Parte 1

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Miércoles 7/6
Todas las mañanas son idénticas, todas siempre con la misma emoción que se puede tener a las 7:00 am. Eso hace que Frank cada vez tenga menos ganas de despertar.

 Sus amigos siempre le dicen que le queda mucho por vivir y quizás sea cierto. Es decir, muchas cosas podría hacer, si tan sólo tuviera una razón para levantarse cada mañana.

 Subió al autobus que lo llevaría a su trabajo. Con los auriculares en sus oídos trató de despejar su mente de esos pensamientos de cada mañana sobre las posibles cosas que harían de éste dia una mierda. Al menos asi es como Frank ve cada jornada laboral.

 Vio a unos adolescentes reír, reír a carcajadas de quién sabe qué. No pudo evitar pensar en cuando él tenía esa edad, y no es que fuera viejo, tan sólo tiene 24 años, pero a su mente vinieron esos dias en los que se juntaba con sus amigos y llegaban a ser un peligro para la sociedad con sus bromas.

 Pensar que en esa época anhelaba ser mayor de edad, vivir sólo, ganar su propio dinero. Obviamente no imaginaba como sería realmente hacer todo eso.

 Lo daría todo por volver a esos días en los que era feliz y no se daba cuenta.

  Llegó a su trabajo justo a tiempo. El local de comida rápida abrió sus puertas para que comenzaran a llegar sus pocos clientes habituales.

 Corría el rumor de que el dueño del local estaba en quiebra y que pretendía vender el recinto. No es que Frank le haga caso a las malas lenguas pero desde el miserable aumento, el cual es dado por ley, en el mes pasado creció en el un pequeño miedo a lo que podría pasar con su única fuente de dinero.

 -Les pedi que se quedaran unos minutos por que...- Arnold, el jefe de Frank, habló a cada empleado del lugar. Su tono de voz y la expresión de su rostro demostraba que no eran buenas noticias las que daría- Será necesario desistir de algunos empleados. No serán todos ustedes, sólo los que voy a nombrar- agregó mostrando un papel en sus manos.

 Los empleados escuchaban atentamente la lista y quienes tenían la desgracia de ser nombrados bajaban el rostro o suspiraban. Frank rogaba a todo lo bueno en el mundo que su nombre no estuviera ahí

  Pero como si el cielo hubiera hecho oídos sordos a sus plegarias, su nombre estaba en esa maldita lista.

- No los dejaré sin nada, les pagaré el último mes que trabajaron aquí. Muchas gracias por su atención y por sus servicios- finalizó Arnold y prosiguió a pagar lo que les debía a sus,ahora, ex empleados.

 Frank salió del lugar con mil pensamientos en su cabeza. Uno de ellos era cuando Linda, su madre, decía que no habia mal que por bien no venga. Esperaba que ese tipo de 'mal' también aplicara cuando pierdes el trabajo.

Every Thursday (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora