𝐓𝐫𝐞

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Salsas, cucharas, sartenes y harina volaban de un lado a otro en la cocina a las 03:00 AM.
Elle trataba de cocinar... ningún platillo en específico, pero lo hacía con un gran empeño que parecía que sabía lo que hacía.

- ¡Ah, esto quema! - Gritó la rubia al darse cuenta que no se había puesto los guantes antes de agarrar la tetera.

Por otro lado Jongin bajaba las escaleras con una tabla en la mano, el ruido que provenía de la cocina le había despertado y se había preparado para lo peor.

Y después de todo si era algo malo de esperarse.

- ¿Que estás haciendo? - Él bajó la tabla al ver a la rubia tratar de romper un huevo con un cuchillo.

- Me preparaba una rica cena. - Elle sonrió entusiasmada, dejó el huevo a un lado y buscó entre los muchos platos que tenía, tomó el de los panqueques quemados para mostrarselos al castaño.

- ¿A las tres de la mañana? - Dijo Jongin cruzado de brazos después de ver la hora en el reloj de la pared.

- Tengo insomnio, recuerdas.

- Lo que recuerdo es que tú no cocinas. - Ella no sabía cocinar, por más que Jongin había intentado enseñarle la rubiecita nunca había podido dominar ese arte. Siempre fue él el encargado de la cocina.

- No me canso de intentar. - Con una media sonrisa dejó el plato con los panqueques en el fregadero, junto a los otros siete panecillos igual de quemados.

- No toques nada más, en un segundo preparo algo comestible. - Jongin le señaló una silla para que se sentara, antes de que quemara la cocina.

Elle se sentó en la silla y subió sus piernas para poder cruzarlas, veía el desastre que había dejado con ojos soñolientos, un pequeño sentimiento de culpa no le había estado dejando dormir en toda la noche.

- ¿Cómo has estado? ¿Te va bien? - Preguntó más tarde Jongin sin apartar la vista del sartén.
Trató de sonar natural y que su curiosidad pasara desapercibida, no quería que fuera tan obvio.

- Bastante bien, conseguí empleo y toco en una orquesta hace dos años y nueve meses. - Le contestó la rubia con brevedad. - Hemos tenido varias giras.

- Conseguiste lo que querías. -
Jongin necesitaba más detalles pero se aseguraría de obtenerlos después. - Me alegro.

- ¿Y tú? - Preguntó Elle casi por obligación.

- No hay mucho que contar, estoy bastante ocupado con mis niños como para pensar en otra cosa.

- Como siempre. - Murmuró Elle con amargura.

[ Elle Pov ]

Jongin me hizo compañía en la cena, comimos en silencio e ignorando la existencia del otro, no había de que hablar y tampoco era como si yo quisiera hacerlo.

Nos conocimos en un día de verano siete años atrás... tenía veinte cuando llegué a Roma con unos amigos para celebrar mi cumpleaños, en ese entonces Jongin tenía veintiséis y llevaba cinco años viviendo en Italia.
Yo no dominaba muy bien el italiano pero Jongin hablaba francés con fluidez y de esa manera pudimos comunicarnos,
pronto nos enamoramos y tal como si de un juego se tratase decidimos casarnos, no regresé a París desde entonces.

Fueron cuatro años en los que vivimos felices y sin preocupaciones, Jongin tenía un trabajo estable como profesor en una primaria y yo... bueno, me dedicaba a hacer pequeñas composiciones de violín y ver por la casa.

En más de una ocasión me sentí frustrada... Al casarme tan joven había dejado muchos planes y sueños atrás que sólo podía verlos realizados en Francia, pero amaba a Jongin, era feliz con él y no podía pensar en otra cosa que no fuera estar a su lado.
Pronto nuestra relación comenzó a enfriarse, empecé a sentirme sola, él siempre estaba en el trabajo y cuando no, sólo hablaba del trabajo.
Traté de entenderlo, Jongin amaba a los niños y estaba completamente entregado con su trabajo pero de esa manera empezó a descuidarme y a actuar de forma extraña, cuando descubrí lo que hacía a mis espaldas tuvimos una fuerte discusión y en menos de un día terminé con todo lo que habíamos tenido en esos cuatro años.

Me levanté de la mesa y llevé los platos al fregadero.

- Gracias por la comida. -
Debido a que no había hablado en un rato mi voz salió terrible y sonó molesta.

- ¿Qué te pasa?

- Nada, ¿ya empacaste? - Le recordé antes de salir de la cocina.

- Aún no, tenemos tiempo.

- El vuelo es a las ocho de la mañana, debemos estar antes.

- No hay prisa, ¿te irás sin antes dar una vuelta por el pueblo?

- Sí.

- Olvidas nuestro trato. - Se levantó de la mesa y caminó hacia mí de brazos cruzados y sonrisa burlona.

- No iría incluso si me pagaras.

Me había ganado mala fama en el pueblo gracias a las idioteces de Jongin. Sería la comidilla de todo el mundo si me veían de regreso.

Antes de irme a dormir empaqué varias de mis pertenencias que había dejado aquí ya que no tuve la oportunidad de llevarlas conmigo, ese día sólo me llevé la billetera y el teléfono celular.

[...]

Era temprano todavía cuando me desperté con grandes ganas de ir al baño, pero no tuve tiempo de hacer mis necesidades porque un cuadro del pasillo llamó mi atención.

- ¡Nino! - Busqué a Jongin por todas las habitaciones hasta que lo ví desde el balcón, estaba sentado en el jardín.
Corrí escaleras abajo, ignorando a Patch quien me seguía moviendo la cola.

- ¡¿Cuándo pintaste esto?! -
Pregunté poniendo el cuadro frente a Jongin.

La pintura trataba de dos mujeres teniendo sexo.

- Me lo regalaron. - Jongin se encogió de hombros tomando del vaso con jugo de naranja que estaba en la mesa de jardín.

- Ajá... Eres un pervertido. - No tenía ningún problema con el contenido de la pintura, a decir verdad estaba bellamente elaborada y quería saber si él la había hecho.

- ¡Yo no lo pinté! ¡Me lo regalaron hace dos años!
Lo sabrías si estuvieras aquí. -
¿Por qué se enojaba?
Jongin se veía molesto sin ninguna razón, no le había dicho nada malo y ahora estaba a la defensiva.

- Si claro, ¿y por qué lo tendrías cerca del baño? Puerco.

- Eso... - Me señaló con el dedo índice pero al ver que no tenía fundamentos con los qué defenderse cerró su mano en un puño. - ¡Que te importa!
Si lo pinté o no, no es de tu incumbencia.

- ¡Tiene tu firma! - Nino hacía caras divertidas cuando se enojaba, así que seguí echándole más leña al fuego. - Me lo voy a quedar.

- ¡Devuélveme eso! - Trató de quitarme el cuadro pero lo moví en dirección contraria a él.

- Pervertido de mierda.

- Sigues siendo igual de grosera, ¡arregla tu jodido vocabulario!

- Mira quien habla.

- Además no soy el único pervertido aquí, ¿o me vas a decir que ya olvidaste que veías pornografía?

- Eso fue hace años, y la veías conmigo.

Seguimos peleando toda la mañana por todo tipo de cosas, hasta que recordé que nuestro vuelo a París ya estaba más que perdido.

EX   ❪  K. JONGIN  ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora