En la plaza a las 12

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Romina estaba agotada de su relación con Mario. Llevaba años diciéndole que ya esto no iba a funcionar, pero él no quería entender. O mejor decirlo de esta manera: lo entendía perfectamente pero no quería perder a Romina.

Hay personas que se niegan a enfrentar los hechos y Mario era uno de ellas. Sabía que Romina tenía a alguien, pero no quería descubrir... indagar más de la cuenta. No quería sopesar la amargura, el saber.

Hace unos pocos años, Romina conoció a Víctor y hasta hace poco que se dio cuenta que podía hacer una vida con él. Al principio, Víctor fue su amante, pero con el paso de los años se transformó en su algo más serio.

Se paseaba de la mano sin tener vergüenza en lo absoluto. Ojalá, pensaba ella, que alguien los descubriera... y así no tener la carga de sostener esta relación por más tiempo.

En la semana, Romina se percató, mejor dicho decidió ya no estirar más aquel tormento, y le propuso a Víctor fugarse para siempre. Ellos tenían dinero, lo habían acumulado en secreto hace un tiempo, ya que habían procurado ahorrar por si pasaba cualquier cosa.

Así que dejaron todo claro para que Romina escapara un día Martes de Junio.

Ese junio el día cayó en 13, martes 13 y quedaron de juntarse en la plaza. Aquella que se rodeaba de bancos y picadas de restaurantes. Aquella plaza que fue testigo de sus primeras caricias.

La hora de junta era a las 11 de la noche... Romina llegó pasado 15 minutos... y al parecer Víctor aún no llegaba...

Pasó media hora más y Romina se empezó a impacientar. Meditó también en que quizás todo esto no era correcto, pero no le importó. Hace un tiempo que Mario le desagradaba. Pensar en él era ocasión para alegrarse de estar dañándolo.

Pensaba en esto, cuando le pareció raro ver tan tarde a unos niños arriba de los juegos.

--- Curioso... era un parque, pero no se veían adultos... podrían ser pequeños delincuentes... o no lo sé... había una actitud extraña en sus maneras de jugar...era como si fuera todo muy mecanizado: sus piruetas, sus malabares, estaban condicionadas a ser de la misma manera, una y otra vez...--- meditó Romina.

--- ¡Y no hablaban...entre ellos...ni un comentario....nada!--- se extrañó.

Romina se levantó. Caminó, poco a poco, hacia los juegos.

De alguna forma se olvidó por completo de su plan, de Víctor o de Mario. Sólo quería ver algo... a medida que se acercaba, notó como los chicos jugando gruñían.

¡Dios... mío!..........¡¡Dios!!

...............

.......Aaaaaaaaaaaaah!!!!!!

Unas personas que salían de un pub divisaron a Romina gritando... estos vieron que la mujer apuntaba algo sobre los juegos de una plaza.

Cuando llegaron a ver de que se trataba quedaron pálidos... un hombre colgaba degollado de uno de los fierros del juego. No lo conocían... pero Romina sí. Era Víctor.

Que horror, ver su cara... ¡sus ojos sin vida! Romina despertó con esos ojos muchas noches... no había explicación para algo así. Y esos mocosos... ¿de dónde venían? ¿De dónde habían salido? ¿Había sido producto de su imaginación?

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2020 ⏰

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