1. Me and you are meant to be

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Una tarde cualquiera en el campus.
No, no era una tarde cualquiera, era de otoño.

Sí, una fría tarde de otoño, una semana antes de Halloween, su fiesta favorita.

Su grupo de amigos lo tenía todo muy bien planeado, el fiestón del siglo, disfraces terroríficamente "inadecuados", sangre falsa y mucho, mucho alcohol.

Sí que se le antojaba apetecible... Un descanso de su atareada vida de estudiante.

En esa misma semana tenía pensado terminar algunos trabajos que debían de ser entregados a la vuelta de esas pequeñas vacaciones, a nadie le gusta ponerse a trabajar con resaca, lo había aprendido por las malas.

Se encontraba en la biblioteca de su facultad, concentrado en unos de esos quehaceres cuando su amigo irrumpió en la estancia.

El chico era característicamente ruidoso, lo que no agradaba en especial a la bibliotecaria.

— BRENDON EMPOLLÓN URIE, SUELTA ESOS OBJETOS DEL MAL Y SAL CON TUS AMIGOS DE UNA BUENA VEZ!— gritó un chico de tez algo morena y característico pelo rubio teñido mientras se acercaba al azabache, agarrando uno de los libros y alejándolo con falsa mueca de asco.

— Ahora no puedo, Pete te lo he dicho mil veces hoy. 50 mensajes, 30 llamadas... ¡Por el amor de dios, déjame vivir!—Exclamó el menor exasperado.

—No te hagas el amargado "responsable" conmigo, sabes que siempre acabo convenciéndote...—dijo en cierto tono de superioridad, remarcando las comillas con sus dedos y terminando la frase acompañada de un movimiento de cejas incriminatorio.

Tenía razón, siempre terminaba cediendo ante los alocados y divertidos planes del más bajo. Pero no podía permitirse tales distracciones en ese momento.

— Va en serio, tengo que terminar esto. Cuando termine te aviso.—repitió de manera seria, haciendo un gesto con la mano para indicarle a su amigo que se marchase de allí.

—Será sólo un rato, vamos a tomar un helado o algo... ¿No tienes hambre?— preguntó haciendo un puchero.

—No, no quiero un helado, estamos como a 40 grados bajo cero Pete, sales a la calle y se te solidifican los mocos.— bufó Brendon molesto.

— Qué exagerado, un chaquetita y todo solucionado...— insistió una vez más.

—Qué no ¿Cómo te lo digo? Ene o, NO. Repito, cuando acabe te llamo y hacemos lo que te de la gana, ahora voy a acabar esto de una maldita vez.— sentenció mientras se levantaba para empujar a su amigo hasta la puerta, echándolo de la estancia.

— A lo mejor he olvidado mencionar lo de... "La cita".— dijo Pete convencido de que eso despertaría el interés del pelinegro.

— No sé si voy a arrepentirme de esta pregunta pero... ¿Qué cita?— pregunto no muy convencido.

— La que tenemos dentro de media hora en la cafetería de en frente al cine.—Explicó.

— Tenemos... ¿Tenemos? Pete, no voy a tener una cita contigo.— bufó molesto de nuevo.

— Conmigo no, idiota. Una cita doble, tú, yo y otras dos personas más.—

—¿Perdón? ¿Otras dos personas? ¿Acaso no se te ha ocurrido preguntarme antes de organizar esa cita?—

—Para ti es una cita a ciegas.—

— Ah, vale, ya me quedo mucho más tranquilo sabiendo que es una encerrona.—

— No es una encerrona, mira, recoge tus cosas y vamos a tu habitación, te cuento mientras te arreglas.— Propuso el rubio.

— No, además ya estoy "arreglado".—

Heartbreak Or Death {Brallon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora