CAPITULO IV "LA PUERTA DE OBSIDIANA"

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ella salió de la bañera, cubriendo su cuerpo en las toallas que se encontraban en aquel lujoso baño; al salir de aquel baño, ella se quedo estupefacta, impresionada, a la vez que algo asustada; ella encontró que alguien había dejado un vestido sobre la cama, un vestido de una tela que reflejaba la luz, de color morado con encajes y holanes negros, compuesto también por un coserte de color morado con sus respectivos holanes negros; pareciese como si algo mágico, algo etéreo quisiese que se pusiese ese vestido, ella no supo que hacer en el transcurso de algunos minutos; hasta que la mística voz volvió a hacer acto de presencia pero ahora mas suave como un murmullo muy cerca de su oído le dijo,- ... hazlo... - el terror de ella se puso a flor de piel, así entonces ella se puso aquel elegante vestido.
se admiro en el espejo por prolongado tiempo, y comenzó a soñar; sueños cual si fuesen cuentos de hadas, como los que su madre le contaba a la vez que su padre los destrozaba retornándola a la realidad, sueños de bailes majestuosos entre la nobleza, príncipes y princesas , damas y caballeros balseando al compas de los violines, el encontrar a ese príncipe de la noche, a ese caballero de la oscuridad...
pero de pronto un estruendo que provenía de fuera de su habitación la saco de su bella fantasía y la curiosidad la animo a salir de aquella habitación, la curiosidad de cómo era el lugar donde se encontraba, la curiosidad de conocer lo antes posible a su salvador, la curiosidad de ver a ese caballero...así pronto salió de su habitación, y se encontró con un inmenso pasillo alfombrado de tinto, igual de bello que aquella habitación, en el fondo de aquel pasillo había una gran ventana, ella se acerco hasta esta, para poder ver afuera.
un inmenso bosque de coníferas cubría, la mayor parte de afuera, todo lo demás estaba tapizado de césped, todo era un verde vivo, como si toda esa naturaleza obedeciera al son de una sola criatura; aquel paisaje se veía enrojecido por el próximo atardecer que estaba ya cerca, poco a poca el sol se iba ocultando, ella no se quedo a presenciarlo, puesto que nunca le agradaron los atardeceres, quizás por que sentía miedo, por las historias que contaban que al anochecer descendían a la tierra criaturas las cuales el simple hecho de toparse significaba la muerte; así pues ella fue al otro extremo del pasillo, donde se encontraba una puerta color negro construida con una piedra oscura, lisa y brillante, en esta puerta se encontraba esculpido un demonio con figura humana pero con cuernos y dientes afilados, sosteniendo un cráneo con una mano , y recargado sobre una espada con la otra, aquella figura se encontraba sobre cráneos, y lo que parecía ser cadáveres mutilados; ella sintió miedo, pero su curiosidad le hizo desistir de huir, así que poco a poco fue empujando aquella puerta, hasta que pudo pasar a esa misteriosa habitación.
al dar el primer vistazo observo que el cuarto era igualmente hermoso que el otro, mas este no tenia mucho dentro de si, había cuatro velas dentro de este, una en cada esquina del cuarto; del centro del techo de aquella habitación salían cuatro cortinas las cuales colgaban una en cada una de las esquinas, en el centro de aquella habitación se encontraba un sarcófago de caoba, barnizado de tinto color sangre; para ella parecía mas un funeral, o una sala de velación, mas que una habitación.
de pronto se escucho un crujido, ella se quedo inmóvil del miedo, poco a poco aquel sarcófago se fue abriendo, su sangre se heló del terror, al fin el sarcófago se abrió completamente, ella le observo fijamente durante largo momento hasta que un aire helado le entumió hasta los huesos, y una a una se fueron apagando las velas; ya para cuando volvió a voltear a ese sarcófago...
era ese mismo caballero el cual le había salvado una noche anterior, estaba sentado en el sarcófago con las piernas cruzadas, le miraba fijamente, ella quedo maravillada ante aquel sujeto; el salto del sarcófago y se paro enfrente de ella, la miro fijamente a los ojos callándola con un dedo, solamente le dijo, - aguarda unos instantes no tardare...-, así el se desapareció y ella quedo paralizada en aquella habitación fúnebre, la cual acobija en sus tintas cortinas a aquel sujeto, a aquel héroe, a aquel misterio.

Poco tiempo paso para que el extraño caballero regresara con una indumentaria diferente, ahora vestía enteramente de negro, de una manera menos ostentosa que la noche anterior, ahora no usaba una gabardina tan opulenta, solo llevaba puesto un saco negro, además de cargar un bastón con empuñadura de demonio asemejando la empuñadura de una espada.

Las miradas tan distintas poco a poco se cruzaron, su mirada profunda y cautivadora como telaraña en contraposición con la mirada dulce y temerosa de ella, quien resistía al miedo, pero aun mas que miedo ella sentía atracción por el misterio que engalanaba a su anfitrión; ella quería decir varias cosas pero la inmensa presencia de su anfitrión le impedía el poder hablar, en cambio ella solo podía abrir la boca mas no podía articular fonéticamente algo coherente, el sonreía al ver el esfuerzo tan monumental que ella realizaba para poder expresar idea alguna; después de minutos de intentos fallidos ella decidió mejor cerrar la boca.

Se hizo el silencio total, ni siquiera el viento se atrevía a mover las hojas de los arboles o siquiera susurrar a través del espacio por miedo o quizás por respeto; pasaron minutos en escalofriante silencio hasta que el se acerco a ella y con una voz tan pacifica, tan sensual y cautivadora como firme le pregunto - ¿Cómo te llamas?- ella quedo hipnotizada con las variaciones de su voz al momento de su exhalar en cada letra y el repitió con una sonrisa vehemente - ¿Cómo te llamas pequeña?- esta ultima pregunta hizo desaparecer ese nudo en la garganta dándole la confianza necesaria, ahora ella con su dulce voz aunque todavía temerosa desprendió las 3 silabas de su nombre – Samantha –.

-enhorabuena bella y dulce criatura- dijo el mientras le besaba una mano haciéndole una reverencia, ella dado a que su piel es bastante clara se ruborizo completamente.

-me llaman Samael, o Samuel como desees tu llamarme...- sus ojos contrastaban tanto con su indumentaria negra al presentarse, el sabia que ese no era su nombre, pero el sabia que debía cargar con el peso de ser llamado así, y Samantha lo pudo sentir al ver aquellos bellos ojos cafés oscuros.

- ven sígueme, supongo que el hambre te ha de estar consumiendo, bajemos a buscar algo de comida para ti- dijo Samuel mientras el la esperaba en la puerta de la habitación, ella desconcertada nunca pudo ver como llego ahí tan rápido; pero muy cierto era lo que Samuel le decía sobre el hambre además de que su sonrisa tan fina y a la vez tan sobrenatural le hicieron perder toda duda o temor, así ella se dirigió junto con el a la planta baja del castillo.

Mientras bajaban las escaleras ella ansiaba hacerle la pregunta, mas no se atrevía ya sea por miedo a la respuesta o quizás por temor a la reacción de su anfitrión, pero el se percato de dicha duda sin voltear a verla le dijo –es correcto, todo lo que has visto y vivido desde ayer ha sido verdad, te doy mis mas sinceras condolencias, pero tampoco te puedo dejar salir con los peligros que implican el haber matado a los neonatos de Gangrei, por el momento deseo que te quedes en mi hogar, el cual es mucho mas seguro que estar vagando sola en el bosque; o ¿acaso nunca te contaron historias de terror sobre nosotros los hijos de la noche?- ella muda y cabizbaja respondió afirmativamente moviendo la cabeza mientras terminaban de bajar las escaleras; era tan triste el sentimiento de estar únicamente acompañada de la soledad pero al menos un sentimiento de paz le lleno el pecho puesto que sabia la verdad y eso era algo que ella valoró mucho ya en esas instancias de soledad, esta vez no lloro mas.

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⏰ Last updated: Dec 15, 2017 ⏰

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