Cap. 17

41 2 0
                                    

- Yo también te extrañe preciosa, no sabes cuánto – me dijo. Sonreí dulcemente.

- ¿De verdad?

- Nunca dije tanta verdad junta.

Mordí levemente mi labio inferior y mire a mí alrededor. Es de día. Quiero que sea de noche. Lo volví a mirar.

- ¿Qué sucede? – me preguntó.

- ¿Aun tienes el poder de alterar las horas? – le pregunte. Me miró bien.

- Creo que si – dijo. Sonreí.

- Haz que sea de noche, por favor – le pedí. Frunzo el ceño y se puso de pie.

- ¿Por qué?

- Solo hazlo – dije. Se acercó a mí y me miró fijo.

- Cierra los ojos – me dijo. Asentí levemente y lo hice.

Sentí un pequeño mareo y pronto todo volvió a estar quieto. Aun no abría mis ojos, no iba a hacerlo hasta que él me lo dijera.

- Ahora puedes abrirlos – dijo.

Los abrí y todo estaba oscuro a nuestro alrededor. Era de noche. Sonreí levemente y tome una de sus manos.

- Vamos – le dije. Me miró extrañado.

- ¿A dónde? – me preguntó.

- A despertar lo bueno dentro de ti.

Más que extrañado asintió y salimos de casa. Era una linda noche. Un poco fresca, el cielo negro estaba siendo cubierto por nubes. ¿Estará Dios descubriendo lo que tengo pensado hacer, y por eso se está enojando? No lo se, y no me importa. Lo único que quiero es mirarlo a él. Llegamos al viejo parque que estaba a pocas cuadras de mi casa. Sin soltarnos de la mano caminamos hasta allí. Divertida corrí hasta una de las viejas hamacas y me senté.

- Quiero sentarme contigo – me dijo.

Asentí y me puse de pie. Se sentó en la hamaca. Lo mire fijo a los ojos, me acerque a él y me senté sobre sus piernas, colocando alrededor de su cintura las mías. Comenzó a mecerse. Coloque una de mis manos sobre sus cabellos y lo acaricie suavemente.

- ¿Qué quieres por tu alma? – me preguntó. Baje mi mano por su oreja, y la acaricie.

- Aun no lo se – le dije.

- ¿Cuándo lo sabrás?

- Tal vez, mañana. Pero ahora no hablemos de eso. Solo déjame mirarte y tocarte. ¿Nunca has soñado con no ser el Diablo? – le pregunte.

- No, nunca. Siempre acepte esto que soy y no me quejo – dijo.

- Quiero hacerte un regalo – le dije.

- ¿Qué cosa? – me preguntó. Sonreí levemente.

- Algo dulce, algo raro.

- Va a llover – me dijo. Levante la cabeza y mire al oscuro cielo.

- ¿Cómo lo sabes? – le pregunte. Él también miró hacia arriba.

- Huele a lluvia – dijo.

Respire profundamente y ese refrescante olor entró por mi nariz. Volví a mirarlo a los ojos. Se acercó más a mí y apoyó su cabeza sobre mi pecho. Yo solo acariciaba su pelo. Se seguía meciendo sobre la hamaca, con cuidado.

- Me haces tan bien – dije despacio.

Comenzó a llover. La fría lluvia comenzó a caer sobre nosotros. Se alejó de mí y me miró a los ojos. Sonreí y levante la cabeza para que las gotas mojaran mi rostro. Esta sensación era tan increíble.

- ______ – me llamó. Volví mi mirada a él

- ¿Si? – le dije suave.

- Quiero que me des algo – dijo.

- ¿Qué cosa? – pregunte.

- Comparte un beso conmigo – susurró.

La lluvia se hizo más intensa. Estábamos completamente mojados. Él se seguía meciendo en la hamaca. Desde que lo vi, quise besarlo. Y ahora no puedo ni respirar. Sonreí levemente. Coloque uno de mis dedos sobre sus labios y los separe levemente. Todo mi cuerpo estaba temblando. No podría detenerme. Después de esto ya no habrá marcha atrás. Ya tiene mi corazón.

- Prométeme que nunca olvidaras este beso – le dije.

- Te lo prometo.

Sin seguir dando vueltas me acerque lentamente a su boca. Mi corazón, casi se salió de lugar cuando choque contra sus labios. Como si nunca hubiera besado a nadie en mi vida, me encontré totalmente perdida ante esto. No sabía que hacer. Su boca se empezó a mover, para darle señal a la mía. Con cuidado sus labios pasaban sobre los míos. Todo daba vueltas a mí alrededor. Se alejó dulcemente, para volver a acercarse. Nuestras lenguas se mezclaron en un suave baile. Y mi corazón, mi corazón iba a explotar. La lluvia seguía siendo fuerte. El sabor de sus labios, mezclado con la del agua salada, era el mismo cielo. Se puso de pie conmigo encima. Nuestras bocas no podían alejarse. Coloque mis piernas en el suelo, pero apenas pude tocarlo. Estaba entre sus fuertes brazos. Con cuidado me aleje de él. Necesitaba mirarlo a los ojos. Sonreí levemente. Levanto su mano y acaricio mi rostro. Cerré los ojos, ante el caliente contacto.

- Volvamos a casa – dije.

Asintió levemente. Tomó mi mano y comenzamos caminar debajo de la lluvia. Me gire a verlo y sonreí bobamente. Detuvo su paso y con un tirón me acerco a él para besarme. Mis piernas temblaron. Coloco una de sus manos en mi nuca para acercarme más a él. Jamás nadie me había besado de esta forma. Él era tan increíble, que de verdad no parecía que nunca besó a nadie. Me aleje de él para tomar aire, y al abrir mis ojos mire sorprendida a mí alrededor. Estábamos en la puerta de mi departamento. Lo mire bien. Sonrió abiertamente.

------------------------------------------

-----------------------> sigue 

Donde pasas tú,pasa el fuego. |adaptada||Justin Bieber & ____|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora