CAPITULO I "LAMENTO DE SANGRE, EL COMIENZO DE UNA HISTORIA..."

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"Ya han pasado algunos minutos desde que el reloj marco la media noche, yo sigo en mi escritorio pensando, analizando; todavía no me cabe en la cabeza como es posible que yo siga aquí desde que tu te haz ido.
¿¡¿¡Como sobreviviré, dime como!?!? ;
no se...
me siento indefenso.
Siento el fluir de mi sangre mas fría de lo común, me falta el calor de tus labios, el calor de tu piel, el calor de tu ser.
Como es posible...
no puedo asimilarlo, esto debe ser una pesadilla...
ojala eso fuere, me confortaría el pensar que esta tragedia no fuese mas que un sueño bizarro, un mal rato en el que mi mente juega conmigo pero no...
me debilito cada segundo, la melancolía me succiona, bebe lo poco que me queda de vida, así como solía yo hacerlo anteriormente, en mi auge como vampiro..."

§


Todavía recuerdo cuando te conocí, eras una joven indefensa ante mi ataque, pero tu mirada paralizo mi corazón; recuerdo el día en que tu desdichada familia fue atacada por esas bestias, esas cosas que se hacían llamar vampiros, seres desdichados descendientes de Gangrei; iban en manada buscando su alimento, para tu mala suerte, encontraron tu casa en medio de su camino, viendo estos a tu casa como una bendición del padre Caín, aprovecharon el momento y la oportunidad, siguiendo su instinto animal, atacaron tu casa sin la mas mínima delicadeza.
Tu padre, te escondió en un sótano oculto; tu madre inútilmente oraba a dios por la salvación, con la esperanza de que un milagro los salvase y así pudiesen continuar con su vida monótona, pobre y carente de sentido.
Todavía recuerdo esa noche de verano, como podría yo olvidarla, con una gran luna llena que iluminaba la bóveda celeste tan apacible y bendita, un silencio taciturno, cual bella melodía de las cuerdas del silencio, agradables a mis oídos.
Si...
bella noche en la que te conocí.
Aun recuerdo mis vestiduras; recuerdo mi camisa blanca con holanes, mi pantalón de cuero negro, junto con mi faja de satén, mis zapatos los cuales reflejaban la luna en su mayor auge antes de que comenzara a ser devorada por la noche siguiente, mi gabardina negra como la noche que me acobijaba, ideal para cazar mi alimento en la noche.
Salía yo de mi morada, y me dirigía hacia el bosque a revisar mis tierras cuando escuche un aullido, un alarido gutural el cual me hizo saber que algo inusual, algo que no era bienvenido, había entrado a mis tierras.
Recuerdo haber llegado a tu casa utilizando uno de mis dones como hijo de la noche; los observe por unos instantes, tan asquerosos, tan vulgares, tan desagradables; me había dado asco que seres tan inferiores usurparan mis tierras; eran cinco jóvenes recién abrazados hacia el don oscuro, no me moleste siquiera en beber su sangre puesto que hubiera sido una perdida de tempo y energías en vano, simplemente les corte la cabeza.
Al adentrarme en los vestigios de tu casa, vi que todo había quedado inservible, después entre a una habitación de tu casa vi a tu padre totalmente desollado por estas bestias, el cuarto simplemente quedo tapizado en su sangre.
En el cuarto contiguo se encontraba tu madre, recostada en una cama, en su cuello se observaba claramente las múltiples mordidas de las bestias, los cuales no se atrevieron a violar la belleza que la abanderaba, y desollaran como fue con tu padre.
después de observar el resto de la casa me encaminaba hacia la ciudad, en busca de mi alimento, cuando un sonido, mas específicamente un crujido de madera me alerto, en ese instante corrí al sótano el cual yo no me había tomado la molestia de revisar; entonces te vi, sentada en posición fetal llorando en silencio, en el instante de que te percataste de mi presencia, te levantaste, y me comentase a gritar que te matara, que no me temías a mi, ni a la muerte, que seria lo mismo estar viva que muerta, pero solo me pediste de favor que te matara rápidamente para que no te doliera, para que no sufrieras, puesto que ya habías sufrido suficiente; en menos de lo que te hayas dado cuenta yo ya tenia de un segundo a otro, a otra pequeña bestia totalmente maniatada, este se había percatado de tu presencia por tu aroma; yo sin mas reparos le corte la cabeza, y en instantes se transformo en cenizas.
Tu te quedaste anonadada por largo tiempo, en lo que yo te observaba, todavía te recuerdo en esa primera impresión, vestías una falda larga de cuerpo completo de color café, tus dorados rizos acomodados con una pañoleta blanca; tu mirada, tus ojos verdes, los cuales expresaban agradecimiento, tu piel, blanca como la piel de esa bella luna la que nos alumbro.
Después muy de repente corriste hacia mi, y me abrasaste llorabas y me agradecías; me dejaste confundido y anonadado, cualquiera hubiera huido por su vida.
Pero tu corriste a abrazarme...
te pregunte aun confundido, si sabias quien era yo, que era yo, después de terminar de preguntar me di cuenta de que te habías desmallado en mis brazos.
Decidí en esos instantes llevarte a mi morada, pues era muy peligroso dejarte ahí.
En el transcurso del camino, despertaste, y con voz débil me respondiste...
-mi salvador....-
en ese instante sentí un intenso calor, un calor que no había sentido en mucho tiempo, ese sentimiento regresaba a mi, yo ya lo conocía, pero en ese momento me desconcertaba mucho, en lo que resto del camino, no dejaba de admirar tu belleza, eras una obra de arte encarnada.
Al llegar a mi morada, te recosté en la cama de la habitación mas lujosa, te observe por largos instantes, y me corte la muñeca, y te di a beber unas cuantas gotas de mi sangre, para que cualquier herida que tuvieses se curara en ese instante, después, te quedaste profundamente dormida.
Me retire a mi aposento, pensando en lo que había pasado esa noche, pues también me sentía satisfecho, sin haber bebido una sola gota de sangre, al fin y al cabo te despertarías en la mañana y yo te podría observar desde mis ojos de cuervo, dormido, soñando contigo...

Reflexiones de Media Noche IWhere stories live. Discover now