie cerca, así que pudo caminar tranquilo. Entonces fue cuando recordó que tenía que ir al club y todos sus planes de ir a casa a hacer nada se arruinaron.

Cambió de rumbo hacia la biblioteca, pero en el camino se encontró con Mahiru Hiragi.

[Owari no Seraph] Instituto SerafínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora