Prólogo.

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Apetecible, tan pecaminoso...
Oh, mi precioso bebé...
Que mal te han tratado, amor mio.
Jugando con tu lindo cuerpecito
y tu bello corazón.

Quiero cuidarte tanto, protegerte de todo
lo que pueda ser dañino para ti.
Prometo ser el príncipe por el que tanto has esperado,
ayudándote a rearmar cada parte de tu alma.

Necesito que seas feliz, para yo ser feliz.

No sabes cuánto te amo y lo mucho que te extraña mi ser 
cuando no estoy contigo, incluso si solo te alejas de mi 
para ir a buscar tus dulces favoritos en el área de golosinas
del supermercado.

Te necesito, como mis pulmones necesitan el oxigeno.
Tú, eres mi oxigeno, cariño.

Recuerdalo siempre,
porque yo siempre te recordaré a ti. 

H.

Sweet baby, ls.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora