Capitulo 1

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Hace mucho que el dolor no recorría su cuerpo como ese día.
Llegar a tu casa y sentir el olor de esa persona que tanto evitas mezclada con la del amor de tu vida, puede ser el peor recibimiento que te podía dar tu alfa.

El olor en el aire no tenía nada sexual, solo ese aroma empalagoso lleno de familiaridad y cariño que desprendían cuando estaban juntos, como fruto de lo que alguna vez hubo entre la expareja de patinaje.

Se sentía molesto, amenazado y sobre todo, herido. Los miraba desde el cómodo sillón individual, enfrascados en una plática amistosa llena de risas y detalles de los años en los que fueron entrenador y deportista para después ser compañeros en competencias de pareja, Yuuri y Viktor intercambiaban palabras desde el sillón de dos plazas, completamente indiferentes al Omega semi-rabioso que los miraba detrás de su tasa de café.
Claro, el apenas y podía hablar con Otabek, Viktor jamás se lo perdonaría si osaba estar a menos de un metro de él, ignorandolo totalmente y compartiendo recuerdos de la relación que tuvieron. A pesar de que lo suyo solo hubieran sido unos meses y ahora el kazajo estuviera en cinta de una reconocida alfa sobreprotectora, que el chico amaba hasta la muerte.

Pero no, Yuri estaba ahí, como buen Omega que era siendo el perfecto, completamente sumiso y estúpido esposo, que miraba a su marido coquetear con su ex prometido, en su casa, su sala y su sillón, frente a sus propias narices.
Se sentía que hervía de rabia y cuando lo notó, se había dormido. Una delgada manta cubría su cuerpo y un poco de café se había derramado en su pantalón, la taza estaba en la pequeña mesa a su lado y el único rastro que quedaba de su esposo era el permanente olor que embargaba su casa y el leve rastro a mosca muerta que dejaba el cerdo a su paso.

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Miró la hora del reloj, marcaban las 2 de la mañana y Viktor no había llegado, suspiró pensado es si había sido lo correcto haberlo aceptado hace años.

Tenía 18 y había comenzado una relación con Otabek, ambos eran Omega pero sus personalidades habían encajado tan bien, que realmente creyó que tenía futuro, sus departamentos estaban cerca y pasaban la noches juntos. Veían series, experimentaban con recetas, salían a hacer ejercicio continuamente y el sexo con Beka era realmente bueno, ambos se turnaban, para ser el pasivo y debía andmitir que a veces extrañaba esa relación de amistad e intimidad que existía entre ambos.
Lamentablemente ambos eran Omega, viviendo solos eran presa fácil y la continua búsqueda de su lobo omega por protección los hacía correr hacia los alfas en cada celo. Por esos meses Viktor parecía haber decidido que se sentía terriblemente celoso de que el ruso menor le prestará menos importancia, lo había "extrañado" y los años llenos de glamour y fama que había llegado cuando se volvió entrenador de un chico promedio y lo llevo al oro en solo 2 años, además de su llamativa relación al entrar al patinaje de pareja se había esfumado, seguían siendo llamativos y famosos pero dijeron que el amor se había ido y siempre serían personas especiales el uno para el otro pero buscarían pareja en alguien más.
Cada uno volvió a su país, y Viktor lo acompañó a el enlace de Beka con una llamativa alfa alemana, no sabía que habían visto el uno en el otro porque más diferentes no podían ser, pero de lo que estaba seguro era de que Otabek era muy feliz y la alfa estaba orgullosa del aspecto serio y varonil de su compacta pareja y eso al rubio le parecía estupendo.

Los siguientes meses los rusos no se separaron, Viktor parecía haber decidido que estaría con Yuri y Yuri... Yuri era débil ante Viktor, porque aún lo veía como un ejemplo a seguir, aún lo amaba y su lado Omega hace mucho que lo había elegido como su pareja.

Ese mismo año, cuando casi llegaba diciembre, Yurio había cedido completamente a sus instintos, su Omega clamaba a gritos por Viktor y ese celo había sido marcado. Su primer cachorro había muerto a las semanas, su cuerpo no se había desarrollado correctamente debido a el patinaje y solo porque Viktor ansiaba un cachorro él lo había dejado, ahora modelaba, era famoso por eso y grandes marcas tenía contratos con él. Pero había dejado su carrera y sus grandes sueños por un alfa que ese día llegaba tarde, borracho y totalmente eufórico oliendo como si el cerdo se hubiera restregado toda la noche contra él.

No dijo nada, apretó la sabana entre sus dedos y dándole la espalda hizo como si estuviera dormido.

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