Se mantuvo semi - inconsciente hasta que la ola retrocedió. Herido y en estado de shock, se dejó caer de donde estaba enganchado y permaneció horas allí tumbado, esforzándose por respirar y no congelarse, hasta que un bote rescatista fue por él. Fue parte de los 10 sobrevivientes de las 40 personas en total que estaban en la isla, que fue completamente arrasada por el tsunami. No quedó flora en ella, y los árboles que quedaron en pie se quemaron producto del agua salada que los cubrió dos metros y un poco más. Perdieron sus hojas y quedaron convertidos en largas varas secas.Kyungsoo pasó tres días solo atendido en un hospital de campaña cuando su madre lo encontró. Recién en ese minuto se permitió llorar a lágrima viva lo sucedido y gritar por Jongin, en que tenía que buscarlo, en que debía estar en otro hospital, perdido y solo. Recordar lo destrozaba, no asumía que lo había perdido en el tsunami y que se pudo haberse ahogado en el mar. No lo soportaba. Su madre lo abrazaba todas las noches para ayudarle a conciliar el sueño.
Apenas pasó un par de días más y Kyungsoo recuperó la cordura. Fue consciente de la carencia del hospital de campaña de personal médico, se dio cuenta que el pueblo también fue inundado por la gran ola y fue destruido en toda la zona costera, casi llegando al centro del poblado, sobrepasado por ambos lados por la subida brutal del río. Se dio cuenta de la gran cantidad de gente herida, la falta de comida, la angustia, el dolor. No siguió pensando. Se enlistó como médico auxiliar, ayudando a curar heridos y enfermos del terremoto y posterior tsunami en los hospitales volantes, levantados debido a la caída del edificio que ejercía de consulta médica en el lugar. Ayudó a los rescatistas en la búsqueda de sobrevivientes, esperando encontrar a su negrito atrapado entre los escombros de destrucción que dejó la ola. Ofreció su mano como forense para identificar víctimas y entregarlas a sus familiares, para su pronto sepelio. En todos lados tuvo la esperanza de que Jongin apareciera. Interrogó a la Armada y a los buzos tácticos que empezaron a buscar víctimas en la Isla Geho, pero no hubieron más que unos tres cadáveres, sumados a tres más que fueron localizados algunas millas por la costa. Ninguno era Jongin.
Fue difícil enfrentar a la familia de su novio unos días después. Recibir la bofetada de la madre de Jongin fue lo que esperaba, pero su padre la disculpó a ella, pues sabía que Kyungsoo no era responsable de lo sucedido, de que su hijo haya ido a ese lugar a perder la vida. Los puentes no se restituyeron hasta algunos días después, cuando se encontraron en distintas oportunidades en la carpa temporal de la Marina, tratando de saber sobre nuevas víctimas. Eso, y ver a Kyungsoo trabajar sin cesar entregando atención médica, alimentos y consuelo a la gente de su tierra.
Jongin no apareció. El mar nunca lo devolvió. La isla volvió a la normalidad despacio, sus edificios se levantaron desde el suelo, su gente volvió a levantar sus casas y recuperar en parte las pérdidas materiales de medio pueblo que se llevó el mar. Eso que llamaban "reconstrucción" llegó lento, sumido en la debilidad y la ausencia de las personas amadas.
Kyungsoo jamas volvió a ser el mismo después de aquello. Su duelo se hizo permanente y silencioso, mientras terminaba sus estudios como médico y se perpetuaba cono viudo de Jongin, siendo mirado de esa manera por la gente en la universidad que sabía de lo sucedido. A veces se pasaba por los salones de baile de la Facultad de Danza y el dolor le apretaba tanto el pecho, que sentía que su corazón explotaría. Baekhyun siempre iba a su rescate y lo sacaba de allí a tiempo, antes de terminar de romperse por esa pérdida incompleta de su bailarín. Eso duelo que sentía que jamás iba a cerrar.
Entre la madre de Jongin y él se selló un pacto de respeto mutuo, hasta que el tiempo les permitiera abrazar sus heridas y consolarse mutuamente.
Apenas se graduó de la escuela de medicina volvió a su tierra natal. Su madre lo recibió con los cabellos canos y la sonrisa triste. Se dedicó a cuidar de ella y velar por las necesidades de sus habitantes. Los colores, la vida de campo, el olor a mar, el sol y la alegría volvieron a ser las mismas, a pesar de las cicatrices que quedaron en los edificios sin reconstruir y los parches entre los viejo y lo nuevo, haciendo que la mixtura fuera real, palpable. Lo único que no se recuperó fue la isla Geho, que siguió siendo un islote desierto color cartón, cuyos árboles estaban secos y sin hojas, producto del daño del agua salada.
Es ahí donde Kyungsoo se da una vuelta todos los días en un pequeña lancha de motor, para sentarse en un banquito de piedra frente al monolito que conmemora a los muertos de la isla. En la piedra se puede leer el nombre de Jongin, junto al de varias personas más, que el mar no quiso devolver. Acomoda con dedicación las flores blancas que lleva sin falta, mientras de fondo suena alguna pieza de ballet que pone con su teléfono, de preferencia las que le gustaban a su moreno. Toca el monolito y llora, porque se siente culpable de no haber podido salvarle, de no haberlo sostenido con más fuerza, de no haberse lanzado apenas el mar se lo quitó. Conversa con él, le pregunta como está y si se volverán a ver, porque lo extraña demasiado. La vida del doctor Do pasaba lenta por sus ojos, mientras el tiempo lo hacía adulto y el recuerdo de su moreno se quedaba para siempre en aquella isla.
*El hecho en que se basó esta historia fue REAL. Un sobreviviente contó como perdió a su esposa e hija, y a pesar del dolor, prestó servicios como paramédico en la emergencia. Su testimonio me partió el alma y me llenó de admiración. Este texto va en humilde homenaje para él y todas las víctimas del 27F.
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Amanecer
FanfictionUna noche... Una noche es suficiente para que el pueblo arda y luego se hunda en la más densa oscuridad, apagando todo, arrasando todo. Kyungsoo y JongIn enfrentan la peor noche de sus vidas, una llena de oscuridad, donde la única luz es aferrarse a...