Capitulo III.

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Pasaron 2 años desde aquellos días, todo se volvió gris, triste, solitario para mí. A mi padre lo habían ascendido pero tenía que trabajar más lejos, así que tuvo la gran idea de mudarnos, ese año entraba a segundo de secundaria, iba a ser una nueva experiencia, casa nueva, escuela nueva, pero no me ilusione mucho. Cuando llegamos a la nueva casa se veía todo normal, una casa de dos pisos, dos habitaciones, dos baños, cocina equipada, sala comedor y un desván muy grande tan grande que parecía una habitación, decidí que lo convertiría en mi refugio. Después de dos semanas desempacando, todo había quedado perfecto, como siempre mi padre se fue a su trabajo, mi madre salía con cualquier pretexto, se me hizo raro porque un carro la recogió pero no hice caso, saque mi violín de su estuche y empecé a tocar. Hace un año y medio atrás me había graduado de la escuela de música, mi maestro me decía "niño prodigio" pero nunca me importó ser o no eso para mí lo más importante era el sonido del violín al tocar, me calma, me hace olvidar todos los problemas, la tristeza, cuando abrí los ojos y vi la hora, baje a comer algo, no había nada bueno, pero comí lo que había, que era una sopa instantánea y huevo revuelto, volví a mi habitación y me eche en mi cama –Ya pronto entrare a una nueva escuela... – Me puse pensar en cómo seria, pero al poco rato me quede dormido.

Esos días pasaron muy rápido, ya me encontraba en la escuela, uno que otro alumno se me quedaba viendo pero los ignore, entre a mi salón y me senté en el pupitre del rincón, cuando llego el profesor todos guardaron silencio.

-Buenos días alumnos, Bienvenidos de nuevo- Empezó a leer la lista de asistencia. – Vaya parece que tenemos alumnos nuevos, ¿por qué no se presentan?

En el salón solo había 3 alumnos nuevos y yo era uno de ellos, cuando los otros dos acabaron de presentarse desvié la vista – Oh no... Alguien ayúdeme – Viendo que no me quedaba otra opción me levanté, dirigí la vista hacia el profesor.

-Mi nombre es Johan, Johan Lee Miller... Tengo trece años

Al terminar de decir eso tomé asiento, sentí como todos me veían pero ¿qué querían? No les voy a contar mi vida entera, el profesor al ver ese incómodo momento decidió empezar la clase, cuando tocaron la campana para el almuerzo todos se levantaron y salieron de inmediato ¿una estampida, terremoto o qué? Me levanté y salí del salón, me dirigí hacia el patio de la escuela, era bastante grande y muy calmado, solo había ruido, en la cafetería y los pasillos, pero este lugar era muy tranquilo, por eso lo escogí, me senté en una banca, de repente sentí la mirada de alguien, gire mi cuello lentamente hacia aquellos ocho ojos mirándome, eran ocho ojos mirándome, preferí levantarme e irme a dar una vuelta, eran como un monstruo sobre mí. Tan incómodo me sentí que preferí levantarme e irme a dar la vuelta, apenas di unos pasos cuando alguien me tomó la manga del suéter –Disculpa...- era la voz de una mujer, di la vuelta para verla mejor, ví a una chica un poco más baja que yo, se notaba que era tímida, con una pequeña sonrisa en mis labios respondí.

-¿Si? ¿Que necesitas?

- Mi nombre es Maggie... Mis amigos y yo notamos que eras nuevo, queríamos invitarte a que te nos uniéramos, te vimos muy solo. No tomes a mal nuestra curiosidad por tí.

Estaba a punto de decirle que sí, pero un viejo recuerdo vino a mi mente, el recuerdo de mis viejos amigos que me dieron la espalda cuando más los necesite, esa sonrisa desapareció, con una voz totalmente seria dije – No gracias, no me gusta tener amigos – fue lo último que dije, di media vuelta y me fui al salón pues ya no tardaban en tocar, dejando a ese gran monstruo de ocho ojos.

Transcurrió el tiempo, y sin darme cuenta tocaron la campana anunciando la salida, tomé mis cosas y me fui, estaba saliendo de la escuela cuando de repente dos chicos más altos que llegaron por detrás y cada uno me sujeto, la chica de antes y otra se pusieron delante de mí.

-Así que rechazaste a la pequeña Maggie ¿eh? Tanto que le costó acercarse a ti...- Dijo el más alto de los chicos.

Maggie: -¡Eso no es cierto! Bueno... Solo queríamos saber ¿por qué lo hiciste...? ¿Por qué dices que no te gusta tener amigos? –

-Vamos chicos suéltenlo, no queremos causarle miedo... - Dijo la otra chica, se veía totalmente tranquila, no sabía que responder, me quedé sin palabras, hasta que los chicos le hicieron caso y me soltaron, quería escapar pero algo me detuvo ¿Qué habrá sido eso? No lo supe, desvié la vista y con voz un poco seria y baja les respondí.

- No me gustan... creo que son una pérdida de tiempo...

Al decir aquéllas palabra se sorprendieron, pareció que mate el momento feliz, me sentí realmente incómodo, la chica me tomo de la mano y me sonrió, me quede confundido ¿Por qué sonríe? Y entonces agregó

-Te equívocas, no lo son... ¡Ah! Que groseros somos – dijo con sarcasmo - el de allá – señala al más alto – es Zac y el otro es Félix, ya conoces a nuestra tímida Maggie y bueno yo me llamo Zaira, mira queremos ser tus amigos porque sabemos por lo que estás pasando. Es difícil ser el chico nuevo y que no conozcas a nadie, solo danos una oportunidad ¿Si? Solo te pedimos eso.

La chica hizo una señal y se fueron todos, me quedé pensando unos momentos ahí, parado, ¿y si lo intento una vez más? Todo el camino de regreso a casa lo pensé. Llegué a casa, me encontré con mi madre, la mire de reojo y con un aire de fastidio me fui a mi habitación para empezar a hacer la tarea. Al terminar recordé la propuesta de aquellos chicos, estaba inseguro, di varias oportunidades a personas para ser mis amigos, de entrar a mi vida ¿Y cómo me lo pagaron? Dándome la espalda, diciendo cosas horribles de mí, me cansé de confiar y preferí estar solo, no podía dar una respuesta así de fácil, "lo pensare luego" me dije, fui por vaso de leche y me fui a dormir.


Tu eliges tu propio camino.Where stories live. Discover now