Él Es Para Mí

2. Si no es para ti, no es para ti

Desperté con la cabeza hecha un lío y con los ojos que me arden cada vez que quiero abrirlos, he pasado la peor de las noches pensando en lo que debo de hacer para no volverme loco por mi tutor y no perder eso que tanto anhelo, sin embargo, no vino nada a mi cabeza y Morfeo cansado de esperar me llevó a la fuerza a su tierra del nunca jamás; ahora que he regresado del país de los sueños puedo decir que no tuve un viaje agradable y mi cara lo decía todo.

Me levanté de la cama y fui hasta el baño, mi rubio compañero ya se había adelantado y prueba de ello es la ropa regada por el piso y el suelo de la ducha mojado. Tal vez tiene clases más temprano.

"Cuando te bañes has el favor de sacar tu ropa del baño"

Escribí en el teclado de mi móvil para mandar el mensaje a ese enano malhumorado que debería ser más cuidadoso. Sí es verdad que nuestro departamento no es lo más bonito pero es cómodo aún con una mesa con latas de cerveza vacías, bolsas de frituras por el piso, una televisión en el piso con una consola a su lado... Que paraíso mencioné irónico en mi cabeza, pero está bien al menos para dormir.

Una ducha y un desayuno rápido han sido parte de mi mañana junto con un traslado a tiempo a la Universidad. El primero en recibirme fue mi castaño compañero Jin.

- ¡Hoseok! ¿qué te pasó? Halloween aún no llega y tú ya estás disfrazado- comenzó a reír y yo quise disparar rayos láser por los ojos para darle justo en la mitad de la frente-¿mala noche?

-la peor- mencioné

-¿porqué?

Las palabras se atoraron en mi garganta y mi cabeza comenzó a pensar a máxima velocidad porque ¡no le voy a decir que tengo cierto desliz por mi tutor!

-No se me da bien el cálculo y el tutor es bueno pero umh... No, no se me da

-Bueno, pues es tu último recurso o te pondrán fuera del colegio -comentó con cierto aire de pena

- Sí, bueno. Tengo otras cosas de que preocuparme

Las clases comenzaron y todo transcurrió normal o eso creía, el tiempo era tan lento que no veía la hora para volver a ver a BaekHyun ¡Dios! Tú que eres grande no prolongues mi agonía...

¡Al fin! el último campanazo que marca la hora de término de clases llegó y yo por dentro me regocijo como niño con juguete nuevo, no podía esperar y tengo la emoción como de abrir ese juguete para tocarlo, a excepción de que Baek no es un juguete, no para mí.

Durante la clase de tutoría no podía pensar claro y me tomó un poco más de tiempo retomar la lección pasada ya que necesitaba aprender lo más que se pueda porque este día era el definitivo: me declararía a BaekHyun y si los dioses del olimpo, del espacio o de la atlántida me favorecen sería la persona más feliz.

Ya veía mi futuro al lado de este chico, los paseos al parque, al jardín o las salidas a los bares; quería pasear con él y presumir a un chico tan bello a mi lado. No me importa que me digan marica, para mí el mundo giraba alrededor de la hermosa sonrisa de Byun BaekHyung.

Al término de la hora, ya estaba listo para declarar mis sentimientos, dejaría que todo fluyera naturalmente y se lo diría...

-Hoseok... ¿qué harías si te gustara una persona cercana a ti? ¿se lo dirías?- Me tomó por sorpresa el que él hablara de algo que no fuera la clase; siempre soy yo quien dice algo fuera de lugar y ahora es él quien me deja sin palabras.

-Yo, amm bueno, si esta persona me importa mucho se lo diría...

-Pero ¿y si te da miedo de perderle? Ya sabes ¿no sería mejor callarlo para poder estar cerca de esta persona que amas?

-¿algo así como amarle en silencio?- BaekHyung asintió rápido y yo me tomé un respiro para poder hablarle con mis sentimientos en mano- Tiene que llegar un momento en donde puedas decirle lo que realmente sientes, lo feliz que te hace sentir y lo increíble que es que gracias a esta persona puedas mantener una sonrisa en la cara sin que desvanezca o te duelan las mejillas. Más que nada, es el valor que te da para querer gritarle a todos cuanto te gusta y estar a su lado en las buenas y malas. Decirle que siempre estarás allí para ella.

-¡exacto! Así es como me siento- Los ojos de BaekHyung se iluminaban y yo cada vez más tenía esa confianza en mí para declarar mis sentimientos hacia él. Quería vomitar verbalmente todo lo que él me hace sentir- Siento que si no le digo, voy a explotar

-Baek... Yo... -iba a vomitar, mi estómago hacía una presión sorprendente hacia arriba y el ramen que comí en la mañana iba a salir completo por mi garganta. Sentía que la respiración me faltaba y me iba a desmayar pero ya no quería guardarlo, lo tenía que decir ahora- tú me gustas

BaekHyung sonreía con esa sonrisa rectángular y yo no sabía si es algo positivo o si iba a tomar su cuaderno y me iba a dar de ostias con el...

-tú también me gustas, Hoseok -miró su reloj y comenzó a juntar sus cosas- nos vemos mañana. Estudia el capítulo 9 para mañana ¿de acuerdo?

Y sin más se fue, yo no podía creerlo ¡me correspondía! Y eso es lo más increíble pero lo mejor que pudo pasarme después de conocerlo. Me puse a saltar y a gritar como loco hasta que escuché el sonido de la puerta que dejó ver al intendente que me veía raro

-¿te pasa algo, hijo?- preguntó preocupado.

-¿¡qué!? ¡No! Estoy bien... Emocionado, ya sabe- sonreía como tonto y no podía pararlo.

Tomé mis cosas y salí rápido de allí, tenía que decirle a alguien lo que sucedió y necesitaba compartirlo o yo me transformaría en una pequeña esfera que explota y arroja confeti por todos lados. Iba a decirle a Yoongi lo que me sucedió, la maravillosa historia que a penas iba a empezar.

Salí corriendo del salón para llegar rápido a casa y a lo lejos pude ver a BaekHyun, quizás debería acompañarle a casa e ir juntos hablando de nosotros, ya saben, para conocernos mejor. Sin embargo, todas esas ganas de bailar y sonreír fueron eliminadas como un zapato elimina a una cucaracha.

BaekHyun besaba a otro chico o tal vez era mi imaginación, ese chico tan alto que una vez había recogido al castaño de mis sueños estaba allí, tomando entre sus manos al pequeño y delicado rostro de BaekHyun... Todo mi mundo se caía y mientras ellos se sonreían yo derramaba el último gramo de esperanza que albergaba mi alma.

¿Por qué él no podía ser para mí? ¿Por qué él no me correspondió a mí?