lV Capituló

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-Gracias a Dios ya te vas, bueno gracias a tú amiga

Me montó en mi motocicleta y le saco el dedo del medio

-No creas que estó se queda así -Le digo mientras arranco la motocicleta-

Voy a toda velocidad por la carretera, los autos retumban sus bocinas y yo no tengo tiempo para discutir. Llego al departamento de Eduard y subo a toda velocidad, abró la puerta sin tocar entro desesperada

-¿Dónde está?

Nazareth me mira y puedo notar en sus ojos terror y alivio

-Está en la habitación, cuando llegue lo encontré tirado en la bañera esta débil y la fiebre no le baja

Camino con paso rápido por el pasillo -el apartamento no están lujoso ni tan grande, pero es acogedor y cálido para que viva una sola persona-

-¡Eduard!

-Mía ayúdame, Nazareth me esta dejando morir

-Lo sé, vamos al hospital ¿Dónde están las llaves del coche? -Le digo mientras lo ayudo a salir de la habitación-

-En la encimera

Esta tan débil que le cuesta hablar, llevo a Eduard al estacionamiento con ayuda de Naza, lo subo en la parte trasera del coche y salgo a toda velocidad a las calles. Casí chocamos, casí nos chocan pero no me importa -él es mi amigo el que me ha defendido me ha apoyado en cada locura que se me ocurré-

Freno en la entrada de emergencia, y Naza sale disparada a buscar ayuda mientras bajo a Eduard del coche. Llegan los enfermeros y se lo llevan en una camilla, entramos y una chica se nos acerca y nos dice que necesita los datos de Eduard

Pasan las horas, todos estamos desesperados tuve que llamar a los padres y contarles. Al rato sale un doctor de unos cuarenta y...

-Los familiares del joven Eduard

-Aquí -Dicen los padres-

-Tuvimos que hacerles unas pruebas y bueno no me gusta ser portador de malas noticias, pero el joven tiene leucemia y esta algo avanzada. Lo siento, ya lo pueden pasar a verlo

Cuando escuchó todo se me viene el mundo  abajo, comencé a sentirme asfixiada las paredes se cerraban tuve que tomar asiento. No sé cuanto tiempo pase así pero escuchó que me hablan

-Mía, mía, hay alguien ahí? -me tocan la cien-

-¿Si?

-¿Quieres pasar a verlo?

-Si gracias

Me levantó y camino hacia la habitación, las piernas me tiemblan, las manos me sudan. Abrí la puerta y lo veo tan débil con todos esos cables conectados a el, esas maquinas -Te odio hospital-

-Mía...

-¿Cómo estás? -Dios mío, suena tan débil como si se fuera a partir-

-He estado mejor

-Y lo estarás, siempre estaré contigo

Donde sea que estés...


En busca de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora