Capitulo 9: Registro

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La carne de cambrio sabe increíble, el jugo de buka es más que refrescante, ninguna parte de mi parece tenso. Cómodo, refrescado, ligero. Es obvio que la comida no es mejor de lo que fue en la cena de ayer, pero me importa poco el descubrir que es lo que me tiene tan contento, es una molestia comparada con el bienestar que siento.

-¿Alguien parece animado? Dos, mejor dicho.- Su aire coqueto se hace notar en la pronunciación.- No sé de qué hablas.- Me mira cómplice mientras mastica la jugosa carne.-Solo es un buen día.- Contesto como si nos leyéramos la mente.- Seguro es por las inscripciones de hoy. Vali y yo nos vamos a la Asociación de Aventureros.- Animada mientras mastica, toma un trago del jugo y me jala de la mesa.

Subimos los peldaños.-Alista tu equipo, lo necesitarás para la prueba.- Cambio el pijama por mi ropa normal.-Ya estoy listo.- Me espera fuera la rubia.-Bien vámonos.

Su vestimenta es diferente en todo sentido. El cabello esta domado en una coleta, prisionero de un hermoso pasador plateado. Su vestido azul de una pieza se oculta por la armadura ligera, las placas plateadas cubren pecho, abdomen, hombros y antebrazo, desde las rodillas hasta abajo. Un estoque pasea cómodo en el cinturón. Deja ver muchos huecos de azul y piel pero cubre lo que es vital.

-Apresúrate.- Llegamos al comedor donde ya están sentados los primeros clientes del día, las chicas coloridas entre ellos.-Vuelvan pronto.- Despide Belial.- Cuidado y compórtense.- Mezcla algunos licores, Káiser. Las coloridas también despiden aunque lo suyo son bromas y comentarios.

Seguimos las calles ascendentes de ladrillo gris, algunas tiendas abren y saludan a Lefia. Las casas adosadas parecen formar un corredor, interrumpido por callejones que forman pasadizo a nuevas rutas. Pasamos una floristería, los colores y fragancias son refrescantes en esta jungla de ladrillo y madera procesada. Las calles laberínticas y las cuadras de formas tan irregulares y variadas me desorientan, si no fuera por Lefia creo que me perdería.

-Bien, llegamos.- Nos detenemos frente a una herrería.- Vamos a la A.A, ¿recuerdas?- Entra a la tienda mientras la sigo de cerca. Es una sala muy amplia llena de armaduras montadas, pesadas, ligeras, de maya, placas, y muchas más. Las armas en el mostrador se ven increíble, relucientes y afinadas, desde espadas y dagas hasta arcos y masas.

-¡Viejo Goro!- Grita apoyándose en el mostrador.-Buenos días Lefia.- Desde unas cortinas tras el mostrador sale un hombre grande y algo gordo, sudor corre por su frente, este es limpiado por sus guantes de cuero que sostienen un martillo. La sala de la que viene emana un gran calor sofocante.

-Vengo por algo de equipo, me muero por ver que me tienes hoy.- El hombre sonríe encantado al hablarle, su comportamiento adorable debe encantarlo. Termino de ver las armaduras y me acerco a ellos.- ¿Qué quieres?, aléjate de ella mocoso.- Su vista cambia a amenazarme, el "no te le acerques a la señorita" me llega directamente.-Tranquilo señor Goro, él es de quien te hablaba es mi compañero así que necesita equipo.-

Vuelve al hombre amigable y bonachón.-Lo siento, pensé que se trataba de uno de esos idiotas que quieren una oportunidad con la señorita Lefia.- Sale del mostrador para darme la mano y hablar cara a cara.- ¿Qué es lo que buscas exactamente?- Miro a mi alrededor.- Una de esas.- Apunto a una armadura de placas gruesas y superpuestas, incluso el casco tiene rejillas.

-Idiota, no creo que puedas con algo tan pesado.- Me reprocha Lefia.- Pero esa es genial.- Seria increíble llevar algo tan potente.- Este chico sabe apreciar una buena armadura.- Se ríe orgulloso de que sus creaciones atraigan el interés.- Para ti sería más apropiado algo ligero, por tu contextura y estatura... una ligera de placas sería suficiente.- Levanta el pulgar y se va hacia el mostrador.- Tiene razón, te he visto en acción, una ligera permitiría libertad, flexibilidad y agilidad.-

Ávila: Cazadores de liverdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora