#1 EVIE

22 2 5
                                    


Ese día estabas tan fría como la nieve, al igual que siempre, tu piel seguía tan blanca como la misma, con decenas de moretones en ella.

Tan hermosa como una rosa, con tus labios de un color rojo carmesí que resaltaba y un vestido de un tono muy similar a tu piel.

Tan perfecta y delicada, a veces, sentía que ibas a romperte al más mínimo roce de mi piel con la tuya. Tenía tanto miedo de lastimarte... pero él no sentía lo mismo.

Él, simplemente no pudo evitar destruirte.

Evie, mi amor, voy extrañar tu risa, la cual siempre sin darte cuenta me contagiabas, voy a extrañar tus ojos color miel, tu pelo rojizo y largo... te voy a extrañar como jamás lo hice.

Las palabras que me dijiste la última vez que te vi fueron las que hicieron que me sintiera completo por primera vez, pero sabía que no tenía que hacerme ilusiones ya que vos ya estabas en una relación con alguien. Te veías tan feliz cuando él estaba con vos...

Nunca me di cuenta de que era toda una mentira, que tu sonrisa era falsa, que estabas asustada. Grabe error de mi parte.

Perdón por no haber estado ahí con vos esa noche, cuidándote. Evitando que ese monstruo te lastimara más y más. No puedo imaginar el dolor que debías sentir en esos momentos.

Un monstruo, eso es lo que Martín era.

Creo que si yo hubiera dado el primer paso mucho antes de que lo conocieras, seguirías conmigo, haciéndome llorar de la risa. A tu novio no le bastó sólo con golpearte, tanto ansiaba tu vida y tu dolor, que decidió llevársela. Terminó con ella fríamente y sin remordimiento.

Martín decidió mostrar su verdadero ser por primera vez el 25 de Diciembre, cuando me contaste por teléfono y en susurros, lo cruel que había sido esa noche, en la cual se supone, es para demostrar cuanto amor se le tiene a las personas más cercanas, pero no fue el caso de Martin, quien decidió mostrarte todo el odio que te tenía. No sólo fue esa noche, continuó así por mucho tiempo... pero vos nunca me dijiste nada y yo creía que nunca más pasó otra vez, ustedes dos se veían muy felices juntos.

Las apariencias engañan, me di cuenta de eso el día que te vi en la parte de atrás de la casa que compartías con Martín.

No había nadie en casa, sólo vos, fría y sin vida en el suelo de la entrada. El dolor que sentí al verte no dejó que ni una sola lágrima cayera de mis ojos. Respiraba agitado mientras hice el intento de salvarte llamando a una ambulancia. Como si hubiera servido, los enfermeros no hicieron nada al verte, sabían que ya nada se podía hacer. Yo también sabía que no se podía hacer nada, fue sólo por impulso.

Quiero que sepas, Evie, que donde quieras que estés, que algún día te voy a volver a ver.

Quiero que sepas, que voy a amarte el resto de mi vida. El amor que puedo sentir, te va a pertenecer a vos siempre.

Con esta carta, te despido. Vas a estar siempre en mi corazón.

-Siempre tuyo, Quentin.

Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora