2. Like stars in the sky

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¿Una cita a ciegas? Patrick tenía que estar tomándole el pelo.

- Tengo mil cosas que hacer, Pat ¿Por qué no le pides a otra persona que te acompañe?-

- Porque no tengo más amigos ¿Te parece una buena razón?-

- Excusas, tú le caes bien a todo el mundo, si no tienes amigos es porque no te da la gana. Todos te miran siempre como si quisiesen meterte en una cajita de cristal para protegerte de todo mal.-

- Eso es algo siniestro... En fin, aunque le caiga bien a la gente, cosa que dudo, no son mis amigos y tú se supone que sí, así que vas a acompañarme.-

Dallon no dijo nada y siguió escribiendo sobre su proyecto en uno de los ordenadores de la biblioteca que había reservado para tal fin.

- Además, no querrás que lleve al amigo de sujetavelas en mi primera cita ¿Verdad? Hazlo por este pobre chico inocente y adorable...-

- ¿En serio vas a ponerme ojitos?- Dallon se levantó para buscar un libro de los que ya tenía apilados en la mesa de atrás y suspiró mirando a Patrick con una mueca de cansancio antes de volver a sentarse.

- Te vendrá bien conocer gente, quizás llegues a algo más y...- Patrick dejó la frase en el aire y comenzó a hacer ese gesto con las cejas que tanto irritaba a su amigo.

- ¿En qué momento ha salido a relucir que me interesaban los hombres? No recuerdo haber tenido esta conversación contigo.-

- Sobrio no pero... Digamos que yo lo supe, aquel camarero lo supo y... Bueno, todo el bar lo supo. Fue bastante divertido. - comentó el rubio tratando de no reírse.

- Y ese es el perfecto ejemplo del porqué no salgo de mi habitación, te dije que no me dejases beber demasiado.-

- Sí ese día te lo pasaste genial, te ligaste al camarero y tenías como un grupo entero de chicas chismosas detrás, esa noche lo petaste y yo ahí, sólo en la barra y muerto del asco. Ves, me lo debes.-

- ¿Muerto del asco? Sí te lo pasabas en grande riéndote de mi yo borracho.-

- Vale... Puede que un poco, es que el Dallon ebrio es tú versión más divertida. Venga, ven conmigo, nunca te pido nada...-

- ¿Si digo que sí me dejarás en paz?-

- Prometido ¡Gracias, Dall! Eres el mejor. A las siete menos diez en mi habitación. No llegues tarde.- dijo Patrick muy emocionado abrazándole por los hombros antes de irse corriendo con una enorme sonrisa de colegiala enamorada. Su amigo podía ser muy cariñoso a veces.

Pensándolo bien, estaba tan concentrado en el proyecto que se le había olvidado por completo preguntarle con quien diablos había quedado, por su entusiasmo diría que con ese chico tan raro del equipo de fútbol del que le había estado hablando esos últimos días, sinceramente había estado tan metido en este maldito trabajo que no prestaba demasiada atención a lo que su amigo le contaba. Como fuese, ya lo descubriría luego, tenía que acabar eso de una buena vez.

Eran casi las seis y media y estaba dándole los últimos retoques al texto final cuando alguien irrumpió en la biblioteca a gritos, acción que no pareció agradar a la bibliotecaria que le indicó que guardase silencio con cara de pocos amigos. Si las miradas matasen ese chico estaría ya a varios kilómetros bajo tierra.

Dallon no se molestó en averiguar de quién se trataba, lo único que escuchó, no por propia voluntad, fue algo como un "Brendon empollón Urie" ya que fue lo que el otro chico vociferó primero.

Podría jurar que ese nombre le sonaba de algo, puede que fuese por aquel día en el que llamaron a Pete Wentz y su "grupito de ovejas descarriadas" a dirección, así solían llamarles los profesores.

Heartbreak Or Death {Brallon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora