Mi rostro comenzó a tornarse rojo, la frustración no me permitía asimilar la noticia. --Tenemos que mudarnos de nuevo Santi, sé que es duro para ti, pero te prometo que esta es la última vez --. Esa frase la había oído año tras año, pero que podía hacer. Tamy es como mi madre. Es la única persona que tengo en el mundo. También sé que ella lo hace por mi bien, así era su trabajo y tenía que entenderlo. Entonces le dije intentando ser dulce. --No te preocupes Tamy, te quiero mucho y te seguiré asta el fin del mundo--. Mientras ella sonreía tratando de ocultar la enorme tristeza que cargaba encima. Ella tampoco estaba contenta con la noticia pero si quería mantener su trabajo, debía seguir esas órdenes.
Yo por mi parte, me pasé toda la tarde empacado cosas y a la vez imaginando como sería el nuevo lugar donde viviría, tengo 17 años y creo que he vivido en más lugares que cualquier otra persona en el mundo, hemos recorrimos desde Chile asta México. Muchas personas dirían que sería genial tener una vida así, inclusive yo lo pensaba cuando era un niño. Ahora ya no, pues nunca había tenido una novia, ni amigos, ni fiestas, ni nada. Mi vida era un fracaso.
A la 6 de la mañana siguiente, Tamy me despertó, pues un camión recogería nuestras cosas, pero nosotros iríamos en avión. Era primera vez que iba a viajar en avión y una emoción grande opacó mi gran y profunda melancolía.
Debo reconocer que la experiencia fue exitante, la disfrute muchísimo. Tamy no paraba de hacer llamadas y se veía bastante estresada, a mí en cambio me preocupaba donde iría a estudiar este nuevo año, faltaban tan solo dos meses para que las clases comenzarán. Pero a mí ya me estaba quitando la tranquilidad el tema.
Llegamos por fin a la casa nueva. Todas esas preguntas y preocupaciones que tenía, desaparecieron de golpe. Era la casa perfecta, con un jardín. Nunca antes había visto uno tan bonito, la casa era pequeña, pero impactante a la vez.
--¿Te gusta?-- me preguntó Tamy mostrando en su sonrisa la misma emoción que yo tenía. --¡Sí está hermosa! --. Respondí casi inerte, aún impactado por la belleza.El interior de la casa era aún más confortable, estaba un poco sucio, pero con unos cuantos retoques, estaría perfecta. Y eso hicimos, toda la noche, una alegría extraña que antes no parecía aflorar en nosotros, ahora se había convertido en ganas y entusiasmo. Por fin en la mañana llegaron nuestras cosas y no dudamos en instalar todo de inmediato,
El timbre de la puerta nos exalto, era evidente que no estábamos esperando a nadie, Tamy bajó de la segunda planta casi corriendo y abrió la puerta con una alegría imposible de ocultar. --!Hola vecinos, bienvenidos!--. Exclamó una voz muy dulce y amigable. --Soy Mirna su nueva vecina, vivo al frente y este es mi hijo Yahir--. Una fuerza instantánea volteó mi cabeza hacia el muchacho. De inmediato un joven blanco de ojos azules como el mar, clavó su mirada en Tamy para después proceder a decir la frase "mucho gusto". Entre lejos escuchaba como Tamy se presentaba como mi madre pero un nerviosismo había invadido mi ser por completo, no podía ni parpadear. Nunca antes vi alguien tan guapo, me decía a mi mismo. Después de unos segundos volvió mi conciencia la que me golpeó con un recuerdo. --Espera un momento--. Dije casi susurrando. --Yo a ti te conozco--. Para luego sentir una gota de sudor frío corriendo por mi frente.
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¿ME PERMITES QUE TE BESE?
Romance"NO SE PERMITEN REPLICAS NI ADAPTACIONES" Estaba sumamente molesto porque Tamy me daba la noticia de que nos volvíamos a mudar. No se ni porque me causaba tanta rabia, si año tras año lo hacíamos, solo que esta vez tenía la esperanza de que fuera...