Capítulo XXX

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-¿Está Rose? –Le pregunté a Sabrina, la madre de Rose

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-¿Está Rose? –Le pregunté a Sabrina, la madre de Rose.

-Sí, pasa. –Ordenó y señaló al pasillo. Ya había venido más veces y sabía qué tenía que hacer.

Caminé por el pasillo cotilleando, como siempre, las fotos de Rose y preguntándome si la podía meter en la lavadora para tener una igual de pequeñita y adorable. Cuando llegué a su habitación entré a su habitación sin tocar y me la encontré tumbada en la cama acariciando el pelo de Robert mientras conversaban.

-Hola, mulata y maricón.

-Bienvenida, rubia de bote. –Respondió Robert.

-Encantada de verte de nuevo, tabla de planchar. –Me saludó Rose y me reí.

-Os adoro –Les dije tirándome a la cama y cruzándome de piernas. Hoy era sábado y estaba muy nerviosa por volver a ver a Luke. Se suponía que tenía que ir a recogerlo al aeropuerto en dos horas-. ¿De qué hablabais?

-Robert me iba a contar como se tiró a Cody repetidas veces después del partido. –Abrí los ojos como platos y Rose rió

-No pienso describir eso, la manera en la que folla me la quedo yo. Pero si os puedo contar como le dije que me gustaba y me besó.

-¿Fue él? –Arqueé una ceja, claramente sorprendida.

-Sí. Al parecer yo también le gusto y se ha declarado como un total bisexual. Yo lo confirmé mientras me lo tiraba. Ese chico sabe como tener sexo. –Ambas reímos.

-¿Entonces ahora estáis juntos? –Quise saber y Robert sonrió.

-Sí. ¡Pero ni lo mires, perra mala, es mío! ¡Tú tienes a Luke!

-Y no quiero a otro, tranquilo. –Le aseguré y él sonrió.

-¿A ti al final qué te pasó con Bran, Rose? –Suspiró y negó levemente.

-Le conté lo de que llevaba un mes distante y lo de la animadora. Me dijo que estaba cansado de estar siempre conmigo. Que Luke le contaba cómo le hacías sentir tú y cuándo él pensaba en mí eso no sucedía –Se encogió de hombros-. Supongo que la llama se apagó porque yo tampoco veo a Brandon como vosotros veis a Cody y a Luke. No siento ganas de besarlo o de abrazarlo al instante, puedo vivir sin él y no dependo de sus palabras para ser feliz.

-¡Eh! –La corté para quejarme-. Yo no necesito a nadie para ser feliz, pero sí que me alegra o desanima lo que Luke piense sobre mí o me diga. Son cosas que pasan con las personas que te importan. Su opinión siempre tiene más efecto en ti que la de otros. –Rose asintió, al igual que Robert.

-¿Y cómo haces para que una persona se mantenga enamorada de ti? –Preguntó Rose con una pizca de miedo.

-Supongo que enamorándola cada día. –Robert bufó. Se reclinó y se sentí igual que yo.

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