Nueva ciudad, nueva vida.
Madrid no es una ciudad pequeña, al contrario, por lo poco que veo, es una ciudad grande, repleta de gente con prisa y mucho tráfico. El hecho de vivir aquí, principalmente es mi madre. Ella es profesora de matemáticas y este año la han derivado a la universidad de Madrid, donde impartirá clases a universitarios de algunas carreras. Aunque su trabajo no es la principal razón, también lo es mi padre. Mi padre ha conseguido trabajo en un hospital de esta ciudad, por lo tanto, ya era definitivo, nos mudábamos.
Acabamos de subir al tren desde atocha, donde nos dejó el bus, hasta sol, nuestra parada definitiva. Sarah está dormida, está cansada. Después de cuatro horas y media de viaje, ¿quién no? Y más si solo tienes seis años. Cuando le sumas una década y un año el tiempo se te hace corto y el viaje ameno. Whatsapps, directos de instagram, mucho dormir y mucho spotify.
Nos bajamos del tren y salimos a una gran estación en el pleno corazón de Madrid, al subir las múltiples escaleras salimos a la plaza del sol, donde la mayoría de canales tienen sets para grabar en Año Nuevo. Hacía mucho que no viajábamos a Madrid, quizá cuatro años. Nos movemos con nuestras maletas hasta un edificio que está en una calle que con conecta, el lugar donde viviremos. Tercero B, nuestro piso. Mamá y papá habían venido hace un par de días a organizar todo y hoy solo viajábamos nosotras tres. Emma, Sarah, y yo, Chloé. Con lo cual ya tenían los brazos abiertos para recibirnos.
-Hola mis amores- dijo mamá mientras de fundía en un abrazo con Sarah quién pedía ir a dormir de inmediato.-Emma, Chloé, ¿qué tal el viaje? ¿Muy pesado?
-Bueno, normalito, sin más.-Dio Emma.
-A ver, que os enseño la casa. Lo primero que hay nada más entrar es este pedazo zapatero para las zapatillas y para los patines, también se pueden colgar abrigos y chaquetas. Después a mano izquierda tenemos el aseo, muy chiquitín la verdad pero está genial para lo que es. Justo enfrente tenemos el salón comedor, donde en un ratito nos llegará el instalador de la televisión, que hemos pedido una nueva. Mirad que pedazo sofá hemos comprado, como veis casi toda la casa es blanca, con lo cual, el gris jaspeado quedaba, perfecto. Los cojines azules me los ha aconsejado Eva, la vecina de al lado. Una mujer, muy muy maja. Justo al lado del baño, tenemos la cocina, que es enoooorme, y nos sirve para cenar, también es blanca pero le he añadido estos toques de color con el azulejo del salpicadero, la encimera y las sillas. Siguiendo por aquí- pasando una enorme puerta corrediza de espejo, super preciosa, tenemos las habitaciones, los despachos y vuestra comuna, como solíais llamar al sótano. Bueno en realidad, no están todas las habitaciones aquí. Hay una arriba, con baño incorporado como las de abajo y está al lado de la comuna.
- ¿Y de quién será?- pregunte intrigada.
-Papá y yo hemos decidido que sea la de Chloé, debido a que es la que en la otra casa tenía que dormir con Sarah y no tenía tanta intimidad, ¿Os parece bien?- dijo mamá poco convencida
-A mí me parece muy justo, Chloé lleva seis años compartiendo habitación, así que sin problemas.- Dijo Emma, aunque ella esperaba que fuere la suya, se lo tomó muy bien y creo que mamá la convenció por el argumento de lo de intimidad- ¿vemos las habitaciones?
-Por supuesto, comenzamos con la de Sarah. Es esta, la que está justo enfrente de la nuestra- al abrir la preciosa puerta blanca que tenía una S de madera de color negra, nos encontramos con una habitación de color blanca con la excepción de la pared donde iba la cama, la cual era de color rosa pastel. La cama de hierro forjado pintada de blanco y los armarios blancos hacían que la habitación definiera a Sarah tal y como era. Justo al entrar, había una segunda puerta de color blanca que daba al baño, un baño precioso, blanco con azulejos rositas intercaladas entre los blancos, un precioso espejo y una bañera independiente blanca con una cortina rosita. Ideal.
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Fire describes yourself
FanfictionDicen que los príncipes azules existen, pues bien, yo nunca vi un pitufo. Ni Chloé ni Daniel se han enamorado nunca, viven aislados de eso que llaman amor, piensan que nadie estuvo nunca enamorado, hasta, que, claro, el mundo se les cayo a los pies...