CAPÍTULO 3°- HAROLD

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May Anderson / Kaya Scodelario


Despierto de golpe al escuchar el timbre de la puerta sonar, me quedo minutos mirando hacia la nada, trago la saliva amarga de la mañana y espero a saber si el sonido lo escuché en sueños o ha sido real. Me froto los ojos y el cabello con las manos, observo mi habitación con los ojos entrecerrados y bostezo aún adormilada.

De pronto el timbre vuelve a sonar ¡ Mierda! no era un sueño. Me arrastro del dormitorio y corro hacia el cuarto del baño, cepillo mis dientes y lavo mi rostro, tomo un peine del pequeño mueble café y me hago una coleta en el cabello, y así, brinco los escalones en dos hasta llegar hacia la puerta.

— ¡ Oh Dios mío!. — Murmuro al tenerlo frente a mí.— Harold... Que gusto verte.

Él sonríe y me toma de la cintura para crear un abrazo, lo rodeo del cuello y escondo mi rostro entre su hombro, su colonia sigue siendo la misma y no recuerdo cuando fue la última vez, que la llegué a disfrutar de esta manera.

— Así que... ¿ Ahora vivirás aquí?.— Pregunta y luego pasa tomando el camino hacia la sala. Le sigo a paso lento mientras que Harold observa cada detalle del departamento.— ¿ Sabes cual fue mi reacción, al enterarme de tu boda?.— Niego apoyada en el sofá, éste chico, no se parece en nada al Harold que conocí en la preparatoria.

— Dije... Se va, ahora solo quedaremos Jace y yo.

— Ah.— Es lo único que logro decir. Él, es mi mejor amigo, con quien he compartido miles de momentos divertidos, ahora está frente a mí. Y no sé que pensar.

[ ... ]

Harold no ha dicho ni una palabra, desde que dejamos el departamento. Hemos caminado horas sin dirección, y no ha dejado de suspirar desde que le abrí la puerta. Y ver a Harold preocupado, todo me resulta bastante confuso.

— ¿ Desde cuando estás aquí?.— Pregunto para calmar el ambiente incomodo. Harold levanta la vista, y se pasa una de sus manos por su cabello alborotado con frustración.

La última vez que estuvo aquí, dejó en claro que no volvería nunca más a Seattle, ahora no dejo de preguntarme ¿ Que le hizo cambiar de opinión?. Suspira de nuevo y al final contesta.

— Hace una semana.— Susurra y baja la cabeza. Me detengo de golpe al escuchar su respuesta, sin embargo el sigue caminando, pero al darse cuenta que no le sigo retrocede.— ¿ Que sucede?.

— ¿ Que sucede?. Harold, estás aquí hace una semana y yo... ¿ Apenas me entero?
¿ Porqué?.

Él se encoje de hombros y comienza de nuevo la caminata, le fulmino con la mirada aunque no pueda verme, y le sigo, por que quizá esté preparándose para huir y no hablar del tema.

— No losé. Eres una mujer muy ocupada... Y ahora, solo tienes cabeza para tu boda y Max.— Suspira hondo y se vuelve para mirarme.— Tú tranquila, por ahora estoy con Jace, me ofreció su departamento cuando le llamé. Al menos tengo comida gratis.— Sonrío, aunque aún estoy cabreada.

— ¿ Por ahora?.— Pregunto. Se vuelve a verme, tiene los labios apretados y parece muy triste, nos detenemos por completo y tomamos asiento en la banca más cercana, me siento totalmente desconcertada por la situación en la que me encuentro.—
¿ Harold?.

— Está viviendo con Kendall... Su hermanastro.

— ¿ Hermanastro?.— Frunzo el ceño.

— Si.— Esboza una sonrisa. — ¡ Todo es un caos ahí!.

[ ... ]

— ¿ Estás planeando quedarte para la semana que viene?.— Pregunto y puedo sentir mis mejillas arder.

— Mm.— Responde muy incómodo. Ladeo la cabeza preguntándome que clase de respuesta fue esa. ¿ Y porqué parece muy molesto?. Él levanta la mirada y hace un gesto para que volvamos a casa, después en el camino nos quedamos en silencio, por que no tenemos nada más que decirnos.

Sé que no estuvo un largo tiempo aquí conmigo, y lo primero que debí preguntarle antes de que pasara a mí departamento, era el porqué de su regreso. Pero también siento que no es el mismo, que algo ha cambiado entre nosotros, siento que nos hemos distanciado. Al llegar, abro la puerta y le invito a pasar, subimos escalones y él se detiene justo en la entrada de mí habitación.

Me siento al borde de la cama y le observo, tiene un gesto juguetón y de vez en cuando esboza una sonrisa.

— ¿ Max se molestaría si llego a tocar tu cama?.— Me mira fijamente y luego señala de nuevo ala cama. No puedo evitar, que una estúpida sonrisa se dibuje en mis labios, al recordar lo que hicimos ayer.

— No es como si nos fuéramos a enrollar. — Digo entre risas. Los nervios surgen al verlo inclinarse cerca de mí, no voy a negarlo, siempre he amado ese toque juguetón de él hacia a mí o Hannah, e incluso Jessica.

Pero en estos momentos no se detiene, está tan cerca que su aliento pega en mi rostro y puedo sentir mi pecho agitado. Veo sus dedos aferrarse en mis hombros y éstos me inclinan hacía atrás, contengo las lágrimas mientras que me mantengo firme, ocasionando un dolor por la fuerza que Harold hace al querer recostarme sobre el colchón.

— ¡ Ah... Harold!.— Gimo de dolor y lo lanzo lo más lejos de mí.

Lo miro con confusión, esto no lo esperaba, mucho menos por parte de él. Ahora me siento realmente enfadada, y el coraje sale maldiciendo silenciosamente ala persona que no logro reconocer.
¿ Que lograba con hacer tan siquiera el intento?. ¿ Y que hubiera pasado, si yo no estuviera locamente enamorada de Max?.

Miro por el pasillo deseando desesperadamente que mi prometido aparezca. Pero me he olvidado por completo de enviarle un mensaje ésta mañana.

— Lo siento May.— Dice en voz baja.

Él suspira y nos quedamos en silencio lo que parece una eternidad. Está haciéndose tarde y temo en que Harold no se marche, no me siento bien con él, es increíble que todo en un segundo pueda cambiar, estaba disfrutando de su compañía, ahora... No quiero estar con él. Solo quiero esconderme bajo las sábanas, hasta que desaparezca.

Siento su mirada en mí pero no estoy lista para verlo, y por la velocidad en que me late el corazón creo que moriré. Respiro profundo y me preparo para hacer algo muy poco común en mí. Me dirijo hacía la puerta y la mantengo abierta.

— Ya... Ya puedes marcharte Harold.— Deja caer sus brazos y se da la vuelta, me fulmina con la mirada antes de salir y dejarme completamente sola.

Busco con rapidez mi celular y al tenerlo en mis manos, me percato de algo muy extraño, está apagado.  ¡ Harold apagó mí celular!.

Stay Away : Broken Feelings 1 LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora